-¿Estas molesto conmigo?
Miguel susurra despacio en su oído, sobre su hombro durante clases. Manuel cierra y abre los ojos despacio. Se dice que aún no. Que tiene que ser fuerte. Que no puede estamparle el puño en la cara a Miguel enfrente de toda la clase.
Hace su mejor esfuerzo por controlar su voz.
-¿Tengo por qué estarlo?
Y sin embargo hay algo en su voz que hace que Miguel haga una mueca. Poco le importa a Manuel si no le parece como le responde. A este punto, solo quiere que todo acabe y desaparecer.
Mira el reloj del salón, su lápiz meciéndose entre sus dedos. Son casi las tres. Un par de minutos más. Su vida es miserable desde hace un par de días. Y todo es culpa de Miguel.
¿Como puede sentarse ahí pretendiendo de esa manera? ¿Como puede tener la cara para mentirle de esa manera? ¿Como mierda puede decirle que lo ama, abrazarlo y besarlo cuando anda revolcándose con un extraño por las tardes?
El timbre suena, y Manuel mete sus libros y cuadernos dentro de su mochila tan rápido como puede, dispuesto a salir del salón como un rayo. No es tan rápido como para evitar que Miguel lo alcance en el pasillo.
-¿Quieres hacer algo mañana por la tarde?
Pregunta Miguel, y una sonrisa forzada, inquieta, se dibuja en su cara. Intenta alcanzar su mano, pero Manuel la evita pretendiendo que no nota que lo hace.
-No creo que pueda.
-¿Por qué?
-Voy a estar ocupado.
-¿Con lo de la revista?
-¿No tienes ensayo?
Manuel sabe que sí.
-Sí, pero--
-Se te va a hacer tarde.
Miguel no dice nada más. Lo que queda de camino a la salida se llena de un silencio incómodo, tan tenso que agobia.
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No Me Cantes
General FictionTodos tienen su propia versión de la misma historia. Además de ser uno de los chicos más guapos de la escuela, Martín también es el mejor tenor del coro de esta. Su dedicación y pasión por el canto le aseguran un futuro prometedor. No tiene miedo a...