Capítulo 7

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Cristina llegó a su casa y se metió a la bañera, aún sentía la huella de las manos de Heriberto sobre su piel. Comenzó a pensar que la familia Ríos Bernal se había llevado una parte de su corazón en pocas semanas. Esa parte no sería reemplazada nunca más, temió. Esa semana había pasado como una exhalación, y le había pasado factura a su mente y sus sentimientos.

Había estado con Anna más tiempo del que se requería, esperando encontrarse a Heriberto. Sí claro, la niña le encantaba y cada vez se sentía más unida a ella, pero el verdadero problema era el padre. No habían tenido mucho contacto después de aquellos besos ardorosos. Heriberto tenía muchos pendientes y las veces que ella iba a su casa, él estaba en el hospital.

Anna estaba cada día mejor, aunque en palabras de su cardiólogo, el problema no acabaría hasta reemplazar su corazón. Pensando en las vueltas que había dado su vida, se durmió en la bañera, pero el sonido de su móvil la despertó.

- Bueno...

- He estado llamándote desde hace veinte minutos.

- Me quedé dormida. ¿Sucede algo?

- No. Solo quería saber de ti. Hace mucho que no vienes a visitarme y hablamos tan solo unos minutos.

- He estado muy ocupada con el trabajo y luego con Anna.

- ¿Anna Ríos Bernal? ¿Cómo está?

- Estable. – dijo bostezando.

- No has vuelto a hablarme de Heriberto... - comentó su amiga tratando de sacarle información.

- No hay mucho de qué hablar – Cristina puso el móvil en altavoz y salió de la bañera – Ha estado ignorándome desde que casi me hace el amor.

- ¿Quééééé? – Juliana sonó indignada y Cristina pensó que su amiga odiaría a Heriberto si le hacía daño. Pero no esperó la reacción de su amiga - ¿Cuándo pensabas decírmelo?

- Eso es lo que te importa.

- Ya va siendo hora que dejes de ser tan inocente. ¿Qué cosas malas te hizo el doctor buenote?

- Fue muy extraño... al minuto estaba celándome con Héctor, y al siguiente arrojándome a una cama de hospital.

- ¿Tan malo te pareció?

- No. Al contrario, sentí que un momento más y me entregaría a él. – Cristina ya estaba enrollada en una toalla y se miraba al espejo, notando que se sonrojaba al recordar ese momento. – me sentí muy mal.

- Cristina por Dios, si ese hombre te gusta en exceso, termina por aceptarlo. Vete a su departamento y...

- No me hables de ese departamento... me enferma imaginarlo ahí con Leonela.

- Si sigues de puritana, no solo Leonela irá al departamento de Heriberto.

- Si es así, entonces Heriberto Ríos Bernal no es para mí.

- Madura Cristina, no estás en la época victoriana. Si no te arriesgas, no vas a ganar.

- Créeme, lo he pensado.

Inocente DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora