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"Tengo los ojos vendados, y no confío en ninguna de las voces que me susurran a donde ir"

***

EDWARD LÓPEZ
Salgo de la ducha y me seco con la toalla, me pongo el pijama en el baño y me peino antes de salir. Por la noche es la gran fiesta de la discoteca Época, no tengo muchas ganas de salir, pero le dije a Julia que iría con ella y no la quiero desilusionar. Como aún es pronto, me tumbo en mi cama mientras reviso el Instagram, pero mientras va pasando el tiempo mis ojos se cierran poco a poco hasta acabar dormido.

–¿Edward? — oigo a mi madre decir mi nombre al abrir la puerta de mi habitación.

–Mamá, déjame dormir.

–Cariño, Julia ha venido a por ti, para ir a una fiesta o algo así.

Mierda.

–¿Qué hora es? — me siento en la cama.

–Las diez.

Mierda.

–¿Cuantas horas he dormido? — abro rápidamente mi armario buscando algo para ponerme.

–Yo que se hijo, últimamente duermes mucho, acaso no dormías en Madrid o que?

Exacto. Apenas dormía por tener a Raquel en mi cabeza.

–Vale, ya está, déjame vestirme — la echo de mi habitación — dile a Julia que se espere — cierro la puerta.

Maldita sea. Me pongo una camisa blanca y unos jeans negros, los combino con unas Nike blancas y me peino, cojo el móvil antes de salir de la habitación y bajo. En el sofá veo a Julia sentada, sus largas piernas están entrelazadas y su largo pelo pelirrojo cae como una cortina por delante de sus hombros mientras ella revisa su móvil.

–Siento haber tardado — decido decir — he dormido más de la cuenta — sonrío y ella se ríe.

–Ojalá hubiera podido dormir yo también, me he pasado toda la tarde mirando que me voy a poner — señala su vestimenta.

Tampoco lo veo para tanto para habérselo pensado toda la tarde, tan solo es un mono negro con pedrería y lleva unos tacones blancos conjuntados con el bolso. Madre mía, estoy seguro que si fuera Raquel no se hubiera perdido una buena siesta por esta tontería y se hubiera puesto unos jeans y un top común.

–Sabes que vamos a una discoteca, ¿verdad?

–Claro, ¿por qué lo dices?

–No se, parece que vayas a una pasarela o algo por el estilo con eso.

–Esto es lo que tiene ser modelo, quieres ir diva vayas donde vayas.

–¡Tu eres diva hasta desnuda cariño! — le grita mi madre.

Que vergüenza. Julia se pone roja y le sonríe.

–Vamos ya — sin pensarlo, la cojo de la mano y ella me sigue hasta la puerta — adiós mamá, no me esperes.

–¡Pasarlo muy bien mis niños!

De camino a la disco Julia me cuenta un poco su carrera en el mundo de la moda, y he descubierto que le encanta hablar de ella misma, lo guapa que es, y de lo bien que viste. Vaya estirada.

–Y bueno — se muerde el labio — me ha dicho tu madre que no te va muy bien en el amor.

¿Perdón?

–¿Eso te ha dicho mi madre?

–Si — se ríe — no te lo tomes a mal, solo le hablaba de mis pretendientes y a ella le dio pena que tu no tengas buena suerte en el amor.

No me dejesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora