Diecinueve

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- Buenas...—escuché la voz de Raúl entrar a mi habitación,—

- Hola...—dije mirándolo por el espejo, mientras terminaba de peinarme—

- ¿Como fue todo? —se sienta al borde de la
cama—

- Ya te lo dije, le dejé bien claro a Edgardo de que no se metiera en nada..—me giré para verlo—

- ¿Y lo entendió?

- Si —dije y me quedo mirando— ¿que pasa?

- Nasha, habla claro ¿Lo amenazaste?

- No, claro que no...—dije— ¿cómo lo voy a amenazar?

Se cruzó de brazos y levantó una ceja.

- Bueno, solo le dije que se mordiera la lengua y cerrara la boca. —dije—

- ¿Y que más?

- Nada, simplemente le dije que...—empecé a contarle, la verdad es que se rio mucho...

- Qué cabróna. —se ríe—

- Mera, a lo que subiste, ¿quien está abajo?

- Solo mis tíos.

- ¿No te preguntaron nada? ¿De porque estabas aquí?

- No, los salude y ya.

- Ah, bueno...—cerré la puerta con seguro, y me abalancé sobre el a besarlo—

- Después te quejas, diciendo que soy yo el intenso...—dice dejando de besarme—

- Ya, pero te estoy agarrando un gran cariño, que me incomoda no saludarte con un beso en los labios..

- Pues ten cuidado de hacerlo en público. —se ríe mirándome para besarme otra vez—

Nos dejamos de besar unos minutos después, y bajamos las escaleras los dos. Ahí estaban mis papás en el sofá del living viendo la TV.

- ¿Van para algún sitio? —dice mi mamá—

- Si, iremos al mall...

- ¿Los dos solos? —levanta una ceja mi mamá—

- Em...—me interrumpe mi papá—

- Mera no los molestes. —dice mi papá mirando mal a mi mamá— disfruten chicos...

- Gracias pa'

- Raúl, yo confío en ti, se que está en muy buenas manos, así que te la dejo al cuidado, y ya sabes, la quiero aquí antes de las 12.

- No creo que nos tardemos tanto. —dije
riéndome—

- No te preocupes tio —dice Raúl mirando a mi papá, se despidió y nos fuimos—

- Por poco. —dice Raúl subiéndose conmigo a su carro, y empezando a conducir—

- Si, yo me puse tensa. —dije—

- Aja, pero ya salimos, ya está...—toca mi pierna para que me girara y lo besara, y así lo hice, ledi un beso y luego seguío conduciendo...

Nos separamos riéndonos. Mientras que el conducía yo iba tratando de elegir una canción...

- Pon una mía.

- No escucho mucho tus canciones.

- ¿Que? ¿Enserio? —se hace el ofendido con los gestos que hizo con la mano— te acuestas conmigo y no eres capaz de escuchar mis canciones...

- Agh, si las escucho, pero no todas. —dije y noté como rodó los ojos—

- ¿De quien te gusta escuchar entonces?

Matémonos || Rauw Alejandro (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora