Agarraros a la sillas porque este el capítulo más largo de los que llevo escritos.
La vida de Natalia y Alba unos años después del accidente de la morena.
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Narra Natalia
Caminaba tranquila por los pasillos de palacio. Estaba todo bastante calmado a pesar de ser viernes por la tarde. Ese día, normalmente, la gente que trabajaba en palacio solía estar emocionada porque el fin de semana.
Yo misma lo había notado en la patrulla desde que había comenzado a ser la general oficialmente. Habían pasado ya 5 años desde mi accidente. Desde ese día me había tomado las cosas con más calma y no había comenzado a ser la general hasta los 27. Hacía ya un año.
Seguí mi camino por los pasillos saludando a la gente del servicio con una sonrisa. Miré por uno de los ventanales y vi como al sol le queda relativamente poco para empezar a ponerse. Ese era el momento.
-Mamen.- Llamé a la mujer al verla pasar por mi lado.
-Hola Natalia.- Me sonrió. Mi novia y yo la queríamos muchísimo pues nos había cuidado a ambas cuando éramos pequeñas.
-¿Está todo listo?- Le pregunté jugando con mis dedos.
-Sí.- Me dijo con una gran sonrisa.- Está todo preparado y en el sitio donde pediste.
-Gracias Mamen eres la mejor.- Le dije con una sonrisa nerviosa.
-Ey, no estés nerviosa cariño.- Me dijo acariciándome los brazos con intención de calmarme.
-Eso Natalia, o sale muy bien o sale muy mal.- Me comentó Capde que había llegado a nuestro lado.
-Vale sin presiones.- Suspiré haciendo que ambos rieran.- Bueno creo que voy a ir a recoger a nuestra reina.
-Que vaya bien.- Se despidieron ambos y salí rumbo a al despacho de Alba.
Alba había subido al poder del país hacía unos 8 meses. Ella no sentía preparada para gobernar. Todos le decían que si estaba preparada pero eso solo hacía que la presión en ella aumentase. Aún me acuerdo cuando llegó llorando porque su padre le había dicho que iba a ser reina.
Flashback
Leía un libro tirada de cualquier manera en la cama. Era sábado por la tarde, por tanto tenía el día libre. Mi novia estaba de reuniones y mis amigos estaban por ahí, así que decidí que esa tarde me dedicaría a no hacer nada.
Un vinilo se reproducía en mi tocadiscos mientras que tomaba café y seguía leyendo. Era de esas personas a las que les gusta más escuchar música en vinilo que en dispositivos digitales. Lo consideraba más íntimo.
Levanté la vista de mi libro cuando oí como abría bruscamente la puerta de mi cuarto. Mis ojos se encontraron con una rubia devastada. Sus pómulos estaban mojados y le temblaba el labio. Estaba a punto de echarse otra vez a llorar. Me estaba matando verla así.
-Albi mi amor.- La llamé preocupada pero ella seguía inerte. No reaccionaba a mis palabras por lo que rápidamente me levanté.- Princesa dime algo por favor.- Le dije alarmada al ver que no reaccionaba.
-Nat.- Me dijo con la voz temblorosa.
-Estoy aquí Albi.- Acaricié su rostro con cuidado, me daba miedo romperla de nuevo.- Vamos a la cama mi vida.- Le di la mano con intención de comenzar a andar pero vi como sus piernas fallaron haciendo que estuviese a punto de caerse.- Cuidado amor.- Le dije acunándola entre mis brazos.