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3 de Junio
Mamá y papá dicen que anoche hice exactamente lo que tenía que hacer y sólo lamentaron no haber estado cerca para ayudarme. ¿Qué podían hacer, aparte de llamar a los padres de Jan? Con ellos allí habría sido peor. ¡Quién sabe! Ahora debo irme.
P.D. Jan se cruzó conmigo en el salón y vi en su rostro una expresión de hostilidad y acritud que nunca había notado antes. «Ya me las pagarás, jodida señorita Purificación», dijo casi a gritos y delante de todos. Traté de explicarme, pero se alejó, dándome la espalda como si no existiera.
Más tarde me fui a la biblioteca. Joel notó que algo iba mal y tuve que decirle que estaba resfriada y me sentía miserablemente (lo de miserable era parcialmente cierto). Dijo que debería tomarme una aspirina y descansar. La vida, para la gente recta, es bien simple.
No sé qué les habrá contado Jan a los muchachos, pero debe de haber difundido unos rumores muy feos para que todos se mofen de mí, lo cual es peor que estar sola o verse ignorada. ojalá pudiera hablar de esto con Joel, pero estoy tan acobardada que ni siquiera voy a ir a la biblioteca. Me llevaré unos libros a casa y estudiaré en mi habitación. Mi cuarto será todo mi universo.
Acaba de llamarme Joel desde la biblioteca porque está preocupado por mí. Habló con la secretaria de papá, quien no sabía nada. Mc alegra que haya llamado, pero le dije que estaba enferma y que no iría a la biblioteca durante la semana. Oh, estoy enferma, enferma de todas esas cabezas repletas de marihuana y de ácido, de todos esos drogadictas que me acosan. Joel me preguntó, no obstante, si no tenía inconveniente en que llamara todas las noches; yo no le respondí que me quedaría junto al teléfono esperándolo. Pero tú silo sabes, ¿verdad?

7de Junio
La abuela se puso muy mala en el curso de la noche. Creo que ya no le importa vivir si no está el abuelo. No salió de su cuarto para tomar el desayuno; se lo llevé a la cama en una bandeja, pero se limitó a picotear la comida. Esta noche debo quedarme con ella en vez de ir a la biblioteca, como había decidido finalmente. Joel comprenderá. Hasta luego.

8 de Junio
Estoy tan acorralada que no sé qué hacer. Jan me abordó al salir y murmuré: «Deberías decirle a tu hermanita que no acepte caramelos de forasteros, ni siquiera de amigos, especialmente de tus amigos». Pero Jan no haría esto. No puede hacer esto. Piense lo que piense de mí, no se vengaría en Alex, ¿verdad?
¿Sería capaz? Ah, si pudiera hacerla entrar en razón, pero no sé cómo.
¡Cómo desearía hablar de esto con mamá, papá, Joel o Tim!, pero cada vez que hago algo sólo sirve para empeorarlo. Tendré que introducir el tema en alguna conversación de sobremesa, decir algo sobre los muchachos vengativos que ponen ácido en los caramelos, en el chicle, etc., para hacer proselitismo. Tal vez si les digo que el maestro nos habló de un muchacho que murió en Detroit tengan cuidado. Deben tener cuidado.

9 de Junio
Salía de la tienda camino de casa cuando una furgoneta llena de muchachos me empujó mientras ellos gritaban cosas así:
«Anda, ¿no es la facilona María la Pura?»; «No, es la señorita Chivata»; «¿Señorita Chivata dices?, señorita súper Chivata; señorita doble, triple Chivata... ¿qué pasaría si metiéramos un montón de droga en el coche de su viejo? ¿No sería fantástico que pescaran a su papá, el profesor?».
Luego me insultaron con los peores epítetos, gritaron y se rieron como histéricos de mí, dejándome emocionalmente aplastada, golpeada, achicharrada. A lo mejor sólo me amenazaron, tratan de volverme loca, pero, ¡quién sabe! El verano pasado leí que unos drogadictas metieron un gato en una lavadora y la pusieron en marcha por ver qué pasaba. Tal vez les gustaría saber exactamente cómo reaccionaría papá. Son una pandilla de asquerosos bastardos y no me fío nada de ellos. Pero no creo que vayan tan lejos. Quizá fingiendo que no les hago caso desistan de sus propósitos, en caso de tenerlos.

