XII

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3 de Agosto
Hoy hemos tenido un día hermoso, cálido y perezoso. Tendidos sobre el césped conseguí animar a Tom, del grupo masculino de mi pabellón, para que me contara por qué está aquí. Tom es un muchacho guapo, agradable, muy musculoso. Tiene quince años y es una de esas personas con las cuales uno se siente automáticamente en confianza. Me dijo que procede de una familia unida, sólida, acomodada y que en su último curso de secundaria fue elegido, por votación, el muchacho más apreciado del colegio. Si en mi colegio se hubiese aplicado este procedimiento a mí me habrían elegido como las mayor estúpida.
En fin, la primavera pasada Tom y tres de sus compañeros oyeron hablar de esa droga que se inhala y, creyendo que sería muy estimulante, compraron un par de tubos y la probaron. Dijo que todos sintieron la descarga y que fue algo formidable. Su mirada, al contarme esto, me indicó que seguía considerándolo formidable. Armaron un tremendo escándalo gritando y rodando por el suelo, y el padre de uno de ellos les ordenó que se calmaran Ni siquiera sospechó por qué se encontraban en tal estado. Pensó, sencillamente, que estaban peleándose, como de costumbre.
Una semana más tarde, los mismos muchachos probaron el whisky de papá, pero no les gustó tanto y vieron que era mas difícil conseguir whisky que marihuana o droga en comprimidos. Dijo lo que ya he comentado aquí, que los padres nunca echan a faltar sus comprimidos para adelgazar, sus tranquilizantes, sus medicinas contra resfriados, sus píldoras estimulantes, sus píldoras para dormir o cualquiera de esas cosas que pueden dar una «sacudida» a los muchachos cuando no tienen a mano algo más fuerte. Así comenzó, pero al cabo de seis meses necesitó tanto dinero que tuvo que buscarse un trabajo. Solicitó un empleo en sitio más indicado: un drugstore. El gerente tardó bastante tiempo en darse cuenta de lo que ocurría con los comprimidos de reserva. Cuando lo descubrió, echó a Tommy a la calle para ahorrarle un disgusto a la familia. No se dijo una palabra a nadie, pero Tommv y el gerente del drugstore sabían muy bien lo que pasaba. Sin embargo, a Tommy no le preocupó mucho verse despedido porque ya se había entregado a las drogas fuertes y todo le importaba un pito. Un amigo le presentó a Smack y empezó a revender droga entre los escolares, a fin de mantenerse. Y acabó en este centro. A mi juicio todavía está «tocado», pues incluso ahora, sólo hablar de drogas le pone en estado de euforia. Noté que Julie, sentada junto a nosotros, tuvo casi la misma reacción. Es como ver bostezar a alguien; se contagia y sientes necesidad de bostezar. Estoy contenta de no haber notado nada, pero no debí haberle interrogado; fue realmente deprimente constatar que tanto él como ¿Julie sólo esperan salir de aquí cuanto antes para volver a la droga.
Odio este lugar. El sucio cuarto de baño apesta a orina; las pequeñas jaulas donde encierran a la gente que se desmanda... Una vieja dama incendiaria está casi siempre en una de las jaulas y no puedo soportarlo. La gente es lo peor que hay aquí.
4 de Agosto
Hoy fuimos a nadar. Al regresar me senté en el autocar junto a Margie Ann y me dijo que no quiere salir de aquí; que todos los muchachos le esperarían para obligarla a drogarse de nuevo y ella sabe que no podría negarse. Luego, mirándome fijamente, propuso «¿Por qué no «despegamos» tú y yo, las dos solas? Yo sé cómo conseguir una «mezcla» en un minuto».

5 de Agosto
Hoy he recibido de nuevo la visita de mis padres y me han traído una carta de Joel, en diez folios. Mamá quiso que la leyera inmediatamente, pero prefería dejarlo para más tarde y leerla a solas. Es algo tan especial para mí que no quiero compartirlo con nadie, sólo contigo, Diario mío. Además, creo que estoy algo asustada, pues papá le ha contado toda la verdad a joel, al menos todo lo que él conoce. Esperaré y abriré la carta más tarde. Papá me informó además de que por fin logró que Jan firmase, ante notario, que yo no introducía droga en el colegio. Ahora, ella y papá tratan de que Marcie se retracte igualmente de su previa declaración. Si lo consiguen, papá está seguro de sacarme de aquí muy pronto.
Tengo miedo de hacerme ilusiones, pero no puedo evitarlo. La sola idea de que todavía hay esperanza en este sitio, el más desesperanzado de todos, me hace llorar.

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