— ¿Hay testigos que puedan afirmar lo que dice? —pregunto con seriedad.
¿Qué cosa pregunto?
Era increíble que a pesar de todo lo que le había dicho él seguía sin creerme. Estaba diciéndole toda la verdad y el director simplemente se negaba a creer en mis palabras. Tenía casi media hora aquí adentro explicándole las cosas, pero al parecer era tiempo a la basura. Él sólo creía que la causante de todo era yo, acepte mis malas acciones y todo, pero eso no era suficiente.
Entonces la recordé.
— Anteriormente le dije que Leonarda estaba presente cuando pasó lo que pasó. —reinteré.
— ¿La hacemos llamar? —al instante asentí. El director tomó aire y prosiguió exclamando:— ¡Adelante, señorita Valdés!
Pasaron unos segundos cuando la puerta rechino. Ese fue mi aviso para saber que Leo estaba aquí, ella se sentó a un costado de mí y me miro por un momento. Luego regreso su vista al director, quién no espero nada para hablar.
— ¿Qué tiene que decir en la defensa de sus compañeras Ortiz y Schulz? —pregunto volviendo sus manos al escritorio.
— Victoria tuvo la culpa de todo, señor director. —enseguida volteé a verla.— Sasha le pidió dinero prestado, pero Victoria se negó y comenzó a burlarse por su mala posición económica. Entonces Sasha se ofendió y le respondió, luego Victoria se molestó y se fue a los golpes con mucha brusquedad.
En ese momento mi mandíbula cayó al piso. Leo había dicho mentiras, estaba dejándome como la culpable de todo sin ser verdad. Ella que me busco y me trató como si ya nos conociéramos de hace tiempo me da la espalda, sinceramente esperaba que es fuera mi salvación en este momento, pero ahora veo que fue una mala decisión mencionarla en el asunto. El director pensara que mentí en todo lo que le dije y no podré decirle absolutamente nada porque si lo hago estoy segura de que me castigará.
Suelo ser una chica muy problemática y aventada en muchos asuntos, pero esto de los estudios son algo importante y valioso para mí que hago lo que sea para que todo siga bien. Y ahora no pienso alegar, sólo asentire aunque no esté en lo cierto.
— Señorita Ortiz. —la voz del director me contrajo a la difícil realidad.— ¿Eso es cierto? —arqueó una ceja e hizo con su gesto que me tragara todo mi coraje.
— Así es. —afirme. Volteé a ver al director y le sostuve la pesada mirada que tenía.
Mi corazón se contrajo al sentir ese explotante coraje dentro de mí. Sentía unas inmensas ganas de pararme y moler a punta de golpes a Leo, enserio que sentía mucha rabia. Ni siquiera sabía porque había dicho tal cosa.
— Hágame el favor de dejarnos a solas. —se dirigió a Leo, ella se puso de pie y salió de la dirección. El director volvió sus ojos a mí, él negó repetidas veces, eso era una mala señal.— Le haré un reporte por mal comportamiento y..
— ¿Qué? —lo interrumpí.— Per...
— Y agradezca que no mando a llamar a sus padres. —me interrumpió alzando la voz. No me quedó de otra más que asentir y guardar silencio.— Tendrá su reporte y como castigo deberá asear los salones por cuatro días. —informo escribiendo en un papel.— Tenga.
— Como usted diga. —mordí mi labio inferior deteniendo las malas palabras.— ¿Puedo irme? —él asintió.
Me puse de pie y salí de la dirección antes de que me dijera algo más. Afuera me encontré con la chica de todo el show barato, me pare en seco y pude ver en su cara la gran satisfacción que sentía por armar todo este alboroto. Junto con ella estaban las otras dos chicas, las gemelas. Ellas solo me miraban con seriedad.
Quise ignorarlas y seguir con mi camino, pero mi coraje estaba diciendome que volviera a pegarle.
— ¿Como te fue allá adentro, querida? —su voz fue tan irritante que por un momento sentí náuseas. Ella sonrió y eso me hizo enfurecer aún más.
— Créeme que esto no se quedará así como así. —advertí.
No me importo si hablará o no, sólo seguí con mi camino ignorandola. Aún no entendía cual era el problema de ella, era la primera vez que la veía cuando estábamos en la cooperativa, no había razón alguna para que se pusiera así.
Me detuve en unos escalones y me senté, las miradas de los demás alumnos aún estaban en mí, pero no podía estar preocupándome por eso cuando había tenido un problema mayor, seguramente con todo esto me llevaría una mala fama por aquí. Y aunque no sea ese tipo de persona a la cuál le interese "el qué dirán", en este momento si me preocupa un poco. Lo repito; los estudios son algo sagrado para mí, los estudios para mí son mi futuro.
Son algo que no quiero echar a la basura por alto tan insignificante.
— Vickie. -eleve la mirada y me encontré con los mismos ojos color miel de hace unos momentos.— En verdad lo siento mucho, sé que hice mal por mentir, per..
— Pero nada. —la interrumpí, me puse de pie y la encare apretando mi mandíbula— Tú viste que nada de lo que dijiste pasó, no entiendo porque decidiste darme la espalda. —reproche.
— Mira, Vickie. Lo que pasa es que Sasha me.. —sus palabras quedaron en el aire por un momento.— Sasha me amenazó con golpearme si la delataba.. —susurro con miedo.
Eso hizo que el coraje aumentará.
— ¿Entonces por eso dijiste toda esa mierda? —pregunte tratando de controlarme. Leo asintió y eso fue todo para que explotará.
— S-si.. —respondió tartamudeando.
Suspiré y me controle antes de que le soltara un buen golpe, decidí rodearla y dirigirme al salón, probablemente sí seguía por aquí estaría en otro problema y con este coraje dejaría muerto a casi medio mundo.
Debo controlarme porque sé que si no lo hago haré algo malo y no quiero eso, sólo quiero seguir con mis estudios.
Sólo quiero eso, nada más eso.
¿Por qué me pongo como una loca?
La herencia de mi padre.(...)
Las últimas horas de clases fueron muy lentas, el tiempo pasó cómo si supiera que eso me fastidiara. Las siguientes clases fueron en salones distintos, eso me ayudó a perder de vista a Leo, la había tenido como chicle durante la última clase del profesor Steed.
Recogí mis cosas y las aguardé en la mochila, después de eso salí del salón en busca de la bodega, debo organizar lo que usaré para asear los salones. Lo malo de todo es que tengo que esperar a que todos se vayan par poder comenzar, hoy saldré tarde, lo bueno que mamá no está y no se dará cuenta de nada.
Llegue a la bodega y tiré mi mochila en la entrada, me adentre al cuarto y comencé a sacar lo necesario. Luego de un rato me senté en el piso, saque el cuaderno donde había anotado la tarea de mañana y comencé a leer. Así se me pasará más rápido el tiempo aquí y voy haciéndome la idea de lo que debo hacer más tarde.
Pasaron unos segundos cuando dos personas se pararon frente a mí. Eleve la mirada al instante para ver de quien se trataba, entonces me di cuenta de que probablemente estaba de nuevo en problemas. Era el director quién estaba frente a mí, junto a él estaba una alumna del instituto, era de pelo rizado/oscuro; le llegaba poco más abajo de los hombros. Sus ojos eran oscuros, era un color negro muy penetrante. Sus labios eran gruesos y rosados, mientras que su color de piel era pálido, traía puesto el mismo uniforme que yo y su cuerpo era algo parecido al mío.
— Señorita Ortiz. —me llamo el director.
— ¿Si? —arqueé una ceja en confusión.
— Veo que se ha preparado para comenzar con su labor. —asentí al escucharlo.— Bien, he venido a informarle que la señorita Smith la ayudará en todo. —eso iluminó mi cara.— Entonces, las dejo.
El director se giró en la dirección contraria y se marchó. Mis ojos viajaron a la chica frente a mí, ella sonrió de lado y resopló pequeños cabellos que caía por su cara.
— Hay mucho piso si es que quieres sentarte. —digo señalándolo.
— Jaa. —se sentó a un costado de mí y cruzo sus piernas.— Estuviste en problemas. ¿No es así? —pregunta en burla.
— Sólo me defendí y me culparon. —respondí recordando cada momento.
— Déjame adivinar.. —pasa su pulgar por su cara y finge pensar en algo.— ¿Sasha Schulz? —supone.
— ¿Como sabes? —replique algo sorprendida.
— Digamos que la conozco de hace tiempo. —su mirada se centra al frente como si recordará momentos importantes.— Siempre busca la manera de atacar a las personas, es traicionera, calculadora y sobretodo envidiosa.
— Veo que no mientes cuando dices que la conoces bien. —musitó volviendo mi mirada al frente.
— Éramos mejores amigas en la secundaria. —habla con tanta nostalgia que por un momento mi corazón se ablando.— La quería como a una hermana. Soy hija única y ella era la chica más cercana a mí, éramos inseparables.. —sólo me limitó a escucharla.— Pero todo cambio cuando la encontré con mi exnovio teniendo relaciones sexuales. ¿Lo crees? —pregunta, pero ella prosigue:— ¡Fue una maldita perra! —exclamo dando un golpe al aire.
Ahora entendía todo, a esta chica la había dañado sentimentalmente Sasha, ella tenía razón. Había sido una perra, no sé cómo fue capaz de hacer algo así.
— Tranquila. —extiendo mi brazo hacia ella deteniendola contra la pared.— Soy Victoria Ortiz. —me presenté dejando de lado todo su problema.— Para ti, Vickie. —sonreí.
Ella suspiro y se relajo; dejando caer su espalda contra el muro.
— Gris Smith. —sonrió y estrechamos nuestras manos.
— ¿Tú eres la chica nueva de la que todos hablan? —pregunto acomodándose.
— ¿Eso dicen? —replico con diversión, ella asiente con dos movimientos de cabeza.— Bueno, supongo que si.
— Hmmm. —pujo y sonrió de lado.— Aún no me has dicho porque estás castigada. —dice arqueando una de sus cejas.
— Schulz.. —tan sólo la menciono; ella rueda los ojos.— Hizo un show barato que terminó mal para mí y por no alegar mucho con el director acepte este castigo.
— Esa tipa.. —dice entre dientes.— Enserio, me tiene hasta la coronilla. —de nuevo da un golpe al aire.
— Apenas la conocí y me tiene igual. —admitó.— No te culpo en lo más mínimo.
— Hmm.. —piensa en algo.— Deberíamos reunirnos algún día.
— Me agradas. —confiezo.
La verdad, desde que llegó Gris la he pasado bien, deje de pensar en los problemas que tengo y el malhumor se ha ido, al parecer ella y yo tenemos muchas cosas en común, creo que eso ayuda en mucho. Por fin, una chica que me agrade.
— También me agradas. —sonrié.
Seguimos hablando un buen rato hasta que los alumnos se marcharon, la escuela quedó sin ruidos, sin gritos y sin voces andantes por los lugares, el silencio me relajo mucho, necesitaba un momento así. Un momento de silencio, el ruido nunca ha sido un buen amigo.
Nos encargamos de limpiar cada uno de los salones, acomodamos bancas y trapeamos. Todo había quedado reluciente, sin duda había sido un rato agradable.
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La Chica Indicada ✔️ [En Edición]
Ficção AdolescenteTodo era nuevo para mí, después de que mi mamá se casará con mi padrastro nos mudamos a otro país. No conocía a nadie y nadie me conocía a mí. Esa era la principal desesperación que tenía. A los días a través de mi ventana pude ver que alguien me ob...