13.- YuGyeom

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Ya habían pasado dos días desde la cena en que YuGyeom se atrevió a besar a su mayor. Dos días en los cuales el tailandés sólo le habla para cosas de la empresa. Nada externo ha salido de esos bonitos labios rojizos. Y la paciencia se le esta acabando. La indiferencia del mayor le esta lastimando y más después de descubrir que el rubio le correspondió los besos. Él en verdad esta dudando de que su mayor no sienta nada cuando lo ve caminar o cuando llega a la empresa con su preciosa cara seria.

Sin dejar de pensarlo sale dispuesto a comer algo, a distraerse de sus problemas amoroso y empresariales, pero eso se le olvida cuando Bambam le entrega unas carpetas y cintillas con números. Su humor esta yéndose por la borda ante tanto trabajo y estrés. En cualquier momento va a explotar de tanto que tiene pendiente.

Así que, solamente deja todo en el escritorio y de uno de los cajones, saca los cigarros que ahí esconde junto al encendedor y camina a la ventana. Pocas personas saben esta adicción que el menor posee, siendo JaeBeom y Mark los únicos que lo regañan al verlo con esa asquerosidad en la boca.

El menor no lo ve como algo malo, ni mucho menos como algo dañino para él, ya que solo fuma cuando el estrés le esta consumiendo desde adentro. Sin prestarle mucha atención a su alrededor suelta el humo que en su boca se acumula y en cierta forma lo calma. El succionar y expulsar aquel humo con sabor a nicotina relaja su cuerpo y mente. Es el único vicio. El alcohol nunca le gusto ni las drogas; si bebía en las fiestas y reuniones, pero solo en ellas.

-Que mierda...

Sus palabras salieron junto al cigarro. Solo él sabía porque fumaba y porque nadie lo sabía. No es algo de lo que estuviese orgulloso de hacer, pero tampoco le molesta. Lo único que le preocupa es que su mayor se entere de ese vicio que, según sus amigos y no él, le va a terminar matando; él no puede ver a la cara a Bambam si este se entera de lo que hace para controlar su estrés. No quiere que los preciosos ojos castaños del más grande lo vean con reproche y negación; ya le basta con las miradas diarias que le da al llegar, pero algo que el menor no espera es que el tailandés entrará a su oficina con la agenda en las manos, y que mucho menos le gritara cuando lo observo en la ventana con el cigarro a punto de terminar...

-¡¿Qué mierda estás haciendo, Kim YuGyeom?!

Toda la valentía que el menor posee o que al menos hace ver, se va al carajo cuando se gira sorprendido y en cierta forma asustado. Las palabras no le salen de la boca, ni siquiera las expresiones le funcionan. Esta en blanco ante los ojos del tailandés.

-Y-yo...

-¡Quiero una buena explicación para esto niño idiota!

Y ahí esta de nuevo su mayor. Esas palabras que se han vuelto tan utilizadas para la llamarlo. Sigue el brillo de todos los días en los ojos castaños y el sonrojó en sus mejillas. Sigue la misma mirada preocupada de todos los días.

Solo necesito explicarlo...es todo.

Se dijo.

Fastidioso YuGyeomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora