Miedos nocturnos

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Era de noche y Louis estaba parado enfrente de la ventana abierta, mirando el pedacito de mar que se veía desde ahí.

Había estado durmiendo plácidamente, hasta que una pesadilla lo despertó. En éste momento no se acordaba con exactitud de que trataba, pero sabía que estaba relacionada con su madre.

Desde que estaba en tierra firme tenía pesadillas en las que aparecían su madre o sus hermanas. En las pesadillas, ellas eran perseguidas por las mismas fieras que los persiguieron a él, pero había tres veces más criaturas.

Normalmente, él despertaba antes de que las bestias alcanzaran a Fiz, Lot o a su madre, bañado en un sudor frío pero al sentir el pesado brazo de Harry se le disipaba el terror que le causaba la pesadilla.

Y es que extrañaba con locura su pequeña familia. A su madre. A sus hermanas. A Kad, su mejor amigo. Incluso a su padre, pero solo cuando estaba más sentimental.

La brisa marina le golpeaba la cara y le agitaba el flequillo. El olor salado del mar le relajaba su pulso acelerado aunque le recordaba más lo que en esos momentos echaba de menos.

Volteó hacia la cama donde Harry seguía durmiendo como un bebé, sin ninguna duda que lo atormentara, y sonrió. Un hilo de baba le colgaba de la comisura de la boca y bajaba hasta la colcha, moviéndose al compás de las respiraciones de Harry. Todas las mañanas a lado de la almohada o en la colcha de el rizado aparecía una pequeña zona húmeda de baba, resultado de lo bien que había dormido.

Louis no sabía cómo había hecho este chico para meterse tan rápido y  hondo en su ser. Tal vez había sido su sonrisa sincera y los hoyuelos que venían con ella o sus amables ojos verdes. Quizás la manera en que lo abrazaba y le hacía sentir que nada de afuera podía hacerle daño.¿Podría ser la manera en que lo escuchaba como si fuera el único sonido que sus oídos podían captar? Lo más seguro es que se debiera a el tremendo conjunto de todo lo anterior y ahora el corazón de Louis estaba enredado irremediablemente por los rizos color chocolate de Harry sin ninguna posibilidad de escapar y tampoco es que la necesitara.

Pero... Siempre había un pero. Harry tenía su vida y ¿Qué haría cuando las vacaciones acabaran y todo tuviera que regresar a su cauce habitual? Él lo tenía todo, una familia qué lo quería y apoyaba a partes iguales. Un futuro por delante, según le había dejado entrever Harry en conversaciones anteriores.

En cambio el no tenía nada. Era un exiliado. Supuestamente muerto, por lo que no podía esperar gran ayuda de su antiguo hogar en caso de necesidad sin poner en peligro a quien le ayudara. Sin gran conocimiento del mundo en el que ahora estaba. No tenía papeles como para inscribirse en la escuela o algo así.¡Ni siquiera podía trabajar!¿Qué le podría ofrecer él a Harry? ¿No ahora, a futuro, cuando las cosas se pusieran difíciles? Porque las cosas siempre se ponen difíciles en algún punto,lo había aprendido con el paso del tiempo. Empezó a derramar pequeñas lágrimas de impotencia. Nada. No tenía nada. Y a Harry no parecía importarle. Y tal vez no le importara nunca, pero el sentimiento de inutilidad que estaba adentro del pecho de Louis lo incomodaba enormemente.

Harry se removió en la cama y al no sentir a Louis a lado de él se despertó y se incorporó, buscando a su alrededor.

- ¿Louis? - lo llamó, aún medio dormido.

- Mmmm

- ¿Porque estás ahí? - le preguntó al verlo junto a la ventana abierta.

- Tenía calor y me desperté. Sólo eso. - respondió Louis, al ser lo primero que se le ocurrió.

- Ah, vale. ¿Vas a seguir mucho tiempo ahí?

- Nop, ya me voy a acostar.- dijo Louis, cerrando la ventana de golpe. Se acercó a la cama y pasó por encima de Harry, porque su lugar era junto a la pared. Se acostó junto a Harry, sin que este lo dejara de mirar cómo si fuera la luz más brillante y lo estuviera cegando, y él lo atrajo hacia su pecho.

- ¿Sabías que eres lo mejor que me ha pasado? - le susurró muy cerca de su oído, haciéndole cosquillas.

- ¿Lo soy?

- Si, definitivamente.

- Pensé que era tu perra.

- ¿Taylor? - le preguntó Harry, muy confundido, ya que Louis nunca la había llamado así.

Louis soltó una carcajada, que trató de callar rápidamente.

- Jaa... Nooo, Oliva.

- Ahhh...

- ¿Si se llama así, no?

- Si. Y si era lo mejor que me había pasado, pero ahora eres tú.

- Oh, Harry. - Louis pegó más a Harry.

Se quedaron así un rato y luego Louis empezó a escuchar la pausada respiración de Harry, señal de que se había vuelto a dormir.

- Tú también eres lo mejor que me ha pasado. Por mucho, Harry. Y siempre serás lo mejor que me haya pasado. A mí, y a mi alma. Gracias. - le susurró Louis, sabiendo que Harry no lo iba a escuchar, pero esperando que las palabras se grabaran en su inconsciente.

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Sin gran cosa qué decir, sólo que me gustó mucho este capítulo, creo que ha sido el mejor que he escrito.

Las quiero, gracias ❤️

Los desechos de la tormenta // LSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora