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"Quien diría que contigo sentiría el mejor placer de mi vida"

***

Entro en el ascensor y me miro en el espejo arreglándome. ¡Voy a vomitar de tantos nervios! Cuando salgo del ascensor y del edificio me encuentro a Edward junto a una moto con unos jeans negros y una camisa blanca fumando un cigarro, al verme se queda mirándome.

–Buenas noches señorita Mayers, estas muy guapa esta noche.

¡Sabia que me iba a decir eso!

–Buenas noches, ¿acaso no lo estoy siempre? — le sonrío.

Este tira el cigarro al suelo apagandolo con una pisada y me estrecha la mano, yo la cojo y me lleva hasta la moto.

–No me llevarás en moto, ¿verdad?

–¿Y como quieres que te lleve?

–En coche.

–No tengo coche — se ríe.

–Pues vamos en mi coche.

–No, quiero llevarte en moto.

¿Cómo le digo que nunca he montado en moto y que no quiero acabar en un hospital esta noche por culpa de la moto?

–No soy de ir en moto, aparte, llevo vestido.

–Vamos Raquel no seas aburrida, te hacia más divertida.

Le miro a el y luego a la moto, ¿me subo o no me subo?

–¿Acaso tienes miedo de subir en moto?

Me quedo callada mirándole y este se ríe.

–Nunca he subido en moto, ¿vale?

Echa una carcajada y yo lo fulmino con la mirada.

–Está bien, está bien, yo te quitaré el miedo, pero para eso, tienes que confiar en mí.

Nos miramos a los ojos y este se acerca a mi.

–¿Confías en mi? — me estrecha un casco.

Veo mi reflejo en sus ojos, ahora mismo me siento como la princesa Jasmine apunto de subirse en la alfombra junto a Aladdin.

–Confío en ti — acepto el casco y me lo pongo.

Me ayuda a subir en la moto, el se sienta delante de mí y este me coge de la manos para rodearle. Su abdomen está duro y bien trabajado. Edward me mira por encima del hombro y sonríe.

–Agárrate bien.

Asiento sin decir nada más. Cuando arranca presiono más mi agarre y sale disparado. La sensación es única, el aire entra por debajo del casco haciendo volar mi pelo, también hace volar mi vestido y que el aire corra por mis piernas. Estar así con Edward me hace feliz, el momento es mágico. Al llegar, Edward aparca la moto y bajamos. En el momento en que entramos en el restaurante Edward me coge de la mano y me lleva hasta una mesa para dos. Me quedo mirando el restaurante, es muy bonito, con luces bonitas, cuadros, plantas y sillas cómodas. Después de unos minutos sentados una camarera nos atiende, es blanca de piel con el pelo largo y rubio recogido, sus ojos son verdes y tiene un cuerpo de barbie, tengo que admitir que el traje le queda genial.

–Yo quiero un plato de espaguetis con salsa de tomate y queso — Edward mira a la chica y ella lo apunta.

–Yo una pizza de cuatro quesos.

–¿Y para beber?

–Yo quiero una coca cola, ¿y tu? – me mira.

–También.

No me dejesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora