Extra.

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Tres meses después.

– ¿Están todos listos?– Preguntó Chan. Todos en la casa gritaron un "sí" desde diferentes habitaciones.

Irían de viaje a Australia, se quedarían por un tiempo allí, la verdad que después de todo lo que pasó necesitaban un poco de paz.

A lo largo de los tres meses que pasaron, el padre de Felix lo acosaba. Lo llamaba todos los días, pidiendo su perdón y que lo declare inocente para que pueda salir de ese lugar, pero no lo hizo y no lo haría aunque le cueste la vida.

– Chris hyung, ¿podemos pasar por el cementerio? Quisiera despedirme de mamá.– Lee sabía que era lo mismo que la nada, ya que solo yacía un cuerpo sin vida y sin alma, pero quiso ir igual. Su mayor asintió.

– Sí, pequeño.– Tomó sus maletas y la subió a la camioneta.– ¡Vámonos y cierren bien todo! No se olviden de nada porque no pienso volver hasta envejecer.

– ¿Volvemos mañana?– Preguntó Changbin, recibiendo una risa sarcástica de Chan.

Todos bajaron un par de maletas y las dejaron en la enorme camioneta que los dejaría en el aeropuerto.

Todos trabajaron lo suficiente como para tener dinero de sobra, aunque en Australia los padres de Chris los hospedarán en su enorme y adorable hogar.

Una vez que todos se subieron a la camioneta, el mayor le dijo al chofer que pase por el cementerio y espere unos minutos.

– Ya regreso– Dijo Felix una vez que llegaron al lugar.

Entró y caminó un rato, era la segunda vez que iba a ese lugar. Era impresionante la cantidad de personas fallecidas que se encontraban en ese lugar, lo lamentaba por sus familias.

Se paró enfrente de donde estaba el cuerpo enterrado de su madre.

– No pienso hablarle a un pedazo de tierra, pero quería verte por última vez– Acarició la foto de ella que estaba en la cruz hecha de mármol.– Voy a regresar a mi país, aunque pertenezca aquí, volveré. Espero que estés muy bien en donde sea que estés o reencarnes en mi próxima mascota, dame el amor que no pudiste entregarme cuando estabas viva. Adiós, mamá.

En ningún momento se le cayó ninguna lágrima, no le afectó mucho su muerte ya que la mayoría de su vida estuvo siendo criado por las personas que trabajaban en la casa.

Cuando subió a la camioneta, todos estaban viéndolo con preocupación, como lo hacían siempre.

– Chicos, no se preocupen, no soy un gatito frágil, estoy bien.

Todos lo abrazaron como pudieron y la camioneta comenzó a acelerar y paró de golpe, haciendo que caigan arriba de Chan.

– ¡Taeyong!– Gritaron todos.

– Lo siento, soy juez, no chófer.

Todos se rieron y siguieron abrazándose.

Rain [MinLix] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora