Capítulo Treinta

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Luego de que Jimin viniera, lo que hice fue llorar y llorar en su hombro.

Ahora estaba en el mesón con Alanna y Jimin frente a mi, la pelirroja llegó muy temprano, al parecer Jimin le comentó lo que había pasado y ella no dudó en regresarse de casa de su padre, por lo cual me sentí mal al verla. Pero ella dijo que se trataba de una emergencia y que estaba bien. Jimin no se había movido de aquí, él durmió en la otra habitación que, ambos, habían reclamado como suya.

Apenas llegó comenzamos a hacer el desayuno. Jimin no ayudó en nada, porque no era el mejor cocinando. Y por esto es que los chicos decían que Alanna y yo lo consentíamos demasiado. Alanna a veces se quedaba con él en su apartamento y era la que le cocinaba, ella decía que tenía que alimentar muy bien a su bebé. Ya que su "bebé" lo que hacía era comprar comida o comer cosas instantáneas o ramen. Y cuando ambos se quedaban conmigo, nosotras dos cocinábamos y él simplemente nos veía mientras hablábamos de cualquier cosa. 

Jimin claramente se aprovechaba de esto.

En mi rostro había unas ojeras enormes como si hubiese estado despierta casi toda la noche, que era exactamente lo que había hecho. Pero no me daba vergüenza que mis amigos me vieran así.

No dejaba de pensar en la conversación con Jungkook y... en el beso.

–Entonces, ¿qué vas a hacer, Soo? –Preguntó Lanna, mientras le daba un mordisco a su tostada.

No había querido tocar el tema y mientras, habíamos hablado de cosas triviales.

–Chicos, Jungkook me besó.

Ambos comenzaron a toser y en una sincronización casi perfecta tomaron un largo trago de sus respectivos vasos.

–Cielo, eso no me lo dijiste. –Dijo Jimin con una clara expresión de sorpresa. Alanna no se quedaba atrás.

Yo solamente le había contado a Jimin todo lo que me dijo Jungkook, después que me contara que él lo había llamado porque se quedó preocupado de que yo me hubiese ido tan alterada del apartamento.

Jimin se lo había contado a Alanna.

–Y... ¿te gustó? ¿qué sentiste? –Inquirió mi amiga.

–Obvio que me gustó, pero... –me pasé ambas manos por el cabello, ambos me miraban atentos– tengo una mezcla de sentimientos, es decir era algo con lo que llegué a soñar muchas veces. Ahora... es tan extraño.

–Tienen que hablar, Yeonie.

–Lo sé, pero no me siento preparada para hacerlo. –Pronuncié cabizbaja.

–Tienen que hablar, arreglar las cosas y empezar una relación.

–Jimin –la pelirroja lo codeó– ella necesita tiempo, el idiota de Jeon le rompió el corazón, ahora se retractó y no conforme con eso dice que le ha gustado desde siempre –bufó–, no es algo fácil de digerir.

–De verdad que es un idiota –Jimin rodó los ojos.

–La perra de Hyunmin, terminó no siendo tan perra.

–Alanna... –dije mirándola mal. Ella se encogió de hombros con gesto inocente.

Los tres pasamos el día juntos, comiendo helado y viendo películas como si estuviésemos pasando por una ruptura. Aunque yo era la única con un embrollo en la cabeza. Jungkook había llamado a Jimin y le preguntó si yo estaba bien, suponía que lo había llamado a él, ya que yo tenía mi celular apagado.








Iban pasando los días y Jungkook y yo no habíamos hablado. Yo lo evitaba, y a pesar de que no me buscaba y me estaba dando mi espacio, me enviaba mensajes casi todos los días. Justo como el que me había llegado recién pero por haber estado en clases no pude leer.

Love Yourself... If YOU Can. | JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora