Capítulo Veintidós: Secretos del Universo.
"¿Y qué me dices de Aristóteles y Dante descubren los secretos del Universo?"
"Propaganda gay."
"¿Qué? ¿Cómo puedes pensar eso si eres gay?"
Luces ligeramente ofendido, Gerard acaba de decir que tu libro favorito no es nada más que propaganda gay. Están encerrados en un cubículo del baño, a los costados oyen que los chicos del equipo de fútbol bromean mientras se duchan, por esa razón él y tú murmuran por lo bajo.
Están enfrentados, ambos con las piernas cruzadas y apoyados de espaldas contra las paredes laterales.
"Ellos simplemente descubren que son maricas, Frank, ese es el gran secreto del universo."
Él rueda los ojos y quita un mechón de su cabello, estás comenzando a molestarte por la palabra que acaba de usar. Tu rostro quema por la molestia y él ni siquiera parece darse cuenta de que ha dicho algo mal. Abrazas tus piernas.
"Es más que eso." Murmuras, él te mira y niega, vuelve a rodar los ojos y a mirar hacia otra parte. Sientes un nudo en tu garganta y tratas de evitarlo a toda costa.
"Es más que eso, Gerard."
"Entonces dime, Frank, ¿cuál es el gran secreto del universo?"
"Ellos descubren que... siendo amigos, pueden llegar a enamorarse, descubren que sin siquiera saber sobre eso, hasta podrían dar la vida por el otro."
"Propaganda gay."
"¿Cómo podrías saberlo?"
"El autor vive en una época en la que no todo era tan liberal, Frank, no como ahora. Así que escribe algo que hará mucho ruido, algo que seguramente dará de qué hablar entre las personas. No hay magia en el libro, sólo es una propaganda."
Estás harto, te remueves contra el suelo y miras hacia otro lado, te sentiste estúpido ante los datos que él acaba de vomitar, pareciera ser el doble de inteligente, hablando como adulto aunque tuviera cara de niño. Sientes una ligera molestia atravesando tu pecho, ¿por qué él ni siquiera intenta ver un poquito de magia en aquél libro? Tal vez no era el libro en sí, tal vez él estaba diciendo que no hay nada que descubrir. Que todo lo que pasa, es por algo, que... no podemos esperar nada de la vida, sin que esta no nos cobre.
"Es más que eso, Gerard."
Él suspira cansado de la conversación en general y se levanta del suelo, te mira desde arriba y busca alguna cosa que decir. Lo sabes por cómo entreabre sus labios y vuelve a cerrarlos.
"¿Cómo podrías saberlo, Frank?"
Imita a tu voz y a tu pregunta con un irritante tono chillón, él simplemente está siendo tan idiota que sientes ganas de golpearlo. Abrazas más fuerte tus piernas y evitas su mirada, escuchas su risita y como coloca su mano en el picaporte de la puerta.
"Eres un idiota." Dices, y él no lo niega, simplemente se queda allí parado en silencio, ya no hay rastros de sonrisa en su rostro y luego simplemente sale.