cap. 32 ¿Karla o Camila, quien eres?

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En el pasillo del hospital en Londres…

"Las enfermera y médicos corrían a un lugar apresurados, sin mirar atrás, no ponían atención, ni siquiera por los reclamos de la joven embarazada, le dedicaba con desesperación, su único objetivo era la paciente, que atendían con todas sus fuerzas, de que no sucumbiera a la intervención"

-¡Como esta mi esposa, dígame alguien como esta...! (Llorando sin parar, mi pecho estaba tan apretujado de la angustia, que apenas y me dejaba respirar, me dolía tanto el corazón, que sentía que no soportaría un minuto más, con esta incertidumbre)

Todo se veía tan irreal, nadie me quiere decir nada, Dios no me la quites, no lo hagas, mi alma grita agitada, por saber cómo se encuentra mi salvaje.

-¡Tranquila ricachona, está en buenas manos, no vaya hacer que tú también enfermes! (Bradley, sentado muy quitado de la pena)

-¡Gracias a usted, ella sigue aún con vida, no sé cómo voy a agradecerle esto! (Lo decía sinceramente)

-¡Ese es mi trabajo, mantener a salvo a la suicida!

Miro a la persona que lo menosprecie al solo conocerlo, es alguien que ha adquirido ante mis ojos, el valor de ser la guardián de mi salvaje, aún recuerdo lo que sucedió horas atrás.

Flash Back...

Estaba como loca, tratando de que me respondiera mí rebelde, pero nada, la besaba con desesperación su frente y no escuchaba su contestación.

-¡Lauren, no puedes dejarnos, hazlo si no es por mí, por nuestro bebe!

"A lo lejos un joven de pelo castaño claro, visualizaba con unos binoculares, adentro de una ambulancia, con varios paramédicos y doctores a su disposición"

-¡Connor, parece ser que es nuestro turno de actuar! (Brad, poniéndose en posición, para dar ejecución a su trabajo)

-¡A la orden!

Mi deber era muy simple y no por ese motivo lo descuidaría, el ricachón del señor Cabello, me dio vía libre de tener a mi mando, cualquier escuadrón de su repertorio, me dijo que elegiría el que yo quisiera, desde escoltas, abogados o lo que se me ocurriera, simplemente le pedí, la mejor transportación y movilidad posible, así que me dio un jet para mi solo, también doctores que estuvieran a cualquier orden del día, aunque extrañado ascendió, por mi peculiares condiciones; sin embargo no me pidió, explicaciones para mis actos, solo me exigió que su Lausumostruo, estuviera bien.

Así que mi estrategia era muy simple, seguir de muy de cerca a la suicida, la vigilaba de lejos pero sus movimientos no eran erráticos, ella siempre permanecía sola en ese viejo almacén; que después de una mini investigación, con unas cuantas escoltas averigüe, porque su estado melancólico, la tal Camila se las gasta la muy condenada , compro a su esposa a la mala; pero es que tampoco mi protegida sea una santa, ¡no, claro que no!, parece ser que se había, echado a la pura y virginal señorita Cabello y para colmo la dejo como si nada y se casaba con la amante adinerada, según muy amiga de ellas.

Esto era un maldito cahuin, que se traían estas mujeres, porque no tarde en averiguar, que una señorita con una muy buena delantera, la visitaba todas las noches, que cuando la distinguí de lejos, al estar al acecho de cierta casanova, me di cuenta que su forma de caminar y actuar, era todo menos de una sirvienta, así que hasta la amante-esposa, tenía a su disposición nuestra estuche de monerías; pero aun no entendía ¿porque su decisión, de quererse ir al más allá, teniendo todo…?

LA REBELDE DE MI CORAZÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora