CAPÍTULO CUATRO

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SANHA...........

No podía preguntarle a mi madre sobre lo que vi en donde quiera que me haya metido para descubrir mi origen, pero ella no era ninguna tonta, sospechaba que algo sabía.

-¿Por qué no comes? -hace rato que mi cuchara jugaba con el puré de zanahoria.

-No me siento bien, aún siento algo de mareo. 

-A lo que venía pasé por la farmacia y te compre unas pastillas que dejé en tu cuarto, tómatelas antes de dormir porque mañana no puedes faltar al colegio.

-Bueno, entonces creo que me iré a descansar. -Me retiré al dormitorio y estando en la seguridad de esas paredes volví a mirar la placa que escondí detrás de mis libros. 

-Dime algo mas. -susurré y cerré los ojos para intentar encontrar mas pistas.

Una gran cascada rodeada de columnas que sostenían un techo circular, por una abertura en el medio de este es por donde el agua caía en lo que parecía un piscina igualmente redonda pero adornada con raros garabatos. Las manos de una mujer me deja caer al agua; una voz grave hace resonar mi nombre "Sanha" Un viento frío me vuelve a mi cuarto en oscuras.

-Debo poner aunque sea una bolsa para la basura. -miré la ventana aún roto por el bicho raro.

Mi colegio tenía dos horarios; el de la mañana, que generalmente era usado para la educación básica, y el de la tarde, donde se colocaba al bachillerato, allí estaba yo. El autobús se demorada 15 minutos en llevarme hasta el terminal, desde donde caminaba dos cuadras para finalmente llegar a la institución.

En mi clase estaba mi mejor amiga y el tonto de Alessandro, habían mas personas obviamente pero no son relevantes en esta historia, bueno, si hay uno que podría entrar en este caos pero ignoraremos su presencia por ahora. 

Por un instante quiero que piensen en las posibilidades que existen de que un nuevo alumno ingrese a mitad del quimestre, son muy bajas. Marcus Anger, cabello ondulado y dorado.

-¿Enserio te puso nerviosa la mala imitación de Miguel Ángel? -interrogué a Alex.

-No, claro no, He visto chicos mas guapos.

-¿Y por qué le sonríes al aire?

-¿¡Y por qué faltaste ayer?! -reclamó dándome un golpe en la cabeza.

-¡Ayayay! Uno ya no puede tomarse un descanso sin que se molesten, a la próxima te envío un reemplazo. Grosera.

-A la próxima te mato. 

Nos callamos porque el licenciado de historia era el infierno, nos veía a todos como asnos incultos que no sabía nada de nada. Si demostrabas que tenías un poco de cerebro te regalaba un punto de participación que también contaría al final del parcial. Tenía 2 puntos, ¿necesitaba más que eso? Sí; pero no le voy a dar el gusto de cumplir sus caprichos.

La inspectora era como un búho, siempre atenta a que cada estudiante llevara bien el uniforme, (falda tableada azul hasta las rodillas, suéter de punto rojo, camisa y medias blancas, y mocasines bien lustrados; en el caso de los hombres era lo mismo, excepto por la corbata y el pantalón de 15cm de ancho) yo ya había tenido dos reportes por la tonta falda. Cada tarde pasaba por los salones verificando que todo esté en orden.

Su llamado a la puerta era una advertencia para que las chicas desenrollaran su falda de la cintura y los hombres se acomodaran la camisa.

-Buenos días licen. -dijimos.

-Hola chicos, licen vengo por la señorita Sanha Claver. 

-¿Qué pasó licen? -me acerqué a preguntar.

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