Alba Reche es la hija del rey. Natalia Lacunza la hija del general de la guardia de palacio.
¿Qué pasaría si su relación se hiciese pública por culpa de una casi muerte?
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Narra Natalia
-Albi, mi amor me tengo que ir ya.- Le dije a la rubia mientras acariciaba su espalda con cariño.
-No Nat no.- Me suplicó rodeándome con sus brazos y apretándome con fuerza.- Quédate un ratito más.- Levantó su cabeza de mi pecho y me miró con un puchero.
-Sabes que no puedo cariño.- Le dije a mi novia para después besar su puchero.
-Sí, sí que puedes. Hablo con Noemí y ya estás.- Me contentó y subió sus manos a mis mejillas para acariciarlas.- No me dejes, no ahora sabiendo que mañana te vas.
-Princesa.- Le susurré y ella se subió a una de las mesas del estudio. Tiró de mi mano y me hizo ponerme entre sus piernas.- Tienes que volver a tus obligaciones como futura gobernante.- Le dije con una sonrisa.
-¿No te puedes quedar de verdad?- Me dijo con pena.
-Por mí me quedaría mi vida.- Puse un mechón de pelo tras su oreja.- Pero dudo que Noemí me deje y mi padre me necesita para comentarme una cosa del viaje.
-Recuérdame porque tienes que ir tú a ese viaje.- Me dijo mi novia con aparente molestia y remarcando el tú.
-Tu padre me lo ha pedido expresamente.- Ella alzó las dejas y yo peiné su flequillo.- Él y mi padre quieren que me empiece a desenvolver en ese tipo de viajes. Soy la futura general de la guardia de palacio, tengo saber cómo proteger al rey en viajes al extranjero.
-Ya pero también eres mi novia y como comprenderás no quiero que te pase nada.- Juntó nuestras frentes.- Dile a tu padre que te sientes mal y no vayas.- Apartó la vista de mis ojos.
-Albi, preciosa mírame.- Ella lo hizo y rocé nuestras narices en un beso de esquimal arrancándole una risa a la rubia.- No me va a pasar nada, en menos de lo que te imaginas estoy aquí otra vez.
-Sí lo sé mi amor, es solo que no puedo dejar de preocuparme.- Me dijo en un suspiro.- Últimamente el país al que vais no está muy bien que digamos.- Se mordió el labio.- Ha habido varias revueltas contra la familia real en el último mes.
-Por eso tenemos que ir Albi.- Besé su frente con amor.- Los padres de Miki nos necesitan. Van a hablar con tu padre sobre cómo enfrentar el problema juntos. Sé que estás preocupada pero no va a haber ninguna revuelta contra tu padre.- Besé su nariz.
-¿Cuándo vas a dejar de desviar el tema?- Me dijo con fastidio.- Y entender que el que me preocupa no es mi padre, eres tú. Mi padre va a estar más que protegido pero tú no. Si pasa algo por la razón que sea, ¿quién te protege a ti?- Me dijo con angustia. La entendía, si ella estuviera en mi lugar yo también estaría de esa manera.
-Mi vida.- Acuné su rostro con mis manos.- Te prometo que si pasa algo, en cuanto tu padre y el resto estén a salvo me voy de allí.
-Me lo prometes.- Me dijo con los ojitos llenos de miedo.
-Por supuesto que sí, Albi.- Rocé mis labios con los suyos.
-Te quiero muchísimo Nat.- Me dijo sin apartar la vista de mis labios.
-Yo más mi amor.- No me dio tiempo a decir nada más porque se lanzó a besarme. Estábamos tan ocupadas la una con la otra que no nos dimos cuenta de cuando se abrió la puerta.