🔥 = intensito, seguramente lo sepáis pero lo pongo por si de caso :))
Natalia va una noche al teatro sin saber que conocerá a una persona que le cambiará la vida.
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Narra Natalia
Bufé mirándome al espejo por segunda vez en la noche. Mis pantalones negros combinaban con el top y la americana que había elegido esa noche. Terminé mi maquillaje pintándome los labios de un granate oscuro. El conjunto me gustaba pero habría deseado no tener que ponérmelo.
Escuché como tocaban al timbre de mi piso y suspiré pesadamente, no quería ir. Cogí mi bolso y tras revisar que lo llevaba todo y que no me dejaba nada importante en casa, me dirigí hacia la puerta. Bajé en el ascensor deseando que ese plan se cancelara en el último momento.
Rodé los ojos cuando me encontré el coche de mis padres justo en frente de mi bloque de pisos. Caminé desganada hacia él y abrí la puerta del mismo. Mis hermanos y mis padres ya estaban allí.
-Hola.- Saludé sentándome en mi asiento, menos mal que el coche era grande y cabíamos todos.
-Hola cariño.- Me sonrió mi madre desde su asiento.- Ay, que ganas tenía de esta noche.- Dijo mi madre y el resto de mi familia asintió menos yo.
-Sí, unas ganas tremendas.- Dije por lo bajo cruzándome de brazos y recostándome en el asiento. Pensaba que que no habían oído pero al ver la cara de mi madre supe que sí.
-Alegra la cara hija.- Dijo mi padre con la vista centrada en la carretera.
-Eso Natalia, hace mucho que no los vemos deberías estar emocionada.- Añadió mi madre.- Además, la obra de esta noche es muy interesante.
-Pues perdonar que os diga pero a mí no me hace ni puta gracia ir a estas reuniones que celebráis.- Exploté dejándoles ver lo enfadada que estaba.- No me caen bien, son unos materialistas que se creen que son mejores que el resto. Además, estoy cansada de que intentéis emparejarme otra vez con Mikel.- Les solté mosqueada.- Tengo 26 años y tengo derecho a vivir mi propia vida. No podéis obligarme a seguir acompañados donde os de la gana como si fuera vuestro perro...- Iba a seguir hablando pero la voz de mi padre me lo impidió.
-¡YA BASTA NATALIA!- Me regañó apretando con las manos el volante.- Eres nuestra hija así que tienes que hacer lo que nosotros digamos. Si no te gustan estas reuniones aguantas pero vas a seguir viniendo hasta que nosotros digamos.- Me soltó y yo me cabreé más.
-A vosotros lo único que os importa es quedar bien con ellos para seguir haciendo negocio. Igual que os interesa que siga con Mikel para hacer dinero.- Dije entre dientes, podía ver como mis hermanos nos miraban intermitentemente a mis padres y a mí sin saber que hacer.
-¡No le hables así a tu padre Natalia!- Me gritó mi madre señalándome con el dedo.- Ya los has oído así que haz el favor de callarte.- Me exigió antes de girarse para no volver a verme.
-Impresionante, no tener libertad con 26 años.- Dije para mí procurando esta vez que no me oyeran.
No me llevaba mal con mis padres pero tampoco teníamos una relación idílica. Siempre habían querido que fuera la niña perfecta pero nunca lo había sido. Me revolvía mucho contra ellos porque no quería hacer lo que ellos querían. Cuando les dije que también me gustaban las chicas casi los mato de un infarto, todavía no lo tenían muy aceptado.
Ellos ya tenía el futuro pensado para mí, dirigir una de sus empresas. A mí no me gustaba por eso, cuando tuve que elegir carrera los encaré y les dije que iba a estudiar música. No les hizo mucha gracia y tuvimos varias peleas pero al final conseguí mi cometido. A día de hoya había conseguido convertirme en productora y estaba más que contenta con eso.