Rescate: Klance

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Lance no podía soportarlo más.

Llevaba así todo el día, escuchando al pobre perro de sus vecinos llorar y ladrar, el animalito amarrado a una cadena de metal sin comida o agua a la vista.

¡Era solo un cachorro! A Lance se le rompía el corazón cada que lo veía tan miserable, ¿Cómo era que sus vecinos podían dejar que esto pasara?

Estaba decidido, salvaría a ese pequeño de sus horribles dueños y le daría amor y felicidad.

Espero a que la noche cayera para actuar, vistiéndose por completo de negro, desde sus zapatos hasta su gorro -si iba a ser un rescatador alias ladrón de perros iba a comprometerse al cien por ciento- y salió silenciosamente de su casa, miro a sus alrededores, como esperaba la calle estaba vacía.

Debía actuar rápido y silencioso, como un ninja.

Subió la reja de sus vecinos con algo de dificultad, pero no era nada contra sus habilidades escaladoras por supuesto, y casi no hizo ruido cuando cayó de espaldas en el jardín.

Como todo un ninja.

Al verlo, el perro empezó a ladra, pero por primera vez era algo bueno que sus vecinos no le hicieran mucho caso. Tranquilo amiguito, pronto serás libre.

Saco el empaque de comida que había guardado en el bolsillo y se acercó al cachorro, extendió su mano, dejándole que lo oliera, el perro lo olfateo un poco con cautela para después empezar a lamer su mano.

—¿Quién es un buen chico?—susurro mientras acariciaba el pelaje de su cabeza y vertía la comida en el suelo, el perro empezó a comer con entusiasmo mientras movía su cola, Lance estaba tan concentrado en su peludo amigo que se sobresaltó al escuchar un golpe detrás de él.

Se volteo rápidamente.

—¿Qué haces aquí?—le susurro un chico vestido de chaqueta roja, jeans oscuros y una pañoleta que cubría la parte inferior de su rostro, Lance se reprendió mentalmente por no haber pensado en eso.

—Ah...¿nada?

El otro chico obviamente no le creyó.

—Vienes por el perro, ¿cierto?

Lance noto que del bolsillo del chico sobresalía una bolsa de bocadillos para perro.

—¿Al igual que tú? Sí.

El Chico Misterioso abrió los ojos en sorpresa, iba a decir algo más pero fue interrumpido por las luces de la planta alta de la casa encendiéndose. Ambos se miraron por un segundo y asintieron, haciendo un pacto silencioso.

—Tú desamarra la correa, yo abriré la reja

—¿Por qué vas a abrirla? ¿Estás loco?

—¿Pensabas trepar la reja trepando con él?—señalo con la cabeza al cachorro, felizmente ignorante de lo que pasaba y disfrutando de la compañía.

Lance no debatió más y se apresuró a sacar la correa del tubo donde estaba amarrada, era aun buen punto y sus vecinos podrían salir en cualquier momento.

—¡¿Quién anda ahí?!—gritaron desde la ventana.

Corregía, sus vecinos saldrían en ese momento.

Chico Misterioso abrió la puerta de metal, a Lance le sorprendió lo atractivo que encontró eso, tal vez meterse de lleno en el papel de ladrón de perros les estaba dando fetiches extraños

—¡Vamos!—exclamo el otro cuando le vio liberar la correa y tomar al cachorro en brazos, Lance corrió con toda la fuerza que sus piernas le brindaron hacía el final de la calle, Chico Misterioso le siguió de cerca.

Corrieron varios metros hasta que se quedaron sin aliento, se escondieron detrás de unos arbustos, para regular sus respiraciones y ver si el vecino les había seguido.

—Al parecer no nos siguió, probablemente pensó que no valía la pena— dijo el otro chico quitándose la pañoleta de su cara.

—Mejor para nosotros, ¿no amiguito?—se dirigió Lance al cachorro que empezó a retorcerse en su agarre, Lance le dejo en el suelo, aún sujetando la correa.

Chico Misterioso se agacho para acariciarle.

—Entonces ¿as a contarme la razón de tus actos criminales?

—Tú ibas a hacer lo mismo.

—Jamás dije que yo no fuera un criminal— dijo, mientras buscaba en su bolsillo por el resto de la comida que había traído.

—Bueno, mi casa está a dos calles de donde vivía, siempre lo veía cuando caminaba en las mañanas con mi propio perro, se veía tan solo que saltaba cada que veía a Kosmo, no podía seguir sin hacer nada— su mirada se tornó cálida mientras seguía rascando el vientre del perro.

Un atractivo criminal con corazón, ¿Quién lo diría? Claro, eso podría aplicarse a él también.

—Yo vivo en la misma calle, por lo que podía escuchar siempre su llanto y ver como nunca lo dejaban libre, el pobrecito se escuchaba tan triste— Lance tomo al cachorro y lo levanto para quedar al nivel de su cara —, Pero ya no más amiguito, ¡Eres libre! Y tus nuevos padres se aseguraran de darte amor.

—¿Nuevos padres?

—Nosotros por supuesto, lo rescatamos juntos, es nuestro ahora— comento con obviedad.

—No estoy seguro de que la adopción funcione así.

—Lo hace en estas circunstancias. Así qué, ¿Con quién se queda esta noche?—pregunto recordando lo tarde que era.

—Creo que es mejor que se quede conmigo, vives demasiado cerca de los antiguos dueños, podrían darse cuenta de que fuiste tú— dijo como disculpándose.

Aunque a Lance le dolía lo que decía el otro, era cierto, mientras más lejos este de sus antiguos dueños más seguro esaría.

—¿Podre ir a visitarlo?—pregunto mientras le entregaba el perro.

Keith lo recibió con cuidado —Claro, te daré mi dirección, tu eres...

—Lance. Lance McClain— le extendió una mano.

—Keith—dijo maniobrando con la carga en sus brazos para corresponder el saludo.

—Gusto en conocer a un colega rescatador canino.

—Lo mismo digo—respondió con una diminuta -y encantadora- sonrisa ladina.

Esperaba que esto de la paternidad con un desconocido se le diera bien.

-.-.-.-.-.-.-.-

Cortito pero fluffy! Me esforzare por hacer más largo el siguiente.

Gracias por leer!

SharpShots [Lance One Shots]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora