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Sueño con una tierra en la que caigo, sin explicación, porque no necesito saber que hacer, donde no haya jueces, donde pueda correr por horas sin sudar, y que me lleven. Sueño con esa tierra pero caigo siempre en la realidad de que no se puede pero no me importan las direcciones que ponen los albañiles, porque en este mundo puedo moverme por mi cuenta, porque el mérito lo tiene el que llega hasta el final de la batalla, no el que la gana. Cuñado los volcanes se enfurecen, siempre he persistido, y aunque no gane nada, sobreviví, puedo estar en un islote riéndome de ello, sea libre o no, ya no cargo con cadenas que me puse a mi mismo. Esa tierra sin jueces se llega solo cerrando los ojos y siendo lo que eres, porque eres el dueño y el juez de tus actos, te equivocarás mucho, tal vez algunas cosas sean irreversibles, peor si estas en mi correcto sabrás cómo compensarlo. Esta tierra de la que vengo no puedo escuchar las voces de mis enemigos, de las voces que fingen ser los que tienen el control, puedes probarme pero si no quiero algo no me puedes obligar a tomarlo, porque yo soy el único que conozco lo que soy y lo que no, no me da miedo enfrentarme a las sombras, porque el desorden en mi cabeza solo es gobernado por mi, intentan establecerse, si esta aquí es porque quiero, yo no pondré de atrás de barrotes imaginarios, no comeré el veneno imaginario de tu comida imaginaria, porque yo soy el que peleará mis batallas, y solo yo le gritaré a las sombras que él que manda soy yo. Y cuando todos me digan que ya es hora de guardar silencio lo hare por un momento, pero volveré para recordarte que no puedes doblar mi espíritu, pero se que llegue, llegamos hasta aquí, yo y el niño que solía ser.

Silent wordsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora