Gloria, Honor y Sangre!!! La caida de los Dragones.

Sebastian/Rey obscuro.

Cual es la mayor de las virtudes que màs se desprecia, podria decir que la paciencia, la simple y sencilla paciencia es necesaria para la vida ya que muchas cosas necesitaban de su tiempo y su momento y ahora el momento se acercaba lenta y indetenidamente, el momento del ascenso de los suyos habian pasado tantos años, tantos siglos tanto tiempo que ha veces olvidaba que el fue uno de los orgullosos generales que una ves asolaron el mundo y uno de los pocos que podrian decirse que sus consejos eran escuchados por el Rey Obscuro.

Se detuvo mirando a Erick Lidwurd que leia informes a pesar de su apariencia y fama de solo pensar en la muerte era bastante capaz de revisar papeleo y mantener un orden imposible de seguir para cualquiera, era una entidad fuera de este mundo era una de esas existencias que solo vivian entre los hombre un dragon, un semidios terrenal con sus habilidades superiores, velocidad, fuerza, resistencia, inteligencia, magia entre tantas virtudes y habilidades que lo elevaban del populacho que significaba la vida de cientos de miles a comparaciòn de una forma que era superior en todos los aspectos, nacidos para dirgir y mandar eso eran los dragones, fuertes y de un poder sobrehumano, lo unico que los ataba y encadenaba eran las personas que amaban a su familia su familia humana era lo que detenia su inmenso poderio, pero no de este dragon.

Miro a Erick Lidwurd uso su poder para vislumbrar a traves de todo el bastion energetico que era la psique de su señor de la guerra, gigantesca y peligrosa intentar penetrar por cualquiera de las pequeñas aperturas era llamar a la muerte, ni el que era habil para entrar en la mente era posible entrar en la cabeza de su señor de la guerra, ni siquiera de Laura Lidwurd aquello era una fortaleza tan temible como la de cualquier dragon, grande y fuerte y totalmente impenetrable, si era capaz de seguir los pensamientos de la pequeña era por sus años de servir y servir a los dragones.

Salio el Señor de la guerra pediria comida en unos minutos, era mejor partir rapidamente, las sirvientas y soldados se pusieron totalmente en firmes en esos momento, cual era el motivo que los dioses se tomaran el tiempo para hacer las cosas a su ritmo eso era su aparente inmortalidad por eso tenian a la cautela y la paciencia como sus armas y tambien sus largos calculos y habilidosa fuerza de mover los sucesos con pequeños movimientos estrategicos.

-Mi Valkiria Livia- dijo mientras se ponia al lado de la madre de Laura, una mujer hermosa y realmente el deseo de màs de un hombre, en esos momentos estaba toda sudada habian logrado que sudara una gran hazaña y aquello en ves de hacerle perder la belleza la hacia màs hermosa, olia a flores y tambien a peligro el olor en si era una fuerte emanaciòn entre sangre, putrefacciòn y el hielo mortal del olvido.

-Sebastian- ella era una de las pocas personas que no lo considero un peligro hasta que el decidio permitir a Laura usar sus armas sin proveer ninguna explicaciòn y tambien con sus maquinaciones de modificar las armas a un nivel donde absorvian grandes cantidades de magia de su portador, incluso entre dragones Laura tenia una magia màs grande y màs fuerte que la de otros, aquello era sin duda "inesperador" pero tambien daba razòn a su descendencia doble.....mitad dragon de fuego y mitad dragon oscuro......hasta el que movia las piezas del juego no conocia todos los movimientos de su rey y todos sus secretos-¿Necesita algo?- ella respondio al mirar el paso tan insistente del sirviente.

-Su cumpleaños ha pasado hace tiempo- dijo con tranquilidad-pero tengo un pequeño regalo para usted-

Livia se quedo mirando con escepticismo a Sebastian, mientras el hacia señas a los hombres y mujeres se retiraran lo màs lejos posible.

-Le presento esta pequeña arma, toda Valkiria necesita un arma- saco el arma que le habia entregado el rey obscuro para Livia-una pequeña daga, su metal es acero negro, su mango es de marfil con la imagen de un dragon, pequeña pero lo suficientemente larga para ser letal, esta arma es favorita entre las mujeres para protecciòn porque se puede ocultar facilmente entre las ropas....y una cosa màs- dijo de manera siniestra-el acero negro.....es un metal capaz de cortar a un dragon, asi que tenga cuidado con su arma para la Princesa Laura o el Principe....Erick- con aquello se retiro a paso lento mientras dejaba a su mente vislumbrar a la pequeña torre que era la mente de Livia, sencilla, fragil y sin demasiado regodeos era una Alemana tenia violencia e ira e incluso dudas y miedos quien pensaria que ese estupido espejo del baño pudiera dejar tantas dudas en la cabeza donde habia certezas....ahora eran dudas y las dudas se multiplicaron.

Un hilo de sangre por su boca era suficiente para regresarlo de sus investigaciones particulaes para pasar el rato, sonrio sangraba de la boca, se suponia que era facil no que encontraria defensas mentales ocultas, la magia de Laura estaba evolucionando y tambien las defensas magicas que tenia su madre aumentaron pero dañar un paseo sencillo se habia vuelto de improviso en un ataque rapido y contundente contra su poder, se detuvo y poso su mano en la pared, en realidad aquello habia siduo la trampa perfecta pero mantenia la calma, Laura se estaba volviendo fuerte mucho y muy rapido, el bastion mental de Laura era màs y màs fuerte e imposible de seguir pero ser capaz de alterar las cabezas a los de su alrededor solo significaba que el se estaba realmente volviendo màs viejo y la paciencia uno de sus dones le empezaba a abandonar.

Recordo su misiòn antes de eso, volteo y encontro a Livia mirando el arma con mucho detenimiento, era como si fuera la primera ves que veia un arma, tambien si lo pensaba era un arma que podria liberarla pero tambien un arma que la llenaba de dudas, los humanos eran tan dificiles de predecir y tambien negativos, seguro Livia pensaba en que aquella arma si tenia la habilidad de dañar al padre de su hija podria lastimar a su hija.

Sebastian siguio su paso por el pasillo iba a por la comida del Señor de la guerra.

  Su tiempo se acercaba.  

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-Mi rey- declaro uno de los tantos sirvientes que tenia en el mundo humano una de sus tantas avatares y cuerpos que mantenia activos en el mundo humano, esta versiòn era uno de los ldieres de ojo de Horus, el uso de un simbolo como ese era un solo capricho  y tambien una  uestra de su poder, el ojo que representaba la visiòn y la capacidad de saber, sabiduria y habilidad de saber el pasado, el presente y tambien osadamente el futuro, un simbolo de  poder y dominaciòn y tambien su habilidad de estar en todas partes y en ninguna para controlar los sucesos del mundo.

La cautela habia sido parte de los dones del ojo de Horus pero no màs necesitaba el movimiento y la velocidad, un ejercito que preparaban sus pequeños candidatos pero eran tan idiotas.....el ya tenia un ejercito propio, tal ves en su ingenuidad y deseos de gloria veia la ocasiòn para desplegar todo su poder....y tambien el momento de extender el poder del clan màs poderoso del mundo, que tal si en sus ansias de conquistar y doblegarlo todo eran capaz de cambiar el rumbo de la historia un mundo gobernando por el clan obscuro, pero aquello eran fantasias su tiempo comenzo a correr, desde que nacio su nieta....su tiempo detenido habia vuelto a correr y que importaba sus esfuerzos su nieta lograria lo que habia intentado por tantos años.

-Esta todo listo, como lo ordeno-