Salí del colegio yendo directamente hacia mi hermosa Margarita, bien, digamos que no es el mejor nombre que una chica le podía poner a una bicicleta pero tenía flores y bueno, bien, no pensare por décima vez en mi vida porque le puse ese nombre a mi bicicleta.
Mi padre quería que tuviera un auto o algo un poco más confortable que una pobre bici de los años ochenta, pero ya que.
Mientras caminaba hacia el mini estacionamiento de motos y bicicletas vi como un Transformers negro de dos ruedas estacionaba al lado de mi margarita. Dios, ¿Cuándo elegí ese nombre? Creo que sus ruedas eran más finas que mis cabellos.
Camine hacia mi bicicleta cuando el chico de la moto se sacó el casco, sentí mi mandíbula caerse, bien, el ser disimulado no era algo que iba conmigo.
Parecía esa clase de películas americanas donde el chico malo se saca el casco y su cabello se mueve al compás de un buen tema de heavy metal.
Y luego estaba yo, la pobre chica que ve lo que nunca tendrá.
Mucho menos vistiendo el maldito uniforme, la falda llegaba a las rodillas y las medias te cubrían lo que faltaba tapar finalizando con esas canoas horrendas que llamaban “Zapatos de colegio” Bien, tal vez el uniforme no sea tan malo, pero a chicas como yo hasta un Versase le queda sin gracia.
Sus ojos negros se posaron en mí y trague ruidosamente, oh dios.
Aquello era algo... nunca antes visto, como podían ser tan obscuros, profundos, eran... perfectos, su rostro, era totalmente proporcionado, era la clase de rostro que mataría por dibujar o simplemente fotografiar, no era solo una carita bonita, era una obra de arte.
-¿Te doy un autógrafo? –pregunto el con sarcasmo, me sonroje, porque sinceramente no sabía que contestar, no era la clase de chica de mal carácter nato. Si había una palabra que me definía era la espontaneidad aunque otros dicen que es el desastre, no por algo fui nombrada “La princesa del desastre”
Negué con mi cabeza intentando apartar ese pensamiento, no quería llorar.
Me subí a mi bicicleta ignorándolo completamente cuando el rio. Y no, no era la clase de risa divertida, sino más bien burlona.
-¿Acaso no necesitas primero sacar la cadena? –pregunto el burlón-
Diablos.
Con la última pizca de orgullo que tenía Salí de la bici y comencé a buscar las llaves.
-En tu mano cariño –dijo el-
Cerré mis ojos levantando mi rostro hacia el cielo.
Vamos mal, ayúdame.
Me agache con la llave en mi mano destrancando el candado para luego meter la cadena en mi bolso. No quería levantar la vista, no quería encontrarme con esos ojos.
Tome el manubrio fuertemente pero el muy maldito estaba trancado.
-Maldita sea –susurre empujándolo-
-¿Mal día princesa? –pregunto el-
-¡No soy una princesa! –grite fuertemente mirándolo, y si, todos el campus se dio vuelta al oír mis gritos, pero estaba cansada, completamente cansada de esa palabra.
Comencé a arrancar el maniobro pero este no salía, parecía estar trancado como el diablo, estaba frustrada, este sin duda era el pero día de mi vida. Y el chico desconocido no ayudaba-
-Si sigues así vas a arrancar el manubrio o una rueda –dijo el con diversión-
-¿Y porque no me ayudas niño bonito? ¿O acaso tus músculos son solo para demostrar que consumes muchas esteroides? –pregunte descaradamente.
El me miro divertido, pero no se si fue por mi pregunta o por como quedo mi rostro luego de hacerla.
Él se acercó a la bicicleta mientras yo daba un paso hacia atrás.
Él se agacho en el manubrio y girando la tuerquita que había lo movió como si fuera de goma.
-Suerte de principiante –susurre con fastidio-
-Tal vez debas saber que a esto se le llama seguro –dijo el sonriendo, claro, ahora la hueca soy yo.
El dio un paso más hacia adelante y como reflejo di unos cuantos más hacia atrás hasta que me choque con un bicicleta la que se cayó hacia atrás llevándome con ella.
¡Maldita sea!
Y esta vez sí rio con ganas, con muchas ganas. Maldito chico de ojos hermosos.
Su gran mano se cerró en mi muñeca pero me solté de golpe levantándome hecha una furia cuando él se puso serio.
-Hace mucho no reía tanto con una chica –susurro el observándome – Divertida y hermosa... ¿Cuál será tu defecto? –pregunto el echándome una mirada un poco descarada.
Lo mire por unos segundos, odiaba recibir cumplidos, lo detestaba, yo estaba llena de defectos, es decir... mirenmen, yo misma soy un defecto.
-Déjame –dije gruñendo mientras los esquivaba
-Uh... ya veo, eres ruda –dijo el divertido-
-No soy ruda –gruñí frustrada-
Más bien era la chica callada, una chica que él estaba transformando en algo malo, dios, necesitaba golpear algo y ni siquiera paso una hora desde que lo conozco.
-Quisiera subirte a mi moto en este mismo momento para poder sentir esas largas piernas a mi alrededor, pero por desgracia debo de ir en busca de alguien –dijo el viéndose como un total adonis.
¿Subirme a su moto? ¿Mis largas piernas a su alrededor? Dios.
-Tal vez en un millón de años –dije secamente mientras me subía por tercera vez a la bici, por favor margarita, no me falles nuevamente.
-También fue un placer conocerte princesa–dijo el detrás de mí, lo ignore mientras tomaba carrera fuera del maldito estacionamiento, vamos Spring, respira.
-No me digas princesa –susurre con lágrimas en mis ojos.
Bueno, primero que nada... CAMBIOS: ya como ven le cambie el nombre y la portada. ¿Porque? Porque me parecia muy facil el "En busca de un novio para mi hija" asi que con la ayuda de una chica super pero super buena onda que me hizo la portada le cambie todo. No cambia en nada la historia, pero en realidad el titulo lleva una gran historia que pronto sera revelada. La historia sigue con su proceso, sigue siendo todo pero el titulo se cambio, simplemente eso. Ahoa.. bueno, espero que les guste el segundo capitulo. <3 Gracias a xAlwaysSmilex .... espero que les guste y bueeno, como ven Spring es muy.. ella, pronto la comenzaran a conocer. los amo :3
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Princesa del desastre.
Rastgele-Así que en otras palabras, lo que usted me propones es... ¿Ser el novio de su hija? |Todos los derechos reservados| 20.10.2014