10 de Junio
Por primera vez tengo la absoluta certidumbre de que, incluso encerrada en una habitación llena de ácido, coca y todos los estupefacientes del mundo, los repudiaría asqueada, porque ahora veo lo que ha hecho la droga con muchachos que fueron mis amigos. Seguro que si no fuera por la droga no se ensañarían conmigo tan despiadadamente como lo hacen, ¿verdad?
Hoy, alguien puso una ascua ardiendo en mi armario de la clase, y cuando el director me llamó, incluso él sabía que yo no había cometido aquella estupidez. Mi nueva chaqueta tiene un gran agujero y algunos papeles sueltos se han quemado, llenándolo todo de humo. Me pidió que delatara al posible autor, y aunque yo sospecho que ha sido Jan no me atrevería a denunciarla, y tampoco quiero señalar a todos los que se drogan en el liceo. Sería una traición; además, probablemente me matarían. Estoy verdaderamente asustada.

11 de Junio
Me alegro de que pronto acaben las clases. El año que viene acaso pueda ir a estudiar a Seattle y vivir con tía Jeannie y tío Arthur. ¡Cómo me habría ,gustado que la abuela no vendiera la casa!, pero, con lo enferma que está tampoco habría podido vivir con ella.
P.D. Fui a la biblioteca de la universidad y Joel y yo nos sentamos un rato sobre el césped, pero las cosas ya no son igual que antes. Cada día se deteriora todo un poco más. Ojalá Joel fuese el hijo de mi padre y yo no hubiese nacido.

12 de Junio
Esta noche se celebra el baile del liceo, pero, naturalmente, yo no iré. Incluso George, que antes me invitaba a salir, me trata ahora con desdén y pasa junto a mí sin mirarme siquiera. Aparentemente, los rumores van en aumento. No puedo combatirlos ya que no sé lo que me atribuyen.
Creo que la vieja pandilla de la marihuana trata de volverme completamente loca, y casi lo consigue. Hoy, mamá y yo estábamos en el mercado y nos encontramos con Marcie y su madre. Se detuvieron para hablar y, mientras tanto, Marcie se dirigió a mí diciéndome, con una
hermosa sonrisa en su semblante: «Esta noche tenemos una fiesta y es tu última oportunidad».
Contesté: «No, gracias» con toda la serenidad de que fui capaz, pero creí ahogarme. Su madre estaba a dos pasos de distancia. Luego, sonriendo dulcemente, añadió: «Será mejor que vengas porque, de todo s modos, te pescaremos». ¿Puedes creerlo, Diario mío? Una muchacha de quince años, de familia bien educada y respetable, amenazando a otra muchacha públicamente, en pleno mercado, concretamente en el puesto de legumbres. Creí perder el juicio; pensé que allí mismo saltaría mi cerebro y se desparramaría por el suelo.
Camino de casa, mamá comentó lo callada que yo había estado. Luego me preguntó por qué no frecuentaba, de vez en cuando, a la simpática Marcie Green. Si, sí! Quizá me esté volviendo loca. Tal vez no esté ocurriendo ninguna de las cosas que cuento.

16 de Junio
Anoche, mientras dormía, murió la abuela. Traté de persuadirme de que había ido a reunirse con el abuelo, pero estoy tan deprimida que en lo único que puedo pensar es en los malditos gusanos devorando su cuerpo. Las órbitas sin ojos, infestadas de alimañas retorciéndose. Ya ni siquiera puedo comer. En casa, ocupados en el funeral, andan como locos. ¡Pobre mamá!, ha perdido a sus padres en dos meses. ¿Cómo puede soportarlo? Yo creo que si ahora perdiera a mis padres me moriría. He tratado de ayudarla y de facilitarle las cosas, pero estoy tan extenuada que dar un paso me exige un gran esfuerzo.

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