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Capítulo Once: La Atención.


Estás nervioso por la reciente confesión y por el hecho de que él estuviera tan cerca y tan tranquilo, aún intentaban descifrar si lo que decías era una broma.

"No estoy diciendo que seas el amor de mi vida, Gerard... sólo, bueno, me llamas la atención."

Miraste hacia otro lado, sentiste el suspiro de Gerard en tu rostro y escuchaste como murmuraba algo por lo bajo que no entendiste.

"¿Qué?"

"Que entonces... también puedo decir que me llamas la atención, Iero."

Una inmensa felicidad inundó tu pecho, pero fue rápidamente aplastada por la inseguridad, porque tú no eras el tipo de chico que llamaba la atención de alguien, sea lo que sea que eso signifique.

"¿Por qué?"

Viste como lo pensaba, y claro, tenía que pensarlo mucho si de verdad quería inventar algo sumamente creíble, pensaste.

"Porque no eres el tipo de chico que llama la atención de nadie..."

Dijo, pero no entendías.

"y eso es precisamente por lo que captaste mi atención." Reíste, por nerviosismo, o porque era sumamente triste y estúpido que hubiera dicho algo como eso.

"Eso no tiene sentido, ¿sabes?"

"Lo tiene para mi, Iero. Cállate."

"No, Gerard... no tiene sentido, y si es alguna broma, ya puedes decírmelo, así nos reímos juntos."

Ahora eras tú el que llevaba el papel del descreído, él te miró sumamente serio, mientras sus orbes verdes se posaban sombríamente en los tuyos, por un momento pensaste que quizás iba a golpearte para demostrar su punto.

"No estoy jugando, ¿por qué no puedes creerlo? Si fuera mentira, no estaría aquí, créeme."

Y le creíste.

"Bien." Murmuraste, volviendo a abrazar a tus propias piernas, él suspiró y apoyó su mano en tu hombro.



"Bien."


Murmuró, poniéndose de pie para sentarse frente a ti, ¿por qué no podía quedarse quieto?

"Y ahora que ambos llamamos la atención del otro, uh... ¿qué pasará?"

 Preguntaste inocentemente luego de unos minutos de silencio, escuchaste su risita y eso te había avergonzado, notaste como Gerard había sacado otro de sus cigarrillos, pero no lo había encendido aún.

"¿Qué es tan gracioso?"

"Que seas tan impaciente."

"Para ser impaciente, debería estar esperando con ansias a que algo suceda, y ese no es mi caso."

"¿Y entonces por qué quieres saber qué es lo que pasará?"

"Por saber, Gerard, no sé."

"Bien, supongo que lo siguiente es... uh, besarnos, creo."

Por un momento pensaste que no habías escuchado bien.

"¿Qué... qué dijiste?"

 Gerard rodó los ojos y se inclinó levemente hacia ti, el cigarro sin encender entre sus labios, habló sin quitarlo de su boca. Tu atención puesta en cada una de sus acciones, desde como parpadeó hasta como abrió sus labios para dejar que su voz pasara.

"Besarnos, Iero, besar... es cuando dos personas unen sus bocas y..."

"¡Sí! Ya sé lo que es... sólo, uh..." Él te veía tan divertido con la situación, pero estabas pensando en que no sabrías como hacer aquello.

"¿No has dado tu primer...?"

"Sí, pero..."

"¿No te gustó o...?"

"Él me lo robó."

"Oh."

 Sí, oh es todo lo que había que decir, bajaste la mirada.

las otras cosas. » frerard.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora