Capítulo Segundo

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Heriberto y Anna entraron a la mansión, comiendo helados y riendo alegremente.

- Papá estas todo lleno de helado.

- Manejar y comer helados no es una buena combinación; vamos, ve a lavarte y almorzaremos.

- Está bien.  - ella corrió a lavarse y regresó de inmediato para darle un informe detallado a su padre de su nueva amiga y de la nueva maestra de arte.

- Se llama Cristina Maldonado, pero le dicen Cris, es muy bonita. -  Heriberto observaba el entusiasmo con el que su hija hablaba, y pensó en sus palabras;  claro que la maestra Cristina era bonita; era extraña pero muy atractiva. ¡Santo Dios!. Seguro era tan solo una jovencita, Heriberto había cumplido los treinta y cinco, y era seguro que la maestra debía tener veinte y pocos. De repente se oyó preguntar.

- ¿Sabes su edad? - su hija lo miró extrañada.

- No ¿pero te interesaría conocerla? Puedo hacerte una cita con ella. - sugirió inocentemente.

- ¿Estás viendo telenovelas? Nada de televisión después de las ocho. - Su hija sonrió y se metió un bocado de pescado en la boca y habló. - Papá ¿Por qué no has vuelto a casarte?

- No hables con la boca llena - Le reprendió y después  de un silencio incómodo respondió - Ya te lo he dicho, cariño. Yo amaba a tu mamá.

- Si pero ella no está. Y a mi me gustaría tener una mamá

- ¿No te basto yo?  Heriberto la miró apesadumbrado pero con los ojos divertidos.

- No - Anna suspiró - quiero una mamá. - lo miró suplicante. - Una mamá como la Maestra Cristina.

- ¿Cómo quién?  - Heriberto casi se atraganta con la comida y tuvo que tomar agua para calmarse - ¿Cómo la maestra? Hija, ¿te has vuelto loca? 

- Bueno, es que ella es tan linda. - lo miró con ojos iluminados y comenzó a relatar las bondades de Cristina -  Nos sonríe todo el tiempo, tiene los ojos verdes y el cabello muy negro, y cuenta historias muy divertidas mientras dibuja; tiene un carro  y ella le hace mimos. - terminó riendo, él recordó el episodio de la mañana cuando la mujer del choque le susurraba palabras lindas al cacharro, no pudo evitar una carcajada sonora, Anna lo miró divertida -   no te burles de la maestra... ella dice que su carrito la ha sacado de muchas dificultades.

- Tu maestra está un poco chiflada, ¿no crees? - le jaló la trenza suavemente. 

- A mi me gusta. - dijo encogiendo los hombros. El estuvo a punto de decir que en cuestiones de gustar, a él también le gustaba la chiflada maestra de arte, pero las palabras de su hija detuvieron cualquier broma. - quiero una mamá como ella - Anna suspiró de nuevo -  ¿puedo levantarme? 

- Claro, recuerda los deberes. - Le ordenó con mirada intensa - Esta noche saldré con Leonela a un evento.

- Leonela... -  la niña hizo una mueca -  la maestra Cristina es más bonita y divertida - diciendo esto salió del comedor dejando a Heriberto con la imagen de la maestra rondando en su mente.

  Mientras tanto en otro lugar...

- ¿Cómo están esas flores señora Matilde?

- Cris querida creciendo lindas, espero estén perfectas para el concurso

- Lo estarán

- ¿Ya comiste? -  ella agitó una bolsa.

- A eso voy.

- ¿Que le pasó a tu auto? 

- Un hombre guapo nos embistió - Cristina respiró hondo desilusionada y su vecina levantó una ceja al escucharla - pero es casado, y usted sabe... Mi carro y yo somos conservadores. - Terminó bromeando.

Inocente DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora