21

20 4 0
                                    

Despertó en un lugar antiguo, no por las construcciones, no por sus habitantes, si no porque todo eso se había reducido a arena, yacía en el piso, una chica de unos 15 años de edad, con el cabello rojo, no era muy delgada pero de igual manera conserva su figura, rápidamente abrió los ojos y miro hacia el cielo, un sol más grande del que nunca se hubiera imaginado, destellaba pero se le podía ver de igual manera, miro hacia su izquierda y no vio más que unas dunas, a su derecha vio lo que parecía un león pero cuando se puso de pie ya no había león:
-¿Dónde estoy?
–En el valle de sangre
Un poco espantada busco por el panorama hasta ver un hombre con un turbante color morado cubriendole todo excepto los ojos
-¿Y eso en qué país es?
–No hay países en esta tierra
-Entiendo
–No lo haces
-Bueno mis sueños son raros así que estoy acostumbrada
–¿Crees que soy un sueño?
-Si, supongo
–Tienes mucho que hacer aquí
-Pero este lugar solo existe desde hace poco tiempo, bueno dentro de mi cabeza
–Esto no lo creaste tu
Ya un poco cansada de la situación, ella comenzo a declarar
-Esto es un sueño y si Alicia se despertó con un pellizco porque yo no- acto y seguido se pellizco y apreto los ojos durante un minuto, cuando los abrió nuevamente, seguía en el desierto
-Tal vez tenga que estar aquí un poco más, mañana tengo que ver a...
–No despertarás porque no estás soñando
-Estoy soñando lo se
–¿Como lo sabes?
-Porque esto no pasa en la vida real
–¿Qué es la vida real?
-Pues lo que realmente está sucediendo
–En todo caso, esto también es vida real porque esto está pasando realmente
-Es distinto
–Y cuál es la diferencia
-Que aquí puedo despertar con una mala experiencia
–Te equívocas
La persona del turbante, que no se le podía identificar por el o ella, porque parecía cuerpo de hombre fornido, la pestañas curvas de mujer, el cabello largo de color dorado, pero la voz tan grave que era imposible que incluso el mejor cantante de ópera lo pudiera imitar, se acercó a ella sacando un sable de color rojo y azul, y sin previo aviso le hizo una tajada al pecho de la chica, el cuál provocó ena gran herida:
-Espera ¡Sigo aquí! ¡Y la herida ya no está!
–Es la magia del desierto, lo único que te puede lástimar aquí es la sangre
-Si claro, como es un ácido- dijo ella con una expresión de obviedad y un tono sarcástico
El hombre saco un pequeño cuchillo después de dejar clavado el sable en la arena, y se hizo un corte en la palma de la mano, dejando caer la sangre en la arena, que tomo con un pequeño paño, y se la arrojó a un brazo
-¡Eso duele!
–Dices que la sangre no te puede lástimar, porque sufres
-Yo... No lo sé
–Empiezas a creer que esto no es un sueño
-Eso creo, ¿Qué hago ahora?
–Moverte, llevas un par de horas en el mismo lugar
La chica, dió un pequeño paso un poco temerosa del calor abrasador de la arena, pero en su lugar, la arena era suave, fría hasta cierto punto, después se sentó y comenzo a interrogar al hombre
-¿Eres hombre o mujer?
–¿Eres un oso panda o un oso polar?
-Ninguno, eso ni siquiera es una pregunta en la que encaje
–Lo mismo hiciste, preguntaste un género, y yo no tengo género
La chica que se quedó un rato callada continuó
-Me llamo Abril, ¿Y tú?
–Rosback
-¿Qué eres tú?
–Un guía
-¿Ayudas a la gente a salir del desierto?
–No, el único que puede salir del desierto soy yo y el amo del desierto
-¿El amo del desierto?
–Solia venir muy seguido, era un chico de piel morena y cabello negro
-¿Qué le sucedió?
–Envejecio, regreso con barba, mas alto y con el pelo más corto, así hasta que vino por última vez, era un viejo con bastón, sin cabello y sin barba, encorvado y con una cara cansada
-¿Hablaste con el?
–No
-¿Por qué?
–Venia a hacer algo en lo que no lo podía interrumpir
-Entiendo
Rosback saco un pedazo de pan rojo y se lo dió a la chica, la cual comió con ansía, pero no por hambre, si no porque el pan era delicioso.
-Gracias
Ros solo inclinó la cabeza hacia abajo
-¿Qué crees que vengo a hacer yo?
–No lo sé, tal vez el desierto lo sepa
-¿El desierto?
–Estas aquí porque alguien cercano a ti y estuvo aquí
-¿Quién?
–No lo sé
-¿Es posible ser casi el soberano de una tierra entera en la que controlas todo y no saber a quién ha venido?
–Contestate a ti misma
Ella callo un rato más largo y el sol comenzo a ocultarse
-¿Hay alguna forma de saber que tengo que hacer?
–Si
-Lo quiero hacer
Ros saco un pedazo de papel puso algo de arena en el y le dió el cuchillo a ella
–Tienes que hacer que caiga una gota de sangre, pero una vez que la gota caiga no hay vuelta atrás, empezarás a ver cosas y escuchar más pero antes de que acabe tendrás que decir el nombre de alguien
Ella sin dudar se despidió con la mano de Ros y se hizo un pinchazo en el dedo meñique. Cuando la gota cayó la arena cobró vida, se levantaron figuras que hablaban con ella y le enseñaban su destino, veía a amigos, extraños y seres queridos, escuchaba sus pláticas y veía las situaciones pero una vez que la arena comenzo a expandirse y quemarse ella tuvo mucho miedo cerró los ojos y solo dijo "El hombre sabio". Despertó en su cama un poco confundida y dudo durante un rato, hasta que su madre entro diciendo lo mismo que había visto en la arena. Pero esa es otra historia, ahora el sabio había sido llevado al desierto.

Silent wordsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora