XIV

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16 de Septiembre
A ver si lo adivinas: mi vieja profesora de piano, me ha llamado pidiéndome que sea solista en el recital de sus alumnos más destacados. Quiere, incluso, conseguir la pequeña sala de conciertos de la universidad, darle publicidad y poner mi foto en la portada del programa. Por supuesto, sabe lo ocurrido con mis manos, pero la velada no sería hasta el otoño. ¿No es emocionante? Ignoraba que fuese yo tan buena pianista. Honradamente lo ignoraba. Una de estas noches quiere hablar conmigo y con mis padres para discutir la idea en su conjunto, pero te digo, francamente, que aún me parece soñar. No puedo creerlo. Practico todos los días, es cierto, y a veces toco sólo por el gusto de tocar, si no tengo otra cosa que hacer, y ello debido principalmente a que no me gusta la tele, en especial lo que quieren ver Alex y Tim; además, no voy a estar siempre leyendo. En verdad no me daba cuenta de que tocaba tan bien. Los demás muchachos y muchachas quizá consideren que esto es una estupidez. Ahora no quiero estropear mis relaciones con ellos, particularmente cuando empiezan a ser tan formidables. Creo que será mejor esperar y hablar de ello con Fawn, aunque lo haré después de su fiesta. En este momento es lo único que le interesa.
P. D. Recibí la carta más cariñosa de Joel; está impaciente por verme. Yo no le dije que a mime pasa lo mismo, pero estoy segura de que lo sabe.

17 de Septiembre
¿Sabes una cosa?, me ha venido la regla. Ahora deberé tenerlo en cuenta. ¿Se enojaría mi madre si comprara tampones en vez de compresas? Seguramente si, de manera que será preferible no correr el riesgo. Pero esto complica las cosas para la noche de mañana. ¡Oh, qué más da! Puedo llevar mis nuevos pantalones y mi nuevo suéter, pero realmente es una lata. ¡Bah!, pero ¿qué puedo hacer? Será mejor que me lo tome alegremente, ¿no? Buenas noches.

18 de Septiembre
Esta mañana observé el cielo y me di cuenta de que el verano casi se ha ido, y esto me puso triste porque se diría que ni siquiera lo hemos visto. Oh, yo no quisiera que se acabara. No quiero envejecer. Tengo este necio temor, querido amigo: el temor de ser vieja sin haber sido nunca joven de verdad. ¿Podría ocurrir tan rápido, o es que he malgastado mi vida? ¿Crees que
la vida puede pasar de largo sin que una la vea? Sólo de pensarse me pone la piel de gallina; siento escalofríos.

(¿)
¡Ah, qué boba soy! Mañana es el aniversario de papá y lo había olvidado por completo. Tim y mamá hicieron un plan para celebrarlo en familia, pero yo estuve tan ocupada con Fawn y los demás que no quisieron molestarme con los detalles, lo que te demuestra, querido Diario, quién es el lastre de la casa.
Pero, vaya, no resuelve nada mortificarme. Tendré que inventar algo superespecial para papá y darles una sorpresa a todos. Hasta luego.

19 de Septiembre
Mamá tenía razón: mis presentimientos sobre la fiesta de Fawn eran completamente ridículos. Fue estupendo, estupendo, estupendo. Los padres de Fawn son realmente agradables y todos los muchachos formidables. Jess será presidente del Consejo de estudiantes en el próximo curso, y Tess es la novia del presidente, y Judy, y todos los demás... Hace apenas un año recuerdo que los consideraba una banda de pelmazos aburridos, pero ahora espero que me den otra oportunidad y no me rechacen.
Sospecho que si yo fuese realmente una persona madura tendría que admitir que tarde o temprano alguien empezará a decir que fui recogida del arroyo, aunque de esto haga siglos; luego, los padres de algún muchacho decente le dirán a su hijo que no pierda el tiempo conmigo, pues podría destruir su reputación. Y cada uno de los muchachos decentes se preguntará cómo soy interiormente, y al enterarse de que fui internada en un hospital mental ya puedo imaginar lo que pensarán de mí en su fuero interno y lo que me dirán. Siendo más de novecientos los muchachos y muchachas del liceo, podría muy bien pasar de un bando al otro, y si me dejan puedo hacerlo. Y YO puedo. ¡Por favor, no lo impidan!
Quizá debería ser honesta sobre esta cuestión, contárselo todo. a Fawn y a sus padres. ¿Crees que me comprenderían? A lo mejor sólo nos sentiríamos todos más turbados. Sé que, tarde o temprano, tendré que contarle a Fawn lo del hospital. Ya me ha hecho alguna pregunta sobre mis manos y considero indecente seguir engañándole. ¡Si por lo menos supiera qué debo hacer! Si conociera alguien con experiencia en estos menesteres no estaría aquí, devanándome los sesos, preocupándose a ti y a mí misma. Me dirían, sencillamente: «Deberías hacer esto; deberías hacer lo otro». Estoy segura de que mis padres todavía saben menos que yo de estos asuntos. Procuraron que se hiciera todo lo más discretamente posible y ni siquiera sus amigos más cercanos deben saber lo ocurrido. ¿Por qué será tan difícil la vida? ¿Por qué no podemos ser como somos y que nos acepten como tales? ¿Por qué no puedo ser yo, sencillamente, tal como soy ahora, sin necesidad de concentrarme, de mortificarme sobre mi pasado y sobre mi futuro? Me da rabia ignorar si mañana caerán o no sobre mí Jan, Lane, Marcie y los otros. A veces quisiera no haber nacido.
Qué pensaría de mí el escrupuloso Frank si conociera verdaderamente mis interioridades? A buen seguro echaría a correr como un conejo asustado o creería fácil conseguir de mi, inmediatamente, lo que se le antojara. Y sólo podría antojársele una cosa.
¡Ah, si al menos pudiera dormir! Es extraño cómo pasa el tiempo, tan velozmente que ni siquiera puedes ir a su ritmo; así ha sido en las dos o tres últimas semanas. Horas, minutos, días, semanas y meses se funden convirtiéndose en una mancha borrosa y fulgurante. Hoy es el aniversario de papá y mañana el mío. Hace un siglo, probablemente ya estaría casada y criando hijos en alguna granja remota. Afortunadamente, estas cosas ya no ocurren con tanta rapidez hoy en día. Pero, en todo caso, debo empezar a comportarme y a pensar más como un adulto.

Más tarde
Después de comer me fui corriendo a comprar un pullover para papá. Estoy segura de que le gustará, pues en el escaparate del señor Taylor vio algo parecido y dijo que le seria muy útil para trabajar en el despacho, donde no le gusta llevar chaqueta. Ahora ya sólo me falta terminar el poema y por fin habré hecho algo bien. Me pregunto si la vida será tan explosiva y confusa para los demás. Espero que no, pues no quisiera ver a nadie metido en líos como éste.
No sé si esta noche celebrarán el aniversario de papá con el mío o si, por el contrario, tienen la intención de hacerlo por separado y otro día. Dos pasteles de, aniversario en una semana podrían enfermar a cualquiera.
¡Otro cumpleaños! Casi seré una vieja o, por lo menos, ya no seré quinceañero. Me parece que fue ayer cuando era niña.

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