"Intentando ordenar mi desastre mental"
***
EDWARD LÓPEZ
Una risa me hace despertar de mi sueño, abro los ojos de golpe, es una risa femenina, y esa risa no es de mi madre. Me levanto de la cama y me visto rápidamente para seguido ir al baño, cepillarme los dientes y ponerme perfume. Mientras bajo por las escaleras me arreglo el pelo un poco, y cuando llego a la cocina veo una melena larga y roja de una chica de espaldas. Ugh esa no es Raquel, iluso.–¡Edward, hijo mío! — mi madre se acerca a mi y la chica se gira.
No.
–¿Julia? — pregunto asombrado y ella sonríe.
–¡Así es! — me acaricia la cara — hoy mi princesa Julia ha venido a ayudarme con el desayuno, ¿no es preciosa?
–Hola Edward — me saluda con dos besos en las mejillas — cuanto tiempo.
–Vaya, si que has cambiado — sigo asombrado.
Como yo recordaba a Julia, era la típica chica friki del barrio, ahora tiene veinte años, es más pequeña que yo por cuatro años, pero siempre me he fijando en que ella nunca ha tenido ningún novio durante su adolescencia, supongo que era por su obsesión hacia mi. Julia cree que nunca me he dado cuenta, pero en realidad si, su hermano menor siempre me decía que su hermanita estaba loca por mi. Ahora a cambiado, lleva el pelo mucho más largo y brillante, su cara luce más bonita y sus ojos verdes resaltan más junto a sus pestañas largas, sus labios son más rojizos y sus pecas son preciosas, hasta de cuerpo está mucho más ajustado, tiene las piernas más largas y tiene unas curvas perfectas. Realmente Julia es perfecta.
–Si bueno — se pone roja — tu en cambio no has cambiado mucho.
–Bueno, he intentado hacer músculo — le muestro mis bíceps — pero no ha servido de mucho — ella se ríe.
–Venga, sentaros ya para desayunar — ordena mi madre.
Empezamos a desayunar y yo empiezo con las tortitas con sirope, con llevarme tan solo el primer trozo a la boca, el sabor me atrapa.
–Mmmhhh, que ricas las tortitas por dios — cojo otra.
–¿Verdad que si? Las ha echo Julia, es una excelente cocinera.
–No es para tanto, señora López.
–Cariño llamame Sara, o mejor aún, llámame suegra.
Me atraganto con la tortita y rápidamente le doy un trago a mi vaso de zumo de naranja.
–Señora López, no creo que le parezca buena idea a Edward que yo te llame suegra.
–¿Te importa hijo? — me mira mi madre y seguido Julia también, no puedo con esto.
–No, claro que no.
¡Claro que si!
–Y...¿A que te dedicas Edward?
–Soy mecánico — respondo sin importancia mientras sigo comiendo.
ESTÁS LEYENDO
No me dejes
Teen Fiction"El destino quiso que se cruzaran, no que se quedaran." Raquel trabaja en una gran empresa de coches junto a su compañera de vida, Soraya. Las dos son unas jóvenes muy coquetas, les encanta vivir la vida y ser felices. El mundo de Raquel se viene ab...