LA BEBÉ DARIANA.

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30 Marzo del 2009:
Habían pasado cinco años desde el nacimiento de la pequeña Dariana y claramente la bebé estaba custodiada por angeles las veinticuatro horas del día, pero, de igual manera estaba vigilada por demonios que eran los encargados de reportar todo a su amó Lucifer.
- Y cómo está la ¿Bebé? ¿Niña?- preguntó algo confundido.
- Niña mi señor ya ha cumplido 5 años, bueno, por lo que nos han dicho ¡Claramente es un pequeño enigma!, le gusta hablar con los adultos más que con los niños y para sorpresa nuestra ¡¡Habla con mucha propiedad!!, usa palabras poco usuales entre los niños de su edad.
- Mmm interesante- A pesar de estarle escuchando su mirada parecía perdida en algún otro lugar- pero no esperaría menos de ella, cuéntame ¿Cuáles son sus pasatiempos?.
- Bueno, le gusta cantar, bailar, leer...
- Espera, espera, ¿Ya sabe leer?- dijo Lucifer asombrado.
- Si por lo que nos han dicho ya sabe leer, sumar, restar, multiplicar y todas esas cosas de humanos.
- Vaya vaya que grata sorpresa, está bien Belial puedes retirarte- Lucifer seguía sorprendido.
- Con permiso mi señor- dijo haciendo una reverencia y se retiró.
- Si que eres una caja llena de sorpresas Dariana- susurró Lucifer,
- Adelante- contestó al oír la puerta- ¡A Lilith! ¿Que necesitas?- dijo perezoso.
- Vi salir a Belial, ¿Pasa algo?- ¡Lilith siempre metiendose donde no le llaman! Pensó cansado.
- Si, pasa que la pequeña Dariana es todo un enigma.
- Ah, la mocosa y... ¿Cuando la piensas matar?- preguntó con cara de fastidio.
- Primero se llama Dariana y segundo la mataré cuando yo quiera ¿Entendido?- Lucifer empezaba a estar notablemente enojado.
- Claro perdón, tienes razón, pero estas muy estresado porque no te relajas un poco- dijo seductoramente mientas caminaba hacia el moviendo sus caderas subjetivamente parándose detrás de él y pasando su mano por todo su cuerpo llegando a su entrepierna, estimulando a su amigo.
- Lilith no estoy de humor para jueguitos, así que hazme un favor y vete que necesito pensar- quitó su mano de su entrepierna.
- Tu nunca estás de humor- susurró molesta.
- ¿Disculpa?- le lanzó una mirada asesina.
- Nada, con permiso mi señor- salió del despacho antes de que las cosas empeorarán.
Una vez ya en completa soledad Lucifer, se dirigió a su sillón y se recostó en el.
- Muy pronto nos volveremos a ver Dariana, muy pronto- miró al techo con su típica sonrisa obstinada.

Mi Lux FeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora