Capítulo 26: El primer varón

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Y entonces ella se marchó. Desapareció. Ese tridente tenía la fuerza que necesitaba mi pueblo. – George rió.

Eres increíble Greta... ¿tus hermanos están bien? – Greta acarició la mano de George.

Mi hermana Malia está embarazada, seré tía. Y Kai, él es un picaflor, pero también ha trabajado muy duro durante todo este tiempo para mantener el reino a salvo. – George se intentó incorporar.

Déjeme ayudarlo. – Greta se fue a acercar a George, pero una voz femenina se lo impidió.

George debe estar acostado. – Greta se giró sobre sí misma para observar a Cassandra en la puerta.

Estar tanto tiempo acostado puede hacerle daño. – George tomó su mano.

No pasa nada Greta, mejor me quedo así, ¿vale? – Greta miró al rey y esta le dejó un beso en su mano.

¿Puedes marcharte? Es la hora de que el rey se tomé su taza de té. – Greta frunció el ceño.

Greta no se tiene porque ir, deja la taza en la mesilla de noche. Yo me la tomo ahora. – le dijo George a Cassandra.

Por favor majestad, deje que me quede. Esta es nuestra hora. – él aceptó y miró a Cassandra.

No se preocupe, más tarde vendré a verlo. -Greta se despidió de George con un beso en la frente y tras una mirada de indiferencia hacia Cassandra, esta salió de la habitación.

Greta caminó por el pasillo desolada, sintiendo que había perdido todas las fuerzas que había adquirido. Ella se imaginó otra llegada a este castillo.

Cuando alzó la vista se encontró delante del despacho de Maximus. La sirena volvió a sentir ese vacío en su interior y se giró para acercarse al gran ventanal, allí pudo recordar todas las veces en las que ella y Max se sentaban a contemplar las estrellas, o cuando Keisha comenzó a explicarle como se llamaban todos y cada uno de los objetos del palacio.

Las lágrimas de Greta no tardaron en brotar de sus ojos.

Dos brazos grandes y fuertes rodearon el pequeño cuerpo de Greta, esta se sobresaltó al principio, pero se fue relajando al darse cuenta de quienes eran.

¿Por qué lloras? – Greta colocó sus manos sobre sus brazos.

Por todo. Porque me mentiste. Porque ahora más que nunca sé lo que es estar sola. Amo a mi familia, pero pensé que podría recuperar mi corazón. – Maximus apoyo su barbilla en el hombro de Greta.

Todavía tengo tu corazón, y tu tienes el mío. Tampoco me lo has devuelto. – Greta se giró enfadada esta vez para mirarlo.

¿Cómo puedes decir eso cuando te vas a casar con Cassandra? – Greta puso sus manos en el pecho de Maximus para separarse de él, pero este se lo impidió.

Sabes que me caso con ella porque se ha portado muy bien todo este tiempo, pensé que no volverías y que nunca más te vería. Tenía que rehacer mi vida de nuevo Greta, no quiero a Cassandra, tampoco la amo. Pero se ha portado muy bien estos meses cuidando a mi padre. – Greta agachó la mirada.

Yo pensé que no te volvería a ver, pero aún albergaba la esperanza. – Max apoyo su frente contra la de Greta.

Créeme. No sabes cuanto te echaba de menos Greta... - esta acarició su mejilla y lo miró a los ojos.

Yo también te echo de menos, pero ahora sí tenemos que dejar esto, Max... - las palabras de Greta sonaron rotas por el dolor que ella sentía en su corazón.

Mi extraña maldiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora