Love Yourself... If YOU Can. | JJK

Capítulo Veintinueve

Salí de la facultad y caminé hacia la cafetería, estaba agotada, había tenido dos exámenes y sentía que mi cabeza iba a explotar, solo esperaba haberlos aprobado porque me había esforzado mucho. Necesitaba un té helado, pero más que caminar tenía ganas de arrastrarme, lo peor es que tenía que trabajar en unas horas.

Al pasar junto al otro edificio de Artes, divisé a Jungkook al lado de unos bancos de cemento, estaba luchando con los papeles que tenía en la mano y su teclado. Teniendo en cuenta que estaba con una muleta, porque según lo que Tae me contó, hace unos días se había caído al salir de un bar y se lastimó el tobillo. Los papeles terminaron en el suelo y pude escuchar sus maldiciones, me dio un poco de pena así que me acerqué para ayudarlo. A Jungkook le gustaba hacer las cosas por sí mismo y cuando algo no le salía, se frustraba, a veces era gracioso verlo así.

Llegué a tiempo para recoger todos los papeles y se los tendí, él relajó un poco la expresión al verme.

–Gracias, Sunny. –Me agradeció con una leve sonrisa. No había escuchado ese apodo en un tiempo y no pude evitar sonreír yo también.

Él tomó las hojas, dejó el teclado sobre uno de los bancos y las guardó en su bolso.

No había visto a Jungkook desde la última salida con los chicos, a decir verdad esa noche había llegado molesta a casa porque él fue un poco desagradable con Minho y no entendí el por qué. Sabía que Jimin le había dicho algo al respecto, pero no quiso contarme que fue. De todas maneras Minho no le tomó mucha importancia al asunto, de hecho él sabía todo lo que había pasado entre Jeon y yo, pero aquello no evitó que me sintiera mal por el comportamiento del pelinegro.

Esa noche también me molesté porque me di cuenta que mis sentimientos seguían intactos y era frustrante porque yo no quería seguir sintiéndome de esa manera.

–Descuida, vi que estabas pasando un mal rato y vine a ayudarte... yo... tengo que irme. Adiós, Jungkook. –Me disponía a huir de allí pero escuché que me llamó, así que volteé a verlo nuevamente.

–¿Cómo estás? –Sus ojos estaban fijos en mi, lo que hacía las cosas más complicadas. ¿Por qué no simplemente me iba corriendo? Bueno, quedaría como una tonta. No debí acercarme pero me iba a arrepentir después por no haberlo ayudado. De alguna manera seguía preocupándome por él.

–Bien, un poco cansada pero bien... ¿Y tú? Supe lo de tu incidente –señalé su tobillo– Tae me lo comentó.

Él bajó la mirada, parecía avergonzado y no entendí bien el motivo, es decir había sido un accidente ¿no?

–Ah esto, fui muy estúpido. –Dijo, y volvió a mirarme pero esta vez su mirada fue intensa, como si quisiera decir algo más pero había decidido guardarlo para sí mismo.

–Oh... –realmente no sabía que decir y lo que quería era irme– debo irme, espero que te mejores pronto.

–Gracias. Que estés bien, Sunny. –Sonrió antes de que yo me diera la vuelta para seguir con mi camino. Su sonrisa seguía causando estragos en mi y no era justo.

A veces me preguntaba si alguna vez podría llegar a superarlo, si iba a pasar toda mi vida enamorada de alguien que no era para mi y que a causa de eso no iba a poder ser feliz completamente. Esas eran dudas que siempre rondaban en mi mente, a pesar de que mis amigos me dijeran que todo pasaría.

Minho y yo salimos de la cafetería era algo tarde, esta vez él no me acompañaría a casa, sus padres lo esperaban, ya que ahora vivía solo no los veía seguido y su madre lo había llamado para que pasara el fin de semana con ellos. Sus padres ya habían aceptado que él estudiara lo que en verdad quería y estaba muy feliz por eso. Ojalá mis padres reaccionaran de la misma manera, pero sabía que no sería así, por eso aún mantenía mi secreto.