𝓫 𝓮 𝓫 𝓮 𝙄𝙄

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Aviso que de que hay saltos temporales un poco heavys.

Natalia y Alba ya tienen a su pequeño en brazos, ¿cómo le irá como madres de un bebé?

🍼

Narra Alba

-Me da miedo salir a la calle.- Me confesó mi mujer mirando por la ventana de nuestra habitación de hospital.

-No puede ser para tanto mi amor.- Le respondí entre risas acomodando a nuestro hijo en su cunita.

-Albi, estamos rodeadas.- Me comentó alejándose de la ventana para sentarse a mi lado en la camilla.

-Son fans Nat.- Le dijo con una tierna sonrisa apoyándose en mi pecho.- Bueno y parte de la prensa.- Añadí dándole un beso en el hombro.

-Parece que se han enterado que salimos mañana de aquí.- Rio contagiándome la risa intentado no hacer mucho ruido para no despertar al peque.

-Mañana ya nos vamos a casa.- Susurré sin creérmelo del todo.- No me puedo creer que hace apenas unos días, Izan seguía en mi vientre.- Dije poniendo mi mano sobre mi estómago.

-Y ahora lo podemos tener entre nuestros brazos mi vida.- Me recordó mi esposa besando mi cabeza mirando con dulzura a nuestro hijo.

Nos quedamos en silencio oyendo la tranquila respiración del pequeño. Nat se había acostado a mi lado en la camilla, suerte que lo suficientemente grande para las dos. Habíamos intercambiado nuestra posición habitual.

Mi mujer se echaba en mi pecho como hacía yo todas las noches. Rodeaba mi cintura con sus brazos y yo acariciaba con una de mis manos su espalda y con la otra su pelo. La oí soltar un pequeño quejido que me alarmó de momento.

-Nat, ¿qué ocurre?- Pregunté preocupada sin dejar de acariciarla con ternura.

-No te preocupes reina.- Me tranquilizó con una bonita sonrisa.- Es solo que estoy un poquito cansada, estos días han sido muy intensos.- Le restó importancia pero yo me mordí el labio nerviosa.

Sabía que estos últimos días no habían sido los mejores para mi esposa. Estaba muy contenta con tener ya aquí a Izan pero también sabía que había dormido súper poco. Se pasaba casi toda la noche en vela por si el pequeño o yo necesitábamos algo. Y si a eso le sumamos que hace dos día se había pegado un viaje de 12 horas, ya ni hablamos. No le había dado ni tiempo a descansar de la gira a la pobre.

-Mi vida.- Le susurré con cuidado pues notaba que se estaba quedando dormida.- Cariño.- La volví a llamar ya que no me había contestado.- Nat me está matando tener que levantarte pero tienes que cenar algo.- Le recordé poniendo mi mano en su vientre.

-Ahora después Albi.- Me respondió más dormida que despierta.

-Ay pequeña.- Dije con una sonrisa boba volviendo a acariciarla.

Me quedé acariciándola y mirándola un ratito más hasta que la puerta se abrió dejando ver al enfermero que me solía traer la comida.

-Buenas noches señora Alba.- Me susurró al ver a mi mujer totalmente dormida en mi pecho.

-Buenas noches David.- Le sonreí viendo como me entraba para dejar la comida sobre la mesita que estaba al lado de mi cama.- Muchas gracias cielo.- Le agradecí con una dulce sonrisa, el chico era un amor.

-No tiene que darla.- Me contestó con una sonrisa también.- ¿Le traigo algo a la señora Natalia?- Se ofreció viendo la poca disposición que tenía Nat de bajar a comprar algo a la cafetería.

Albalia - OneShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora