- ¿Cómo está? – La pediatra lo miró y con todo el profesionalismo que la caracterizaba dio un breve informe, a lo que después añadió.
- Respondió bien a la reanimación y ahora solo nos queda esperar. Estará entubado y en incubadora hasta que pasen unas semanas y pueda respirar por sí solo. Aunque quiera decirte con absoluta certeza que todo va a estar bien, sabes que no puedo hacerlo. Pero... - miró a Cristina que la miraba con ojos llenos de lágrimas y sonrió amablemente – le tengo fe, es un luchador. Después paso a informarles más.
- Gracias – dijo Heriberto y se quedó un instante mirando hacia el lugar donde la enfermera y la pediatra se habían llevado a su hijo.
- Aquí estamos listos – informó Miguel entonces quitándose los guantes para recibir una tabla con la historia clínica de Cristina. Heriberto entonces regresó al lado de la mujer que amaba, una que ahora miraba al techo con sus hermosos ojos verdes apagados. Se recriminó y odió por hacerla sufrir una vez más. – Tu hijo sacó lo luchadora de ti Cristina. Te portaste magnífica durante el parto, todo salió bien y daré la orden de que apenas puedas, comiences a deambular.
- ¿Podré ir a ver a mi bebé?
- Apenas puedas caminar y lo permita la bella pelirroja de pediatría sí. – le entregó la historia a la enfermera después de darle algunas indicaciones y con una sonrisa les comentó. – No me queda más que felicitar a los nuevos papás. Espero todo salga bien. No dudes en llamarme.
- Gracias Miguel. – Se quedaron solos en la sala de parto y Heriberto le tomó la mano con cuidado de no sobresaltarla. Ella aún seguía mirando al techo sin decir nada. Cuando habló, a Heriberto se le quebró la voz – Cristina...perdóname. – ella entonces se volvió a él y pareció ver en sus ojos un espejo de lo que ella sentía en ese momento. Se soltó de su mano y entonces, con mucho cuidado se acomodó en la cama para mirarlo de nuevo.
- Abrázame. – Él no esperó que lo dijera una vez más. Se abrazó a ella y ambos lloraron por lo que podría pasar... por el futuro incierto... por las malas jugadas del destino. Después que las lágrimas cedieron, Heriberto se acomodó a su lado abrazándola con ternura y enviándole el consuelo que él mismo estaba necesitando. - ¿Crees que se salve?
- Confío que será así. – le dijo él.
- Estaba esperando tener a mi bebé en mis brazos y acariciarlo... - su voz se cortó y Heriberto la calmó.
- Tranquila querida... podremos hacerlo. Pronto tendremos a nuestro hijo y podremos disfrutarlo. – su voz emocionada le calmó el corazón un poco.
- No tuviste tiempo de disfrutar el embarazo – dijo ella con pesar y él la tranquilizó.
- Ya tendré tiempo para disfrutar de... ¿Cómo vamos a llamar a nuestro hijo? Me acabo de dar cuenta que no hemos hablado de eso. – Cristina se sonrojó un poco. Heriberto cambió de posición para sentarse frente a ella y le tomó de nuevo la mano, dándole un suave masaje que le llegó a corazón a Cristina. - ¿Cómo quieres llamarlo?
- Pensé que podía llamarse Heriberto.
- No... definitivamente no. – le dijo él riendo y ella lo acompañó con una risa suave. ¿Qué te parece Cristian?
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Inocente Deseo
FanfictionAnna Ríos Bernal es una niña de seis años que vive con su padre, un hombre taciturno y dedicado a su trabajo, viudo y encadenado al recuerdo de su esposa muerta. Anna desea con todo corazón una mamá, pero su padre Heriberto Ríos Bernal no está dispu...