Capítulo 25

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Nos besamos por varios minutos, nos separábamos para recuperar el aliento por unos segundos, pero volvíamos a juntar nuestros labios. Como si se tratase de un imán, como si no nos hubiéramos besado en tanto tiempo que ahora sentíamos la necesidad de hacerlo para recuperar el tiempo perdido.
Nos separamos y nos miramos a los ojos mientras ambos sonreíamos.
—Sé que es tarde y que estás cansada luego del trabajo, pero ¿vendrías conmigo?
—¿A dónde?
Era cierto, estaba muy cansada, pero acompañaría a Thomas a cualquier lugar solo con estar un tiempo más con él.
—Hay una reunión en casa de unos amigos, son personas nórmales, es decir, no son actores, ni gente famosa, los conozco de hace años y me gustaría presentártelos.
—¿Lo dices de verdad?
—Claro.
—Está bien, pero debes darme unos minutos para arreglarme, tengo los ojos hinchados y hoy trabajé todo el día, debo darme una ducha.
—De acuerdo, te esperaré aquí.

Fui hasta el baño y puse el seguro, me incomodaba un poco ducharme con Thomas ahí afuera. Dejé de que el agua cayera sobre mi cuerpo un poco y luego me lave la cara queriendo eliminar cualquier rastro del llanto.
Me puse una toalla al rededor del cuerpo y otra en el pelo.
Estaba parada con la mano en el picaporte cuando me di cuenta que había sido inútil poner el seguro considerando que ahora debía pasearme en toalla hasta mi habitación para cambiarme.

Me arme de valor y giré la manija, vi de reojo al living y Thomas estaba viendo la televisión, troté hasta mi cuarto y volví a poner el seguro.

Escuché la risa de Thomas en el living y me sonrojé. Estaba actuando como una idiota, no es que Thomas fuera a aprovecharse de mi u observarme mientras me cambiaba de ropa. Para convencerme a mi misma de que confiaba en él quite el seguro y me acerqué al closet.

Me vestí lo más rápido que pude porque no quería que Thomas llegase tarde con sus amigos.

Me desenredé el cabello y me lo sequé un poco, era de noche y el frío en Londres podía ser terrible.

Tomé mi mochila y salí de la habitación.
—Estoy lista, ¿nos vamos?
Thomas se levantó y me miró con la boca abierta.
—Te ves hermosa
Me sonrojé
—Gracias
—¿Sabes? Estoy cambiando de opinión, tal vez deberíamos quedarnos aquí así solo yo puedo verte vestida así.
—Ah no, me bañé y me vestí para salir, si ya no quieres ir dónde tus amigos bien, pero tendrás que sacarme a dar un paseo quieras o no.

Thomas río y tomó su chaqueta.
—Es broma, vamos. Deben estar esperándonos

Bajamos las escaleras y salude al bedel en recepción. Ya no me miraba sorprendido cuando me veía con Thomas, al parecer ya se había acostumbrado a tenerlo por allí.

Subimos al auto y anduvimos hasta llegar a un bello condominio, las casas se veían muy lujosas, como si solo gente importante viviera ahí.

Bajamos del auto y caminamos de la mano hasta una casa que tenía todas las luces encendidas, Thomas tocó el timbre y en menos de un minuto un chico nos abrió la puerta.
—¡Thomaaaaas! Creí que ya no vendrías, ¿Cómo estás amigo? Adelante, pasa.

Saludamos al chico, su nombre era Peter.
—Vaya, no nos dijiste que tu novia era tan guapa. Dime _____ ¿Cómo es que una chica como tú anda con un tipo como este?

Me sorprendí al notar que sabían mi nombre.
—Lo mismo me pregunto

Thomas me miró reprimiéndome ya que sabía qué mi respuesta no había sido exactamente por lo que Peter había dicho, si no al revés

Dentro en el comedor habían dos chicos más y una chica. Todos se presentaron, el más joven se llamaba Clint y el otro Steve, la chica era Zoe.

Habían preparado una rica comida, una clase de cerdo asado con patatas y mayonesa más un montón de ensaladas.
Me sirvieron una copa de champán y brindamos.

Estuvieron recordando anécdotas durante un buen rato y riendo sin parar, luego hicieron juegos de mesa.

Lo estaba pasando tan bien que no me había preocupado de la hora, miré mi celular y eran las 3am.

—¡Thomas! Es muy tarde, mañana tengo clases.
—Oh mierda, lo siento. Lo había olvidado, ¿Nos vamos?

Me disculpe con los amigos de Thomas y me despedí. Caminé con dificultad hasta el auto, creo que me había pasado con el champán.

Escuché a Thomas reír detrás de mi.
—¿Necesitas ayuda?
—No, solo estoy un poco mareada.

Me senté en el asiento de copiloto y Thomas en su lugar. Entonces fue cuando recapacitamos al mismo tiempo.
—Estamos ebrios, no podemos conducir.
—Sí, lo mismo estaba pensando.
—El hotel está demasiado lejos para ir hasta allá, pero creo que podemos llegar hasta mi casa.

Era la primera vez que Thomas me invitaba a su casa, nunca lo había insinuado si quiera.

—Bueno, pero debo levantarme antes para irme a clases.
—Trato hecho.

Anduvimos lentamente por las calles, no andaba casi ningún vehículo lo que hizo nuestro viaje más tranquilo y seguro.

Llegamos hasta la casa de Thomas, tenía dos pisos y parecía una casa de película, en dónde la chica se escabulle por la ventana para irse de fiestas. O dónde el novio puede subir hasta su habitación por el patio trasero.

Thomas estacionó el auto y me ayudó a bajar.

No estaba lo que podría llamarse ebria, pero si me costaba mantenerme de pie sin perder el equilibrio.
No pude evitar recordar la vez que me embriagué en casa de May para su cumpleaños, los chicos habían comprado un montón de tragos diferentes y yo quise probarlos todos.

Terrible idea.

—¡Hey! No te vayas a caer
—No estoy tan mal Thomas.
—Creo que debería cargarte
—De seguro que me botarías al piso, no estás menos ebrio que yo.

Entramos y la casa era aún más bonita por dentro, se me pasó por la cabeza que quizás debería haberla conocido en mejores condiciones, pero luego dedique mi concentración a no caerme por las escaleras.

Llegamos hasta la habitación de Thomas, me quite el chaleco y me quedé con el top que llevaba debajo.

Thomas me miraba desde la puerta con una cara extraña, medio avergonzado y medio interesado.

—Bueno.. iré a dormir a la habitación de invitados, tú puedes quedarte aquí
—Oh vamos Thomas, ¿Es una broma? Hemos dormido juntos antes.

El alcohol me daba más confianza para decirle ese tipo de cosas sin avergonzarme. Habíamos dormido juntos en el sofá luego de ver películas, pero nunca de manera intencional.

—¿Dices que no te molesta que me quede?
—No, de hecho quiero que lo hagas.

Thomas hizo una mueca de suficiencia, se quitó la chaqueta y cerró la puerta.

"Ni en mis mejores sueños" (Thomas-Brodie Sangster)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora