Erick Lidwurd regresa.

187 34 7
                                    

Hubo una exagerado movimiento en los ultimos dias, habia aparecido a la distancia una gran columna como una gigantesca serpiente, compuesta por fragmentos de metal, avanzaba lenta pero indetenible, al frente avanzaban los soldados màs jovenes, con banderas entre sus manos que se levantaban ondeando la bandera De los Devoradores de sangre, un dragon devorando el cadaver de un Leòn, algo provocativo hacia los Lowen pero el poderio que tenian era suficiente para evitar una guerra civil que podria fragmentar el imperio, pero tambien a que los Leones se mordian la lengua las guerras entre ellos eran diversiòn para los dragones.

La infanteria avanzaba por el frente a un paso redoblado, sus rostros ocultos entre los cascos, mientras portaban a los lados sus escudos y lanzas, incluso la infanteria ligera y pesada habian desenfundado sus espadas y las levantaban apuntando hacia el cielo, los arcabuceros en ves de llevarlo a la espalda lo llevaban en la mano derecha mientras seguian el ritmo, incluso los ballesteros tenian levantando en posiciòn de firmes sus armas, era la llegada del Erick Lidwurd, por delante avanzaba la infanteria pero en el centro estaba la caballeria, uniades que habian combatido en docenas de frente matando y masacrando, leales seguidores del Señor de la guerra, dispuestos a morir a una orden suya, algunos con el juicio completo, pero la otra mitad ya desquiciados por el uso de su magia, y venia el principal, llegando en una carruaje con los simbolos de dragon hechos de oro se encontraba el carruaje de Erick Lidwurd, legendario hombre, Heroe para los alemanes, Molestias para algunos y un enemigo terrofico para quienes le enfrentaran de manera inexorable.

Tambien una necesidad de saber para Livia, un objetivo para Laura y el señor de todos los nobles que se habian reunido alrededor de Laura con su madre que le tomaba de la mano, una mano llena de sudor y tambien estres, pero tambien dudas y pensamiento de que pudo ser real, que puede ser mentira y Livia habia mandando un poco su realidad tomando algo de cerveza, unas 3 cervezas negras que le habian dejado màs tranquila y un poco despistada al moverse chocando por poco si no fuera porque su hija le tomaba de la mano, la que no pensaba soltarle la mano.

Los soldados entraron por la puerta, el tamaño del gigantesco castillo podria darle cabida a un ejercito màs gigantesco pero con aquello estaba bastante tiempo, se miraron 10,000 hombres del ejercito de los Devoradores de Sangre soldados de Mecklemburgo contra los 3,000 soldados del ejercito Ragnarok todos ellos de Berlin, unos seguidores de Erick y otros de Laura, pero en caso de guerra un bando seria masacrado instantaneamente, era un momento importante para Mecklemburgo su legitimo principe habia regresado de años de estar en varios campos de batalla.

Las tropas se seguian desplegando e incluso los màs veteranos que habian servido en los ejercitos estatales del imperio con los dragones sintieron algo de molestia por la ferocidad que presentaban los recien llegados, una sed de sangre.

-Pense que quienes habias elegido eran màs fuertes- dijo el anterior Patriarca de los Pferde, se ufano por un momento de las tropas que estaban frente a los devoradores de Sangre-tal ves deberia yo de asegurarme de que se escoja una nueva guardia para la princesa-

-No es lo que son- Sebastian se giro lentamente-sino en lo que se convertiran- luego miro a Laura-nunca imaginarias lo que puede llevar el futuro-

Los 2 se callaron, del otro lado las sacerdotisas tan militares, vestian vestidos blancos que les daba aspecto angelical, incluso con el cabello suelto, flores las usaban como pequeñas coronas, con pequeñas cadenas de diamantes, tambien adornos en sus brazos, antebrazos, y como peligro para quienes las subestimaran tenian cinturones de cuero donde pendian espadas, un recordatorio que las mujeres e incluso las sacerdotisas guerreras podrian ser angelicales pero tambien peligrosas.

Las mujeres nobles mecklemburgianas, venian formales pero sexys, ese siempre habia sido el estilo Mecklemburgiano y no cambiaria, ni siquiera las leyes nuevas o sus reformas afectaban el destino de este territorio que se levantaba feroz con sus aliados pero hacia lo que queria, sin duda eran fuego como lo veia Hrist Pferde que estaba con un estido blanco al estilo de las sacerdotisas que le daban un aspecto angelical, pero tambien tenia su cabello largo en 2 coletas y en ves de tener sus manos sobre sus caderas tan insinuante como siempre tenia sus manos al frente juntas y teniendo la cabeza agachada que aumentaba su aspecto infantil y tambien su manera de mirar se habia vuelto tierna e inocente no la chica isninuante y sugerente dispuesta a todo, que miro de lejos a su abuelo del que recibio una calida sonrisa, tambien a su padre que en esos momentos tenia un plato de maderamientras caminaba comiendo con poco interes en lo que pasaba alrededor.

Los Fenix de un lado de Laura, en el otro Hrist Pferde y su tio, del otro extremo estaban los Fatuo y del otro extremo estaban los Salamander.

Laura esperaba con su madre la cual vestia un vestido rojo con negro que usaba de constraste y como siempre las figuras de dragones presentes dibujadas en oro, Laura usaba un vestido pero tenia encima el regalo de su madre, detras sirvientas cargaban a los cachorros que estaban inusualmente calmados, demasiado calmados, mientras estaban en uno cojines, acomodados con elegancia claro Princesa era la unica muy calmada.

La princesa Alejandra estaba lo mejor presentada con sus vestidos y tambien con una sonrisa nerviosa al lado se encontraba el embajador de Dinamarca Bismarck con un rostro calmado, el estar en zonas de presiòn no eran inusuales al talentoso estadista.

Los nobles repartidos por orden de importancia con sus mejores galas, esperando al hombre principal.

El carruaje se detuvo finalmente a la entrada principal, Sebastian ya se encontraba a lado abriendo la puerta.

Finalmente estaba bajando Erick Lidwurd.

Pero estaba bastante inusual tenia el cabello negro y una sonrisa, tambien era perfecto, tenia un rostro perfecto, medidas perfectas, incluso docenas de mujeres nobles quedaron encantadas, tenia una sonrisa magnifica, su velocidad a pesar de ser rapida lo hacia verlo mecerse como un semidios, su mirada de un lado a otro era cautivadora, sus ojos azules eran penetrantes y tan profundos, conforme se acercaba con su uniforme militar negro se quito la gorra dejandola en mano de Sebastian, mientras se pasaba su mano sobre su caballo negro y luego quitarse la peluca que estaba usando poniendose frente a su hija.

-Al parecer te has divertido bastante siendo rubia, yo queria saber que se sentia tener mis cabellos negros- dijo agachandose hasta la altura de su hija la tomo mientras la levantaba por los aires, Laura nunca se imagino algo de eso que quedo totalmente noqueada mentalmente-tu hiciste unas amigas verdad?, yo hice unos amigos en Japòn- su ultima sonrisa fue enigmatica-Has crecido bien- la dejo en el suelo, Laura estaba Shockeada O.O.........................O.O

Erick miro a Livia que estaba algo shockeada, nerviosa, estresada, cansada, decidida, esperanzada, dudosa...infinidad de emociones y tambien algo ebria, no se podria mover en lo absoluto.

-Tenemos una preciosa Valkiria- dijo con un tono de orgullo y satisfacciòn-¿no es asi?-

Aquello le tomo por sorpresa, a las sirvientas que estaban con Livia desde hace años tambien se mostraron excesivamente sorprendidas.

-Tenemos una hermosa hija- dijo Livia con una sonrisa forzada, Erick se acerco era màs alto que Livia su complexiòn era impresionante, y tambien era uno de los hombres màs guapos del imperio, tenia aquel talante de galanteria que habia embaucado a màs de una mujer, se acerco a Livia mientras le olia insinuantemente-esta mal que estemos tomando cerveza tan temprano, nuestra hija puede aprender algo malo-

Livia quedo aterrada "esta mal que estemos" recordo, que su estancia cuando quedo debajo de la mansion Liwurd....el lo usaba, pero las visiones que le dejo aquel estupido espejo fue lo mismo "esta mal que estemos", se mordio su labio, algunos lo vieron como gesto de coqueteria, otros de menosprecio pero para Livia, era poner orden a su cabeza al hacerse daño a si misma.

Erick Lidwurd avanzo sonriendo de un lado a otro, platicando y sonriendo, incluso saco una sonrisa a las sacerdotisas hasta de la seria Margot.

Laura siguio shockeada, Livia estaba en caos no sabia que pensar y el tercer miembro de aquella familia Erick Lidwurd habia regresado a Mecklemburgo.

Gloria, Honor y Sangre!!! La caida de los Dragones.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora