He servido mucho màs tiempo de lo que imaginan para los dragones de fuego,mi nombre es Sebastian, siempre sirviendo a un lado, como una sombra, invisible pero siempre presente, encuentro descanso entre las Ladys dragon, el ultimo descanso que tuve sobre la tierra fue hace 3 generaciones, un nuevo dragòn de cabellos rojos habia nacido Helmut Lidwurd "Lllamas rojas"hombre salvaje con gustos salvajes fue una sorpresa conocer que una chica de cabellos plateados y de un refinamiento en las artes y las musicas se granjeara el afecto de alguien como este dragòn, Brunilda Fenix mujer de exquisita belleza y luego su esposa.
Y luego de ese llego Segismundo Lidwurd, un nacido entre la sangre de los Fenix y los dragones, nacido con la gracia y apariencia de los Fenix y el poder y dominio de los Lidwurd, de un linaje de tan exquisito poder no fue raro que mi señor y Rey decidiera intervenir, el tiempo se acababa, la gran alineaciòn ocurrira dentro de menos de 100 años...necesitaba liberarse de las ataduras de la inmortalidad.
El Rey ha tenido muchos hijos pero todos carentes de la escencia real de un dragòn, por lo que seguia limitado a las condiciones de la inmortalidad màs no de la juventud, su cuerpo se machita segundo a segundo, envejece y decrece, se vuelve màs lento, màs incapaz y con màs deficiencias, el temor de la decrepitud y el terror a una eterna condena atrapado en la vejez y en un solo lugar alimenta el corazon de un rey que logro en su juventud y madurez tener el mundo en su mano.
Aunque el Rey no lo admita odia envejecer, es un temor que se ha arriagado demasiado que ha poco a poco, alimentar una sombra debajo del rey que se alimenta y crece poco a poco, y eso es miedo, yo solo callo, soy un sirviente, pero los sirvientes podremos sentarnos en una orilla del cuarto y mirar lo que esta pasando...
Me disculpo es raro encontrar alguien en mis pensamientos...seguro buscan respuestas pero tambien ganaran preguntas...mi ultimo señor es Erick Lidwurd, estoy seguro que saldran con màs preguntas que respuestas....
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Detuvo el golpe con la espada con el escudo y luego adelanto un paso lanzando espadazos a todos lados, eran inexactos, poco efectivos y fallaban terriblemente, su contrincante una espadachina de cabellos negros le era muy facil controlarla.
La combatiente era una chica en sus 20, rubia, ojos verdes, que se movia como gacela de un lado a otro pero el tino de su espada y su habilidad eran mediocres, pero era deslumbrante, hermosa y barbarica en sus maneras, siguio peleando contra su compañera hasta que se detuvieron.
-Descansemos-dijo la chica calmada
-Pero porque si aun no me canso- se quejo
-Pero yo si- dijo la chica soltandose al suelo, se solto la armadura de piel y dejo al descubierto que su camisa por debajo estaba empapada en sudor, llegaron sirvientas que entregaron cubetas de agua helada era un dia muy caluroso y sofocante, la mayoria estaban acabados en mares de sudor, nobles alrededor que habian participado y tambien las siempre precisas sirvientas que usaban telas ligeras y dejaban sus vientres al descubierto.
El castillo de Mecklemburgo se mostraba grande y poderoso, con un calor superior a muchos lugares y debido a la presencia de 2 dragones en este territorio que alimentaba a todo Principado de Mecklemburgo, no por nada su gente era de corazòn caliente y tambien de costumbres salvajes.
La unica que estaba totalmente fresca, sin ninguna gota de sudor y hasta olia a flores era la Princesa y esposa de Segismundo: Brenda Lidwurd, antigua mercenaria y mujer de tendencias rudas, amante de montar caballo, entrenar por horas y tambien un ama de casa.
-Y mi pequeño cachorro- dijo Brenda mirando a los lados, buscando a su hijo de 4 años-pense que estaba aqui-inflo sus cachetes de mamà indignada-Que hara quiere que lo mime!- dijo partiendo y dando un respiro a todos los asistentes, la mujer avanzo con rapides como una danzarina, pero tambien era una valkiria bruta.
Se perdio por los caminos y pasillos hasta que no le fue dificil encontrar a su hijo menor.
Mirando al cielo, perdido en sus pensamientos, en total silencio, total calma y un silencio, era tan callado que parecia que sus pensamientos podrian escucharse, el miraba al cielo era impresionante como el color de los cielos lo tenian su marido y su hijo en sus ojos.
-¿Que estas haciendo?-dijo atacando por la espada un abrazo de amor.
-Estaba aburrido-dijo con una brillante sonrisa, una autentica sonrisa, no como la que siempre ponia a todo el mundo, la sonrisa diplomatica la que no le interesaba y la que todo el mundo pensaba que era la autentica, pero ella como su madre le era facil saber cuando el realmente era autentico, era porque mostraba los dientes y cerraba los ojos, cuando no, solo era una mirada con la boca cerrada y una mirada que estudiaba y analizaba, no era una sonrisa que mostrara a Segismundo, pero cada niño debia ser diferente con su madre...tal ves con su futura esposa seria igual.
-¿Pense que encontrarias interesantes los libros?-
-Ya los termine de leer- señalo a una pila de libros
-¿Montar a caballo?-
-Muy facil- el se veia aburrido
-Musica-
-Muy predecible-
-¿Aprender a pelear?-
-Se ve aburrido-dijo con la insatisfacciòn de alguien que es un genio en todo lo que hacia, cualquier cosa desde poesia a conseguir lo que queria le era muy facil, inteligencia, carisma, una increible habilidad de actuaciòn, una madurez y tambien un cansacio cronico de alguien que no encuentra emocionante, nada le era apasionante o que fuera un reto, miro a su madre.
-Te reto- el la miro y su madre parecia muy seria en su decisiòn de enseñarle, acepto de buena gana, cualquier cosa que viniera de su madre lo tomaba de buen agrado.
Frente a su mamà el se encontro con su rostro calmado y su sonrisa falsa, nadie habia visto su verdadero rostro feliz y despreocupado que el ponia con Brenda.
Tomo la espada de madera con fuerza, y luego se abalanzo contra su madre, que como siempre era muy mala en el manejo de su espada, rapidamente habia vencido al arrebatar la espada de madera de las manos delicadas pero fuertes de ese cumulo de amor maternal.
-Otra ves-dijo su mamà haciendo pucheros y saltando en brinquitos de inconformidad, su hijo le devolvio la espada, sus ojos brillaban por estar haciendo algo que le quitaba lo aburrido.
Volvieron a comenzar a pelear, pero ahora Brenda se habia puesto seria, esta ves se quedo detenida...y luego se acerco a su hijo rapidamente, un golpe con la espada de madera contra su rostro y lo dejo en el suelo...
Un hilo de sangre corria de la boca de Erick, se quedo mirando las gotas de sangre cayendo al suelo, y tambien pasaba su lengua por su boca tomando aprecio del sabor de su sangre.
-Nunca subestimes a ningun oponente-dijo su madre-nunca sabes cuando alguno sera "interesante"-
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Gloria, Honor y Sangre!!! La caida de los Dragones.
FantasyEl Imperio se fortalece mientras afila sus cuchillos, mientras Inglaterra ha llegado su hora de actuar, Francia prepara meticulosamente su venganza contra el Imperio, Italia dividida se desgarra en una guerra civil, Rusia un nuevo poder emerge y se...