Después de su reconciliación, ¿siguen siendo amigas Natalia y Alba o hay algo más?
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Narra Alba
Apagué el móvil y lo dejé en la mesita de noche. Me acerqué a la ventana y la abría para poder encenderme un cigarro, lo necesitaba más que nada en el mundo. Había intentado dejarlo en repetidas ocasiones pero desde que ella se había ido me era imposible.
Suspiré dejando salir el humo por mis labios mientras que veía como Madrid se extendía frente a mí. La ciudad siempre había gustado y había vivido mis mejores meses en ella pero hacía un tiempo que solo sentía que me asfixiaba. Pensaba que después de la cuarentena, y de pasar tres meses en Elche, todo volvería ser igual pero no fue así.
-Tienes que superarla ya Alba.- Me dije a mí misma dando la última calada al cigarro antes de tirarlo a la papelera.
Eso quería hacer, quería superarla con todo mi ser pero era imposible. No había mañana en la que no estirara el brazo para buscarla en el colchón pero nunca la encontraba a mi lado. Echaba de menos oírla cantar a todas horas y ser la primera en escuchar sus canciones. Echaba tan en falta sus abrazos, sus besos, sus sonrisas, todo. La necesitaba más que nunca.
Estaba acostada en la cama cuando oí un ruido en la entrada de habitación. Miré hacia la puerta y pude ver como Queen y Luisa se asomaban curiosas a la habitación. Las llamé y ellas no tardaron en venir a acurrucarse conmigo, lo necesitaba.
-Alba, no puedes seguir acostada en la cama permanentemente.- Oí la voz de mi hermana desde la puerta.
-Déjame Marina.- Bufé dándome la vuelta para darle la espalda.
-Tata, no seas así.- Me dijo y noté como el colchón se hundía a mi lado.- ¿Está todo bien? Estás muy rara desde hace semanas.- Me preguntó algo preocupada mi hermana.
-Por supuesto.- Le mentí aunque por su cara sabía que no se lo había tragado.
-Vale, ahora la verdad.- Me pidió y yo suspiré sentándome a su lado.
-Es por ella.- Le dije bajito mientras que jugaba con mis dedos.
-¿Por Natalia?- Preguntó levantando la ceja.- Pensaba que ya estaba todo bien entre vosotras. Que habíais hablado que volvíais a ser amigas.- Ojalá todo fuera tan fácil como la pintaba mi hermana.- Si vino con nosotras a la manifestación y parecía que todo volvía a ser como antes.
-Pues no lo es Mini.- Le confesé mordiéndome el labio.- Yo soy la primera a la que le gustaría que todo fuera como antes pero sabes que no fácil.
-Alba, tienes que intentar superarlo ya.- Dijo mi hermana acariciando mi espalda.- No puedes seguir enamorada de Natalia el resto de tu vida.
Cuando Natalia y yo salimos de la academia y nos enteramos del impacto que había tenido albalia, nos dio un poco de miedo. Lo hablamos tranquilamente las dos después de las vacaciones y decidimos no hacerle caso al shipp. Éramos amigas y algo imaginario no tenía porque influir en nuestra amistad.
Nat siempre me había parecido súper guapa y muy atractiva. Además de que era la mejor persona del mundo y terriblemente buena. He de decir que en la academia me planteé varias veces si me gustaba pero lo descarté en el momento, era mi amiga. Natalia tenía novio fuera y nosotras no éramos nada.
Al poco de salir de la academia, nos fuimos a vivir juntas a nuestro pisito. Al principio solo nos íbamos nosotras pero finalmente se unieron Marta y Marilia. La convivencia fue muy fácil entre las dos. Nos pasábamos la horas muerta en la habitación de la otra componiendo, hablando, viendo series y pelis o simplemente en uno de nuestros silencios cómodos.