Capítulo 46

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Habían pasado semanas desde ese día. Había llamado a May para contarle antes que a cualquiera, no estuvo para nada de acuerdo, sin embargo dijo que no me juzgaría por nada, considerando que ella había regresado con su ex más de 10 veces. También había hablado con mamá y me había disculpado con ella por todo, por ocultarle lo de Thomas y por decepcionarla. No le conté lo de la universidad, porque sabía que arruinaría toda la disculpa anterior y la verdad, ya no era importante. Incluso había vuelto a hablar con Jess, Le conté la verdad y ella se disculpó. Dijo que se había comportado como una niña y no tenía derecho a tratarme como la había hecho, que si Thomas se había enamorado de mi debía respetarlo. Y que además ahora estaba enamorada de Finn Wolfhard, el protagonista de Stranger Things que estaba mucho más cerca de su edad.
No podía enojarme con Jess, era una niña que se enamoraba de todos los actores, tal vez algún día si conocería a uno y cumpliría su sueño.

Los últimos días había estado saliendo con Sol y Mark, algunas veces Sam nos acompañaba, a pesar de que Sol no parecía convencerse al principio le terminó agradando. Mark nunca superó que hubiera dejado a Thomas, pero de todas formas lo aceptaba. Habíamos recorrido otros lugares turísticos aprovechando los últimos días. Mi vida estaba volviendo a la normalidad y se sentía bien. A pesar de que había regresado con Sam no lo invitaba al hotel, porque sentía que ese había sido mi sitio con Thomas y sería borrar por completo nuestros momentos juntos. Pese a que había tomado mi decisión aún no estaba preparada para olvidarlo.

Era de noche y estaba ordenando mis cosas, quedaban solo unos días para que regresara a Chile, pero me había negado rotundamente a hacer las maletas antes de tiempo. Sentía que todo sucedería mucho más rápido si lo hacía.

Me senté en el sillón y prendí la televisión, estaban dando Diario de una pasión, sentí una punzada y recordé mi primera noche con Thomas.

Maldición Sangster, habías echado a perder una de mis películas favoritas, jamás podría volver a verla.

Cambie de canal y para echarle más limón a la herida, estaba Thomas en la pantalla. Hace mucho que no veía nada de él, ni en televisión, ni en las redes sociales. Cómo si hubiera desaparecido. Dejé el canal sintiéndome masoquista, tenía ganas de escuchar su voz.

—Buenas noches Señor Sangster. Un placer tenerlo aquí en esta oportunidad, había estado muy desaparecido. ¿Estuvo ocupado?
—No en realidad, solo quería alejarme un poco de esto.
—Me imagino que con la única persona que compartió su tiempo fue con su novia Jessica.

Iba a apagar la tele cuando Thomas dijo algo que me dejó sorprendida.

—Jessica no es mi novia, no lo es ahora, ni nunca lo fue.
—¿Cómo dice señor Sangster?
—Lo que escucha, nuestra relación solo era marketing para atraer más publicidad a la nueva serie.

Podía escuchar las exclamaciones de asombro del público.

—Vaya señor, esa es una confesión muy grande. ¿A qué se debe que quiera confesarlo ahora?
—Mentir no me trajo nada bueno, solo me hizo perder.
—Perdone mi atrevimiento Sr Sangster, pero debo preguntar ¿Qué fue lo que perdió?
—Perdí a la chica que amaba.
—¿Esa chica no será _______ Smith, su supuesta acosadora?
—Exactamente, ______ nunca me acosó. Era mi novia.

Llevé ambas manos a mi rostro, en serio estaba haciendo esto, ¿Por qué ahora? No tenía ningún sentido.

Apague la televisión. No podía seguir escuchando. Verlo ya había sido muy doloroso, pero escucharlo confesar su amor en televisión me había destrozado, más considerando que mantenerlo oculto era lo que nos había separado.

Me levanté del sillón y fui a hacer mis maletas, ahora sí debía hacer que los días pasaran rápido, debía irme pronto. Irme y no volver jamás.

Sonó mi teléfono, pensé que sería mi mamá, May, Sol o incluso Jess. Pero era Sam.
Dudosa contesté y escuché su voz al otro lado de la línea, nervioso.

—Viste.. viste eso?
—Sí, lo vi.
—Necesito saber si esto cambia algo entre nosotros.
—No Sam, no cambia nada. Estoy contigo y estamos bien.
—¿Me vas a decir que no sentiste nada?
—Claro que sentí algo Sam, no soy de hielo. Pero eso no tiene nada que ver las cosas ya están hechas. Y ya se terminó.
—Bueno, sabes que debo regresar mañana, pero no quiero dejarte. Me da miedo perderte otra vez.
—Sam, si vamos a estar juntos debes confiar en mi.

—Sí.. tienes razón.
—Oye, tranquilo. Yo me voy en dos días. Pronto estaremos en casa y será como si nada de esto hubiera pasado.
—De acuerdo...
—Ten buen viaje.
—Me gustaría que te fueses conmigo.
—Quiero aprovechar los últimos días. Además debo retirar mi última paga el viernes.
—Sí, ya lo sé.

Me dolía provocarle esa inseguridad a Sam, no la merecía. Independiente de que no estábamos en las mejores circunstancias, yo lo había escogido a él. Y el se había quedado conmigo a pesar de todo.

Te quiero Sam, por favor avísame cuando ya estés en casa.
—Yo también te quiero, lo haré. Buenas noches
—Adiós..

Me quedé procesando todo lo que acababa de pasar, ¿qué razón tenía Thomas para aclarar todo ahora? Habían pasado semanas desde la última vez que nos vimos. He haberlo hecho para no perderme lo había hecho realmente tarde. Trate de dejar de pensar en eso, después de todo ya no había nada que hacer.
Seguí haciendo mis maletas y puse algo de música. De pronto el teléfono se quedó en silencio y lo sentí vibrar en la mesilla de noche.

Era un número privado.

Por un momento dudé si responder. Con la confesión de Thomas no iba a pasar mucho tiempo para que comenzaran a acosarme otra vez. El teléfono dejó de vibrar y la música continuó.

Pasaron unos cuántos minutos y volvió a entrar la llamada.
Contesté molesta por la insistencia.

—¿Pueden dejarme en paz, por favor? No tengo nada que decir.
—¿_________?
Reconocí esa voz.
—Pues sí, es mi número al que llamas.
—Disculpa. Soy Dylan. Debemos hablar.

"Ni en mis mejores sueños" (Thomas-Brodie Sangster)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora