IV

153 4 0
                                    

20 de Mayo
He logrado meterme de nuevo en el engranaje del estudio, y esto ayuda. Por lo menos distrae mi mente de lo que tú ya sabes.

21 de Mayo
La abuela está enferma, pero mamá cree que es agotamiento. Ojalá, pues tiene mal aspecto. Ah, olvidaba decirte que papá me ha conseguido una autorización para servirme de la biblioteca de la universidad y hoy he ido por primera vez. Es muy divertido. Me sentí sofisticada y muchos muchachos creen que soy universitaria. ¿No es gracioso?

22 de Mayo
Hoy he conocido a un muchacho en la biblioteca. Se llama Joel Reems y es novato. Estudiamos juntos y luego me acompañó al despacho de papá. Papá estaba ocupado y nos sentamos en la escalera de la entrada principal del edificio para esperarlo. Decidí no fingir con Joel, decirle la verdad sobre mi y dejar que me tomara o me dejara como soy (bueno, casi la verdad). Le informé que tenía dieciséis años y privilegios de biblioteca gracias a papá.
Es un muchacho realmente agradable, se limitó a reír y dijo que ya estaba bien, puesto que tampoco era su intención pedirme que me case con él este semestre. Cuando salió papá, se sentó un rato con nosotros y los tres hablamos como si nos hubiésemos conocido de siempre. ¡Algo formidable Antes de irse, Joel me preguntó cuándo volvería a estudiar y le contesté que paso mis horas de asueto estudiando, cosa que le agradó.

23 de Mayo
Ah, papá querido, supongo que debería estar rabiosa contra él, pero no lo estoy. Fue a indagar en la ficha escolar de Joel y me contó lo que contiene. Realmente, me cayó como una coz que papá ande fisgoneando en los archivos para conseguir información que me concierne. De todos modos, Joel es estudiante adelantado, pues, con dieciocho años escasos, ya está en la universidad. Su padre murió y su madre trabaja en una fábrica; Joel trabaja siete horas diarias como portero en el liceo, de medianoche a las siete de la mañana. Su primera clase comienza a las 9, los lunes, miércoles y viernes. ¡Qué horario!
Papá me advirtió que no debo interferir en sus estudios y le dije que no lo haría. Sin embargo, si quiere acompañarme cada tarde -sábado incluido- de la biblioteca al despacho de papá no veo en qué pueda perjudicarle, ¿no?

Tarde
Joel me acompañé al despacho de papá, y fue casi como una salida juntos. Nuestras palabras se entremezclaban y reímos y charlamos al unísono; fue algo caótico y encantador. Joel dijo que no le queda mucho tiempo para las muchachas y que no comprende cómo puedo saber yo tantas cosas de él. Le contesté que las mujeres somos más perspicaces, eso es todo. Y mañosas.

25 de Mayo
Esta tarde Joel me acompañó al despacho de papá otra vez, y a papá se le ocurría invitarlo mañana a cenar. Mamá no tiene inconveniente y sé que está impaciente por conocerlo, pues papá me hace muchas bromas sobre él.

26 de Mayo
Al salir del colegio corrí a casa y ayudé a mamá a hacer una limpieza como si tuviéramos que recibir al Rey de Reyes. Me aseguré de que teníamos todos los ingredientes necesarios para preparar los pastelillos de mi especialidad: rollos de naranja. Estoy impaciente, impaciente, ¡impaciente!

Más tarde
Acaba de irse Joel y la velada ha sido fantástica.
No sé por qué lo digo, pues pasó la mayor parte del tiempo hablando con papá. Supongo que se debe al hecho de haber perdido el suyo a la edad de siete años pero, la verdad, se entienden de maravilla. Incluso Tim parecía fascinado viéndoles conversar, particularmente cuando se referían a las posibilidades de estudio para Joel. Creo que Tim empieza a pensar ya en la universidad. ¡Tan pronto!
Mis pastelillos me salieron perfectos, incluso la abuela admitió que no podría hacerlos mejor, y Joel se comió siete. ¡Siete! Y dijo que si hubieran sobrado se los habría llevado a casa para el desayuno. Por supuesto, de haber sobrado ni lo habría mencionado. Es muy reservado. Pienso pedirle a mamá que me deje preparar una hornada y que Joel los recoja en el despacho de papá.

29 de Mayo
Oh, Diario, ¿sabes qué?, papá nos ha dado una noticia maravillosa a la hora de cenar, y lo dijo como si tal cosa. Se propone conseguir una beca para Joel. Está casi seguro de lograrlo, pero habrá que esperar un tiempo y no quiere que yo se lo diga mientras no esté todo resuelto. Espero poder callarme mientras tanto. No soy discreta.
P. D. En el colegio las cosas parecen ir bien. Nadie me habla, pero tampoco nadie me molesta. No se puede tener todo.

1 de Junio
La casa de mis abuelos ha sido vendida y han decidido que los nuevos moradores embalen las cosas para almacenarías en algún depósito. Cuando la abuela se enteró lloró amargamente, estaba muy afectada. Es la primera vez que la he visto llorar de verdad. Muerto el abuelo, la casa que habitaron constituía toda su vida, y por eso debe parecerle ahora tan definitivo el perderla.

Más tarde
¿Le gusto realmente a Joel? ¿Me considera bonita, simpática o atractiva? ¿Significo algo serio para él? Espero gustarle, pues él me gusta mucho. Es más: creo que le amo de verdad...

Señora de Joel Reems
SRA. DE JOEL REEMS
Sr. y Sra. joel Reems
Dr. y Sra. joel Reems
¡Qué bien suena!

2 de Junio
Acaba de llamar la señora Larsen para decir que Jan le había prometido hacer de niñera, pero que, a última hora, lo canceló, cosa muy propia de Jan. Oh, bueno, supongo que allí podré estudiar como lo hago aquí. Voy a recoger mis cosas. Hasta luego.

Por la tarde
Querido Diario:
Voy a rastras, estoy cansada, triste,, agotada, asqueada.
Jan se presentó a la media hora de haberse ido la señora Larsen y dijo que haría de niñera porque necesitaba la «pasta». Pero no pude dejarla sola porque estaba drogada y el bebé de la señora Larsen sólo tiene cuatro meses. No se iba, y finalmente tuve que llamar a sus padres para que vinieran a buscarla. Les dije que su hija estaba indispuesta, pero cuando llegaron se hallaba en plena euforia. Había puesto el tocadiscos a todo volumen y despertó al bebé, aunque éste ya estaba mojado y llorando. Ni siquiera me atreví a cambiarlo pues temía la reacción de Jan. Estaba tan excitada que sus padres tuvieron que embutirla en el coche, llorando los dos y pidiéndome que no la denunciara al director del colegio.
Espero haber obrado bien. Probablemente no debí llamar a sus padres, pero tampoco podía dejarla salir y mucho menos confiarle el bebé. No tengo la menor idea de lo que pasará mañana en el liceo cuando Jan se me presente. ¡Bam! Nadie se pondrá de mi parte. Además, los drogadictas no comprenden que pueda lastimarse un bebé. No comprenden nada.

Pregúntale a AliciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora