Capítulo Nueve

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Estaba esperando que el café estuviera listo, mientras leía noticias en mi teléfono, para tratar de distraerme un poco de todo el caos en mi cabeza.
Entraba al trabajo en menos de una hora y ya estaba lista, Jungkook saldría de su habitación en cualquier momento.

Anoche al dormirme más temprano de lo que acostumbraba, hizo que me despertara a eso de las cuatro de la mañana y no pude volver a retomar el sueño, lo que ocasionó que me pusiera a pensar en muchas cosas otra vez, lloré mucho también.

Pasé mucho rato escogiendo que ponerme, no toqué para nada la ropa que me había comprado mi mamá. ¿Y si ella tenía razón? Quizás debería hacer dieta.
Al terminar de vestirme traté de tapar las ojeras con maquillaje, pero mis ojos seguían un poco hinchados y algo enrojecidos.

Seúl amaneció extrañamente algo nublado, teniendo en cuenta que estábamos en verano y en los últimos días ha hecho mucho sol y calor. El día combinaba con mi estado de ánimo, genial.

Me serví el café en mi taza de Tinkerbell, algo infantil pero era mi taza favorita, Jeon me la regaló un par de meses atrás cuando llegó de Busan, luego de visitar a sus padres. No hubo fecha especial, solo tuvo ese gesto conmigo.

"Sunny, fui de compras con mamá, vi esta taza y recordé que te gustaba mucho esa hada cuando estábamos en la escuela, así que pensé en regalártela"

A pesar de que ya había superado mi obsesión con la pequeña hada, el que me la haya regalado significó mucho para mi. Desde pequeños solía regalarme cosas en momentos que no me lo esperaba o cuando estaba triste, para reconfortarme.

Ese día me reconfortó, pero él nunca lo supo.

Me senté en la barra para tomarme el café, no tenía apetito como para hacerme el desayuno.

Miraba a la nada mientras daba pequeños sorbos de café cada tanto, hasta que vi por el rabillo del ojo una figura entrar a la cocina.
Al parecer no se esperaba verme aquí, porque se detuvo por un segundo, luego siguió hasta tomar un vaso y servirse agua.

Lo miré, tenía el cabello desordenado, estaba aún con su camiseta y pantalón de pijama.

–Buenos días. –Saludé desganada con un intento de sonrisa.
El pelinegro fijó su vista en mi y dejó el vaso en la barra, para apoyarse en esta.

–¿Vas a decirme lo que pasó o vas a seguir evitándome? –Se cruzó de brazos con su expresión seria, ignorando mi saludo.

–Si quisiera evitarte, ya me hubiese ido.

–Pues así lo parecía cuando llegué anoche y tenías tu puerta con seguro. –Su tono de reproche me irritó, pero respiré profundo.

No debía pagar mi mal humor con él, no había hecho nada malo, me lo repetí varias veces.

–Estaba cansada y no quería hablar. –Me encogí de hombros y lo miré a los ojos para luego desviar mi mirada hacia mis manos alrededor de la taza.

–¿Quieres hablar ahora? –Suavizó su tono, yo asentí en respuesta. –Te escucho.

–Te equivocaste –alcé la vista y el me miraba confundido–, las cosas no salieron bien con mamá.

–¿Qué te dijo? –Parecía preocupado y sentí un nudo en la garganta, pero no lloraría. Se sentó en el banquito a mi lado.

–Lo de siempre... –musité– Me volvió a comparar con Gyu, básicamente me insinuó que el tiempo pasaba y yo seguía siendo una mediocre. –Negué con la cabeza, soltando una risa amarga. No le contaría lo que paso después.

Love Yourself... If YOU Can. | JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora