CAPÍTULO VEINTIUNO

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SANHA......

Aún atrapada en el plano astral, decidí buscar en los recuerdos de mi padre, si de verdad me está mintiendo entonces este será el único método en que lo pueda hacer; concentré todo mi poder en su anillo y uno de los primeros recuerdos a los que accedí fue a una especie de reunión. Mi padre permanecía sentado en una silla en lo alto de una escalinata.

-Los cargos de los que se le acusan son de traición, asesinato y terrorismo. ¿Cuál es su defensa? -pronunció la joven versión de papá.

-Mi defensa se basa en que mi hermano no creería esas acusaciones. Sabes que yo...

-¡SILENCIO! -Mi padre bajó de su lugar de privilegio hacia el acusado, lo miró por un momento y arrancó de su cuello lo que parecía un collar. -Te confié la vida de mi esposa, la seguridad del planeta y la oportunidad de permanecer en el consejo y así me pagas ATRAX. 

-Tú no debías ser el Maestro y tampoco ella. -Mi padre hizo una señal con las manos y los guardias se lo llevaron a rastras. -¡JURO QUE PAGARÁS POR HABERME QUITADO LO QUE ERA MÍO, TE LO JURO KRASTO!

Mi papá no parecía verse amenazado de ninguna manera ante las palabras de su hermano recién condenado, en lugar de eso, volvió a su lugar y desde allí dictó sentencia.

-Atrax, hijo primogénito del clan Krintall, será exiliado al Tártaro hasta el fin de sus días; así mismo, como la ley de nos muestra, será borrado de cualquier registro que contenga su nombre tras haberse probado la participación en la muerte de la Maestra Astrea, destrucción del templo de Atena y revelación de información confidencial.

Papá tenía justificación para aquel juicio pues los crímenes cometidos eran los más graves dentro de las leyes de Gnemesis, incluso yo en el poco tiempo que había pasado con él entendía perfectamente su forma de gobernar.

Viajé por un nuevo recuerdo y ente aparecía ¿Alessandro? ¿Por qué alguien como él estaba en los recuerdos de mi padre?  Puse bastante atención a cada detalle.

-Maestro, vengo a felicitarlo, supe que fue una niña. -Alessandro lucía un poco más risueño y usaba el uniforme del ejército de Gnemesis adornado por varias condecoraciones.

-Gracias, después de Helena no pensaba volver a ser tan afortunado. ¿Quieres conocerla? -Alessandro asintió y entro con mi padre a la misma habitación; una joven mujer de cabello castaño sostenía en brazos un bebé que acercaron hasta Alessandro.

-Es muy linda, ¿ya saben como la van a llamar? -ele bebé parecía estar calmado entre los brazos de semejante animal, como lo es Alessandro.

-Mi esposa quiere llamarla Astrea, pero temo que sufra el mismo destino, por mi parte, quiero que se llame Andrómeda.

-No le pondrás a mi hija ese nombre. -Protestó la mujer.

-Jajaja, su esposa tiene razón Maestro, tiene que ser algo más especial, algo así como Sanha.

-¿Sanha? ¿De dónde sacaste ese nombre muchacho? -rió mi padre.

-Es una de las flores que amaba mi madre, si no recuerdo mal era especial por su hojas moradas y pétalos amarillos. -Su mirada se quedó fijada en el vacío por un momento. -Claro que esa es su decisión.

-Agradecemos tu aporte Alessandro. -Dijo la voz de la mujer.

-Gracias.

-¿Hay algo más que desees hablar conmigo?

-Sí Maestro, es sobre Helena, me preocupa su embarazo. Los médicos descartan cualquier problema físico pero ella sigue insistiendo que el bebé debe nacer fuera de Gnemesis y dado que ella es.....

-Nuestro elemento, te entiendo, no quiero hablar de eso frente a mi esposa e hija, será mejor que vayamos a otro lado.

Hasta el momento tenía 3 cosas claras:

-Ver a mi verdadera madre me causó un sentimiento de vacío, porque mi padre aún seguía sin decirme nada sobre ella.

-Alessandro siempre estuvo en mi vida de alguna manera aunque el finja lo contrario.

-¿Quién era la tal Helena y por qué su aparente embarazo parecía ser importante para todos?

Podría ver los recuerdos de Alessandro pero quería ver los de mi madre y saber porque ella nunca estuvo conmigo si parecía quererme.

Al tomar su mano me transporte hasta un lugar en llamas. Mis movimientos se vieron limitados y de repente todo lo que escuchaba y miraba era en primera persona.
A no muchos pasos escuché la voz de quien era mi madre.

-¿¡Estás herida?! -su rostro estaba ennegrecido y su cabello despeinado; el sonido de unos aviones alteraron su mente. -Nadie te hará daño, te lo prometo. -Oscuridad total por un momento y luego estaba mirando a mi madre, la que me había cuidado desde pequeña hasta hoy sosteniéndome en sus brazos, pero también estaba mi otra madre.

-No le digas a nadie que es mi hija, ¡¿entiendes Cecilia?!

-¿Pero qué pasará contigo? ¿Qué haré si ella....

-Ella no hará nada porque es humana, no hay nada en Sanha de lo que tengas que preocuparte. Para esta hora todos quien la conocen deben estar muertos, incluyendo mi esposo.

-¿Sanha? ¿Ese es su nombre?

-Krasto y yo no tuvimos tiempo de elegir su nombre y creo que ese es el mejor para ella. -Nuevamente el sonido de autos y aviones alteró el ambiente. -¡Escóndete!

Todo terminó cuando a lo lejos vi a mi madre siendo llevada por un grupo de hombres de traje negro; solo entonces me di cuenta de que no eras los recuerdos de mi madre, sino los míos; recuerdos que hasta entonces se habían bloqueado dado que era una bebé.

Einar.....

Los signos vitales de Sanha empezaron a elevarse y las alarmas nos pusieron en alerta.

-Llamen al maestro y dígale que es un código rojo, ¡Rápido!

-¡Necesitamos operarla de inmediato, sus glóbulos rojos no han reaccionado a la inyección de limitinos!

-¡Si la operan sin primero generar la cantidad necesaria de sangre morirá! -le grito Alessandro a la enfermera.

-¡No tienes poder alguno para hacer esto aquí, así que vete!

-¡Tengo un rango más alto que el de un maldito perro guardián! -Sus palabras hablaban con arrogancia.

-¡Quiero que salgas de aquí y no vuelvas hasta que te de la orden de hacerlo!

-¡No lo haré! -Un nuevo salto de la alarma del monitor quitó a Alessandro de mi camino y por suerte Krasto también llegó.

-¡¿Quién dio la orden para que la operen?!

-Yo señor. -Krasto me dio una bofetada. -¿¡Quieres matarla?! ¡ES HUMANA MALDITA SEA ! ¡NECESITAMOS EL MISMO TIPO DE SANGRE, LAS MISMAS ESTRUCTURAS! -El equipo médico se miró entre sí. -¡RÁPIDO!

Alessandro tomó el mando de la situación; el mismo se encargo de sacar una buena muestra de sangre de su brazo izquierdo y colaborando en la operación de Sanha que después de dos días permanecía estable pero inconsciente, al igual que su hermana.

Alessandro permanecía todos los días en la habitación de Alexandra cuidando que no le pasara lo mismo que a Sanha.

-Perdón por lo que pasó el otro día.

-Nos tomó a todos por el pie izquierdo. -dijo sin mirarme.

-¿Cómo va ella?

-No se puede hacer nada, aunque la herida esté cerrada el tiempo de recuperación puede ser increíblemente lento. Es posible que se quede así algún tiempo.

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