Los santos y los extraños siempre han sido un mito y realidad, no hay nada incorruptible ni no hay nada totalmente impuro, sin embargo, los santos y los extraños en algún tiempo fueron lo mismo, la resiliencia de los santos los hace vulnerables a la gente que desprestigia, olvidando realmente quienes son y se convierten en extraños olvidados por el tiempo y por la arena que los componen, se enegrecen y se convierten el la oscuridad, tan presente como una persona real que piensa y respira, solo que calla e inhala la fuerza de los demás, su energía desaparece junto a sus memorias. Cuando un extraño se hace presente en la habitación este es el primero en ser el centro de atención, su silencio es tangible y la energía que arrebata no hace nadamás que alterar a la gente a su alrededor, pero las voluntades fuertes que persisten antes y después de la muerte de su vida. Ellos no son una quimera, la muerte que es ellos con el tiempo se vuelve piadosa, regresando la energía de otras personas que se las arrebato, se hacen una energía transformadora. Y renacen como santos de nuevo. El ciclo no acaba y no empieza porque los santos se volverán los extraños que le darán vida a los santos que corregirán el dolor, pero el dolor, como todo, no es incorruptible ni impura totalmente.
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Silent words
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