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11 de Abril
Querido Diario:
No quiero escribir esto, pues en realidad lo único que deseo es borrarlo de mi mente para siempre, pero estoy tan aterrorizada que, acaso diciéndotelo, no lo vea tan terrible. Oh, Diario, ayúdame, por favor. Estoy asustada. Tan asustada, que mis manos están pegajosas y tiemblo de pies a cabeza.
Supongo que he tenido una visión retrospectiva, pues es'taba en mi cama, planeando el cumpleaños de mamá, pensando en lo que podría hacer para darle una sorpresa, cuando mi mente se enturbió, se enmarañé por completo. No puedo explicarlo, pero parecía como si se enrollara hacia atrás, por inercia propia, sin que yo pudiera hacer nada para detenerla. La habitación se llenó de humo y me creí en una cámara de vapor. Estábamos todos de pie, leyendo los anuncios de la ceremonia y apostando sobre los actos sexuales inconcebibles. Y empecé a reír. Y me sentí en la gloria. Era la persona más encopetada del mundo y miraba a todos por encima del hombro; el universo era un extraño conjunto de ángulos y sombras.
Luego, súbitamente, se convirtió todo en una especie de filme underground, lento y perezoso, y la luz verdaderamente irreal. Muchachas desnudas bailaban alrededor, haciendo ej amor con las estatuas. Recuerdo que una muchacha pasaba la lengua por el cuerpo de una estatua, y ésta vivificó llevándose la muchacha hacia lo más alto de la hierba azul. No podía ver exactamente lo que hacían, pero era evidente que se la estaba metiendo. Sentí el sexo tan intensamente que quise abrirme paso para correr detrás de ellos. Después cambió la escena y me vi en la calle, mendigando, gritándole a los turistas: «Poderosos entre todos los poderosos, ojalá esta noche tengáis un momento de erotismo con vuestro perro».
Luego me sentí como sosegada, de pie, entre las luces cambiantes y movedizas, bajo los fanales. Todo daba vueltas a mi alrededor. Yo era una estrella a la deriva, un cometa surcando el firmamento, brillando en el cielo. Cuando finalmente me recobré, estaba tendida, desnuda, sobre el suelo.
Todavía no puedo creerlo. ¿Qué me pasa? Estaba en la cama, pensando en el aniversario de mi madre, escuchando música cuando: ibam!
Tal vez no fuera una visión retrospectiva. Acaso esté esquizofrénica. Esto suele darse con frecuencia en los adolescentes que pierden contacto con la realidad. ¿No es así? Sea lo que sea, estoy perdida. Ni siquiera puedo controlar mi mente. Las palabras que escribí cuando estaba fuera de la realidad son simplemente líneas, caminos con mucha escoria intercalada de símbolos. ¿Qué voy a hacer? Necesito hablar con alguien. Realmente, desesperadamente, verdaderamente lo necesito. Oh, Dios, ayúdame, por favor. Tengo tanto miedo, tanto frío, tanta soledad. Sólo te poseo a ti, Diario mío.
Tú y yo, ¡vaya pareja!

Mas tarde
He resuelto algunos problemas de matemáticas e incluso he leído algunas páginas. Por lo menos, aun puedo leer. He aprendido unas líneas de memoria y, ahora, mi cerebro parece funcionar bien. También hice ejercicio y creo tener el control de mi cuerpo. Pero desearía hablar con alguien, alguien que sepa lo que pasa y lo que pasará. Pero no tengo nadie a quien hablarle así, de modo que deberé olvidarlo. Olvidar, olvidar, olvidar y no mirar atrás. Miraré hacia adelante, hacia la fiesta de cumpleaños de mamá. Tal vez pueda conseguir que Tim y Alex la lleven al cine, a la sesión matinal, y cuando llegue a casa se encuentre preparada una magnífica cena. Me haré a la idea de que todo ha sido una pesadilla y lo olvidaré. Por favor, Dios mío, deja que lo olvide y no permitas que ocurra otra vez. Te lo ruego, te lo ruego, te lo ruego...

12 de Abril
Hoy he estado tan ocupada que ni una sola vez he pensado en ello. Creo que para mañana me peinaré al gusto de mamá. Esto la haría dichosa.

13 de Abril
Ha sido un aniversario maravilloso. Tim y Alex llevaron a mamá a una sesión de cine de la tarde y la película le gustó más que a ellos. Papá tuvo que trabajar hasta muy tarde en su despacho, y me alegré, pues si él hubiese estado en la cocina me habría sentido cohibida, no hubiese dado pie con bola, pero todo salió admirablemente. La cocina tenía un aspecto como el de esas que salen en la revista Better Homes and Garden's, sólo que mejor, pues olía bien. Los espárragos eran magníficos y tiernos y los pasteles exactamente como los habría hecho la abuela. La verdad es que me habría gustado que hubiese estado con nosotros, se habría sentido orgullosa de mí. Tomamos un cóctel de fruta fresca, ensalada de lechuga con tiras de tocino fino, que tal vez estaba demasiado marchita, pero todo el mundo fingió no darse cuenta. Papá bromeó conmigo y aseguró que no le extrañaría que un día me convirtiera en la buena esposa de algún buen joven. Espero que no haya visto las lágrimas que había en mis ojos, pues lo anhelo tanto, ¡tanto!
Como postre comimos helado de pera con melocotones helados, y esto sí que fue maravilloso, particularmente por ser la primera comida completa enteramente preparada por mí. Alex le había hecho a mamá un platito de cerámica en forma de mano, la mano de mamá. Es realmente encantador pues, con ayuda de su maestra en los boy scouts, lo hizo ella sin que mamá lo supiera. Antes yo tenía un poco de celos de Mex, y supongo que me comporté con hostilidad hacia ella aunque la quisiera. Pero ahora las cosas son distintas. Verdaderamente, siento crecer en mí algo nuevo, maravilloso y fascinante. ¿No será lo que llaman amor extra hacia cada criatura que nace?
¡Oh, cómo desearía que algún día alguien quisiera casarse conmigo!

14 de Abril
Esta mañana me levanté temprano para bañarme sin prisas, antes de que Timy Alex empezasen a golpear la puerta del cuarto de baño. Fue magnífico. Me encanta ir despacio y disfrutar de la vida. Después de depilarme las piernas y axilas contemplé mi cuerpo críticamente por primera vez en mi vida. Es un cuerpo agradable, pero de pechos pequeños. ¿No mejoraría haciendo ejercicio? Pero entonces tendría miedo de parecer una vaca lechera. Estoy contenta de ser una muchacha, incluso me gusta tener la regla. Creo que nunca quise ser un muchacho; muchas muchachas desearían serlo, pero yo no. Es difícil creer que llegué a tal punto de perdición que ni siquiera supe lo que era. Oh, cómo desearía borrar este podrido pasado. Sé que el abuelo tiene razón. Debo perdonar y olvidar, pero no puedo. Sencillamente, no puedo. Cuando estoy pensando las cosas más agradables aparece el feo y negro pasado, irrumpiendo en mi mente como una pesadilla. Y mi jornada queda hecha polvo.

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