Almas destinadas: Klance

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El equipo había decidido hacer una corta parada en un pequeño planeta comerciante, que se había mantenido hasta ahora libre del control Galra, para hacer algo de mantenimiento en los controles del castillo. Coran les pidió traerle algunos materiales para mantenerles ocupados, razón por la que él y Hunk se encontraban en el mercado del pueblo, los chicos encontraron rápidamente el extraño ingrediente pedido y ahora simplemente estaban curioseando, a insistencia de Hunk, mientras Keith miraba con desinterés alrededor, la novedad de los lugares como este se había desvanecido después de la visita al 5 o 6 lugar, si ya habías visto uno ya los habías visto todo.

—¿Cómo puedes decir eso? —preguntó Hunk indignado—. Cada lugar es diferente, desde la gente-el paladín señalo a un grupo de personas que lucían como una extraña mezcla de felinos con cuernos—, hasta lo que venden —sus ojos ahora se dirigían a la infinidad de botellas brillantes y orbes luminosos que flotaban sobre en puesto—. ¡Nunca sabes que vas a encontrar!

Keith simplemente se encogió de hombros, sin ánimos de discutir.

Hunk suspiro derrotado por la falta de curiosidad de su compañero, de repente, su expresión se ilumino con reconocimiento mientras tomaba los hombros del más bajo y le daba la vuelta-¡Keith! ¿Es esa una carpa de adivino? ¿Crees que sean como las de la tierra?

—¿Una estafa? Probablemente —respondió escéptico.

—Vamos Keith, ¿me vas a decir que no estas ni un poquitín curioso?—Hunk insistió con ojos suplicantes.

—No —contesto cruzando los brazos—. Y ya deberíamos irnos Hunk no hay que perder el tiem-

—Bienvenidos jóvenes paladines.

Una voz rasposa saludo al par por detrás. Keith nunca admitiría el brinquito de sorpresa que dio.

—¿Cómo lo supo? —preguntó Hunk mientras se daba la vuelta. Ambos se encontraron con un alien, de aspecto femenino y viejo, sus cabellos grisáceos caían salvajes sobre su frágil figura llegando hasta sus pies completamente descalzos, una banda purpura evitaba que sus mechones cubrieran su rostro, delgado y lleno de arrugas.

La mujer simplemente les sonrió, como si supiera algo que ellos no. Keith no solía confiar en ese tipo de sonrisas

—¿Les interesaría tener un vistazo de su futuro?—preguntó, ignorando la pregunta anterior y señalando sus manos.

Keith frunció el ceño, y tachando a la mujer como una estafadora empezó a caminar—No gra-

—¡Sí! ¡A él le encantaría saberlo! —respondió Hunk mientras tomaba a Keith del brazo, impidiéndole escapar.

—Hunk, es obvio que solo es una charlatana como las de la tierra —susurro a su oído, aun cuando la mujer probablemente podía oírlos, pero esta se mantuvo con su sonrisa amigable intacta.

—No lo creo —solto Hunk, susurrando igual, Keith levanto una ceja—. No sé cómo explicarlo pero hay algo en ella que me dice que podemos confiar.

Keith seguía sin estar convencido, pero era verdad que Hunk solía tener un buen juicio sobre los extraños que conocían en sus aventuras.

Rodando los ojos, se apartó un poco de su amigo, se deshizo de sus guantes y extendió la mano.

—Bien, terminemos con esto.

La mujer tomo su mano con delicadeza, como si se tratara de un antiguo manuscrito.

Paso sus pulgares por su palma y la examino por unos segundos para después exhalar de sorpresa. Keith podría jurar que vio a los ojos de la mujer llenarse de luz por una fracción de segundo.

SharpShots [Lance One Shots]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora