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El mounstro que se asoma por encima del cielo, cierra puertas y ventanas porque se esta acercando, las ovejas y vacas tiemblan y las paradas de cuervos se acercan para recoger lo que quede del botín, te muestra sus ojos blancos y azules, tus ganas de correr se ven disminuidas, te primas en los pantalones con tan solo verlo, pero no viene por ti, raspando las paredes de las casas, pisando cultivos, va por ahí, listo para purgar, está noche es especialmente poderosa el mounstro parece no tener piedad, y un pobre ciego clamando por alguien que lo guíe a la seguridad de un albergue hubiera sido atacado por la bestia, pero tú idiotez provocó que una pila de ollas de cerámica se cayeran al piso, no iba por ti, pero ahora eres su principal objetivo, los cuervos toman vuelo mientras la oscura noche se hace presente, el aire se corta con un cuchillo por la tensión, no tienes porqué temer, si eres inocente tus pecados no tienen que ser purgados, la bestia de ojos blancos y azules y mandíbulas de cocodrilo babeantes, con unas garras de oso como extremidades se acerca hacia ti, el fétido olor de su saliva hace que comiences a llorar; la primera mordida dolió, la segunda mucho más, la tercera ya no se sintió porque tú cuerpo ya no quería pelear, tu sangre en el suelo y la pared, describían una escena brutal, podías ver tu costillas y la bestia antes de acertar el golpe final emitió una vibración y rasgo tu desde tu cara hasta tu abdomen. Te toma moribundo y te lleva a través del bosque que solías explorar cuando la bestia todavía era una leyenda, estás listo para afrontar tu destino. La montaña con el cielo estrellado hace que por un momento la bestia no esté ahí, tomas una inhalación profunda, volteas a ver a la sangre que sale de la mandíbula de ese animal, solo que ahora no hay animal, ni herida, ni luz de luna, solo eres tú sin ropa en un acantilado viendo el amanecer.

Silent wordsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora