107

1 0 0
                                    

Estaba sosteniendo la hoja de papel frente a mí, pensaba en el mundo, doblé la hoja para hacer un cuadrado; recientemente el amor había estado tocando las puertas de mí pensamiento ¿o de mi corazón? corte el sobrante de la hoja precisamente, el doblez que formaba la división entre dos mundos de oportunidades estaba bien marcado, el debate era ver si era para mi corazón el llamado, vivirlo en piel propia, de las pocas cosas irremplazables en la vida, quizá lo único que vale la pena, la otra cosa era saber si pensaba en el origami o en amor, lo doblé por la mitad y las puntas las junté para formar un cuadrado, era inexacto, me lo esperaba, mundos y secciones conectadas ignoraban los nexos existentes en el mismo plano, cada uno con sus límites particulares y detalles que los hacían únicos, incluso la falta de ellos le daba esos divinos toques que solo el que lo presencia puede conocer; separé las puntas, las doblé hacia dentro, de apariencia lisa, más pequeño de lo que era, guardando la complejidad de un mundo en un espacio tan pequeño como pueden ser las palabras, todo encasillado en simples expresiones particulares, belleza, ternura, piedad, amor; entonces doblé las mitades de hacia adentro, dejando ver que los detalles de las puntas, divididas, aún ocupan el mismo espacio dentro del lugar donde abajo una sección permanece sin modificarse, asignada especialmente para su estadía, quizá aleatoriamente, parte de una decisión inconsciente tan deseada, se mantenía ahí, formando la mayor parte del plano; agarré las puntas y las doblé hacia sus interiores, solo haciendo más compleja la imagen, disminuido en apariencia, pero con profundidad, un laberinto de sucesos previos que hacen ver que se va, sin embargo, aún forman parte esencial del plano existente, por mucho que se haya desvanecido; doblé las puntas superiores, ocultando algunas cosas que pueden quedarse, pero no me gustan ni me hacen sentir bien, prefiero aplicar el mismo sacrificio de separarlas como aplico esfuerzo manteniendo las que me importan, sin embargo no desaparecen, siguen siendo una parte de la imagen final que representan en conjunto, supongo que no se borra la historia de uno; entonces tomo las puntas laterales y las doblo, más que no querer que se vayan es que es necesario, no todo se puede quedar, pero aunque se marche de este mundo vivo hacia los eternos y desconocidos mundos de la muerte, aún existe su sello en nosotros, dándole la perfección que se necesita, la de algo imperfecto, oculto, dividido pero aun conectado con todo, tanto los que se fueron, los que se quedaron y los que quise que se fueran. He formado un corazón rojo con sus detalles, pero lo importante aquí era, ¿estaba hablando de la figura que formaba, o del amor?

Silent wordsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora