Capítulo 12

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Cristina abrió la puerta de su departamento y dejó que Heriberto entrara. Los ojos de Heriberto estaban llenos de pasión y ella se acercó para abrazarlo, tal como esa misma mañana él había hecho. Heriberto se quedó muy quieto y le acarició la espalda con suavidad, entonces usó su voz para hacerla estremecer una vez más.

- Cristina, haces que...

- ¿Qué? – ella alzó su rostro para mirarlo

- Haces que desee volver a amar. – un rayo de esperanza la atravesó

- ¿Qué te lo impide? – Heriberto respiró hondo y con un ligero temblor. Le tomó el rostro en las manos y la miró fijamente.

- No estoy preparado para perder de nuevo. – Ella lo miró más enamorada que nunca.

- No tiene que... - el ruido de la puerta los interrumpió y Cristina casi gruñó. – Voy a abrir.

Cuando abrió la puerta se encontró con el rostro animado de Héctor, quien llevaba en sus manos una caja de cupcakes, un tarrón de helado y una sonrisa enorme.

- Hola cariño, traje dulce para antojos – Se acercó a ella y le plantó un beso en la frente – celebremos el embarazo. – Cristina se tensó tanto que creyó que se partiría en dos. Como había entrado, Héctor entonces se dio cuenta que Cristina no estaba sola. – Heriberto.

- ¿Qué dijiste? – la mirada de Heriberto se había oscurecido y su cuerpo estaba claramente en tensión, preparado para una batalla. - ¿Embarazo? Cristina...

- Heriberto yo... - la verdad en el rostro de Cristina fue evidente y entonces Heriberto frunció el ceño.

- ¿Estás embarazada? – Él se acercó a ella y la tomó con fuerza del brazo. Héctor entonces le plantó una mano en el pecho con fuerza y ambos hombres se miraron con furia. – Esto es entre Cristina y yo, Robledo.

- Suéltala Ríos Bernal. – Cristina se apresuró a colocarse en medio de los dos, para calmar el ambiente.

- Por favor... - pero Heriberto insistió y no la soltó, cosa que enfureció más a Héctor.

- Contéstame Cristina, ¿Estás embarazada? – ella después de unos largos segundos asintió temblorosa. Heriberto entonces la soltó como si el contacto lo quemara. - ¿Ibas a decírmelo?

- No veo por qué Cristina tendría que decirte nada... - intervino Héctor con rencor. Heriberto lo miró enfurecido.

- Deberías irte Robledo.

- Ya basta Heriberto. Héctor es mi amigo y solo yo puedo pedirle que se vaya de mi casa.

- ¿Es mi hijo?

- ¿Cómo puedes preguntármelo? – Heriberto se pasó las manos por el cabello.

- Me dijiste...

- Te mentí. – dijo alzando la barbilla.

- ¿Cómo pudiste? – Medio gritó Heriberto.

- Ahora mismo estás enojado y te entiendo. No quiero discutir.... Hoy no.

- No me iré. – dijo obstinado. Héctor tocó a Cristina en el hombro y la volvió hacia él. Heriberto frunció el ceño ante la familiaridad y apretó con fuerza los puños.

Inocente DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora