Capítulo Diez: La Duda.
El último cubículo dejaba salir humo por debajo de la puerta, y era porque Gerard y tú seguían encerrados allí, en algún momento él había quitado de su mochila otro de sus cigarros, encendiéndolo delante de tus ojos y llevándolo a sus labios que lo esperaban entreabiertos.
"¿De verdad Lindsey besa a todo el mundo en los labios?"
Su risa se oyó como un eco dentro y sonreíste, el rostro de Gerard cambiaba rotundamente cuando reía.
"No, sólo a las personas que le parecen lindas y les tiene confianza, no lo hace porque le gustes o algo, a ella le gustan las chicas."
Volvió a reír y a darle otra calada a su cigarro, mientras veía el rostro de asombro que habías puesto. Tuviste que bajar la mirada algo atontado por como él te veía, como si no le dieras asco o algo.
"¿Te molesta que ella sea lesbiana?"
"Uh, no... no realmente. Me da igual." Gerard había acortado la distancia que los separaba, porque inclinó su cuerpo hacia el tuyo, mirándote con sus verdes inquisidores, intentando descifrar algo de ti, mientras que sin darte cuenta te habías inclinado igual que él, esperando escuchar lo que tuviera para decir.
"¿Y te molestaría si te dijera que soy gay?" Lo pensaste unos segundos, mordiendo tu labio inferior y bajando la mirada hacia tus propias manos.
"Uh, no. Me da igual."
Escuchaste como bufó y volvió a pegar su espalda a la pared, mirándote ahora como si estuviera retándote.
"Lo pensaste demasiado, Iero."
"No me molesta, Gerard ¿Pero sabes qué es lo que me molesta? Que me llames por mi apellido."
Cambiaste rápidamente de tema, no te molestaba que un chico atractivo, que estuviera usando falda frente a ti, dejando ver gran parte de sus muslos mientras movía sus piernas, proclamara que es gay, solamente te ponía incómodo.
"No me cambies de tema, Iero." Remarcó a propósito tu apellido.
"Que no me digas así, Gerard."
"¿Eres gay?"
"Uh, no."
"Creí que lo eras." Murmuró pensativo, mirando cerca del basurero a un costado del retrete. Bien, lo que había dicho te había ofendido, te recordaba a cierto odio que sentías, a algo que tal vez te había dicho alguien, así que estabas enojado, el rojo subiendo a tus mejillas.
"Que él abuse de mí, no quiere decir que sea gay, ¿okay?"
Bajaste la mirada hasta tus zapatillas y volviste a pegar tu espalda a la pared, notaste como Gerard apagó el cigarro contra el piso y subió su mirada rápidamente hacia ti.
"No, no, no... Frank, yo no me refería a eso, quiero decir... bueno, no tienes novia y sólo supuse que..."
"No lo sé, Gerard, tal vez, ¿contento?"
Suspiraste, mirando hacia otro lado avergonzado, completamente avergonzado, era la primera vez que admitías algo como eso en voz alta y te costó la vida decirlo, él simplemente te miró y asintió.
"Entonces tú eres gay, y yo soy gay..."
"¿Puedes dejar de decirlo?" Lo interrumpiste, al borde, la verdad no te gustaba eso de ser gay, porque sentías que tal vez por eso en casa Rick...
"¿Te molesta ser gay, Frank?"
"Sí."
"No debería... quiero decir, no es algo que debería molestarte, no es algo malo."
"Sé que no es algo malo, quiero decir, está bien para mi que otras personas lo sean, pero... yo... yo no debería."
En algún momento Gerard se había puesto de pie, y ahora estaba sentado a tu lado, miraste en la dirección contraria, mientras que sus ojos estaban puestos en ti. Jodidamente cerca.
"¿Nunca saliste con un chico?"
"Uh, no."
"¿Y con una chica?"
"Alguna vez, en primaria."
"Oh, ¿Jamia, verdad?"
Asentiste.
"¿Y fue de tu agrado?"
"No, en absoluto."
Volviste a mirarlo, él estaba mirándote igual, con el cejo ligeramente fruncido.
"Salir con un chico, puede ser genial, Frank. No debería molestarte ser gay si aún no lo has sido realmente, bueno... a menos que te guste un chico, ¿te gusta un chico justo ahora?"
Relamió sus labios.
Por un lado querías reírte de sus consejos sobre como ser gay, y por el otro estabas pensando en si te gustaba algún chico de la prepa, nadie llamaba realmente tu atención, excepto... tal vez...
"Quizás."
Respondiste, mirando hacia otro lado, menos a él, los colores subiendo a tu rostro.
"Genial, ¿y puedo saber quién?"
"¿Para que vayas y se lo digas?"
Bromeaste, él golpeó ligeramente tu hombro y reíste, él también lo hizo.
"Oh, por favor, no hablo con nadie aquí más que con Lindsey, y ahora contigo."
Está bien.
"Uhm, está bien."
"¿Quién?"
"Tú."
Planeaste que sonara como una broma.
"¿Bromeas?"
Bajaste la mirada a tus manos, él parecía realmente serio ahora, intentaste reír, pero no pudiste, lamentaste decirlo.
"¿Bromeas, Iero?"
"No."