— Eso quisieras. —respondí y volví al sofá de mala gana.
Ryan aparenta ser un chico lindo, adorable. Al cuál le agrada todo y le agrada a todo mundo, pero realmente no es así, no es nada adorable que sea tan egocéntrico y creído, eso sólo hace que me caiga peor de lo que me cae.
Es domingo por el medio día y no he disfrutado nada del día, primero vino Jessie con su cuento de desamor, ahora viene Ryan con su egocentrismo.
¿Quién más falta?
— Oye. —me llama, pero ni siquiera me molestó en responderle.— No te enojes. —siguió mi paso y termino sentándose a un costado de mí.
— Entonces no seas tan egocéntrico y creído. —contesté sin ganas.
Las ganas de disfrutar este día tan lindo habían desaparecido, lo peor era que mañana sería lunes y tendría que ir a la preparatoria, mamá y Octavio ya arreglaron todo para mí inscripción, por eso es que deseo estar en paz hoy. Sé que mañana no será un día fácil para mí y menos si no conozco a nadie.
— Está bien, lo siento. —se disculpo, eso me hizo sonreír por un segundo.
— ¿A qué has venido? —pregunte curiosa.
— Bueno, tus papás me dijeron anoche que mañana tendrías escuela. —comenzó hablando mientras miraba sobre mis hombros.— Y me pidieron que te llevará a conocer la ciudad. —finalizo regresando sus ojos a los míos.
Por un segundo me hundí en ese perfecto color, pero después me di cuenta de que no era tan mala idea salir con Ryan. Bueno, salir con él estaba mal, pero conocer la ciudad era algo que llamaba mi atención, así no tendría que estar todo el día encerrada.
— ¿Sabes? —me pongo de pie frente a él y sonrío de lado.— Me parece muy buena idea. —eso lo hizo sonreír.
Al momento de que Ryan sonriera; en sus mejillas aparecieron unos lindos oyuelos, se veía tierno.
— Siendo así, arréglate para irnos de una vez. —cruzo sus brazos sobre su pecho y extendió su cabeza hacia atrás.
— Está bien. —asentí.
Me apresuré a ponerme de pie y me dirigí al clóset, empecé a buscar algo de ropa cómoda para el momento. Con este solazo no puedo usar pantalón, seguramente moriría de calor.
Al final me decidí por un short con listones a la espalda y al frente. Color blanco, una blusa pequeña con top integrado; color negro, unos convers negros y mis gafas de sol oscuras. Dejé mi cabello suelto, para que luciera bien, las ondas largas y en institutos cortes lucen bien.
Regrese al sofá donde seguía Ryan, me pare juste frente a él e hice una señal.
— ¿Lista? —pregunto mirándome de pies a cabeza, por un momento mordió su labio inferior y luego sonrió.— Luces muy linda.
Se puso de pie quedando muy cerca de mi, así que retrocedí tomando distancia.
— ¿Exactamente a dónde iremos? —replique en lo que tomaba mi bolso oscuro del sofá trasero.
— Tú tranquila. —paso sus manos por mis hombros.— Te mostraré todo lo bonito de esta ciudad. ¿Vale? —di un paso hacia atrás y asentí.
— Vámonos. —ignore sus palabras.
Sin más; comencé a caminar hacia la puerta. Salí de la habitación y seguido de mí salió Ryan, puse seguro a todo y luego salimos hasta la calle. Dónde estaba un auto negro, supuse que era de él, ya que se adelantó unos pasos y abrió la puerta del copiloto para que entrara en el. Lo hice y después de unos segundos subió al auto por la otra puerta.
El auto estaba muy bien cuidado, parecía como si la piel de los asientos tuvieran algún aceite o algo así. Ya que brillaban mucho, un trébol de plástico colgaba del espejo retrovisor dando un aire fresco. Ryan subió los vidrios de las ventanillas y encendió el aire acondicionado.
— Hay muchos lugares agradables por aquí. —comentó poniendo en marcha el auto.— ¿Te parece si vamos primero a la plaza? —pregunto y arrancó.
— Lo que sea. —le reste importancia.— Pero ya desaparezcamos de esta colonia.
— Bien. —rió por lo bajo.
Mientras conducía hacia la plaza iba observando la colonia por la ventanilla. Abandonamos la colonia y entramos a la carretera, había muchos carros andando, en las banquetas había puestos de comida, ropa, dulces y cosas así. Apenas había salido de casa y ya estaba mucho mejor de ánimos.
Sin duda; estar todo el tiempo encerrada no era lo mío, desde que llegué a New Jersey no había salido, sólo a casa de Esmeralda y no era la gran cosa. Necesitaba salir, necesitaba conocer la ciudad para saber exactamente dónde carajos estaba.
Llegamos a una calle pavimentada, en la zona había gente por todos lados. Se veían carritos de vendimía, había niños jugando y parejas charlando. Supuse que era la plaza, ya que Ryan estaciono el auto cerca de unos autos.
— ¿Aquí es? —pregunté abriendo la puerta, sin esperar su respuesta; baje del auto.
— Si.
Mire hacia mí alrededor y no pude evitar sonreír, el aire fresco choco contra mi cara, el sol comenzaba a desvanecerse por la tarde que llegaba. Por todos lados se escuchaban voces hablando, algunas risas de niños jugando, pasos de las personas que caminaban ejercitándose. También había una tiendita, de veía que estaba bien surtida.
— Es genial. —musité empezando a caminar hacia una banca bajo un árbol.
— Lo sé. —Ryan siguió mis pasos y se sentó junto conmigo.— Cuando estoy molesto y necesito tranquilidad vengo aquí. —comentó con un tono suave.
Su tono de voz era igual que el de anoche. Suave y cálido, eso hizo que la sensación de enojo hacia él se fuera, ya no estaba sintiendo ese enojo que siento cuando estoy con Ryan, él estaba siendo serio y cálido conmigo, que fuera así me gustaba. Me agradaba más así que siendo el estúpido creído y egocéntrico de siempre.
— Te entiendo. —le di la razón.— Es un lugar muy agradable.
— Si. —asintió colocando una de sus manos en mi pierna, eso hizo que volteara a verlo.— ¿Quieres uno de esos? —lleve mi vista hacia dónde él miraba y entonces me di cuenta.
— Si. —acepte.
Ryan se puso de pie y camino hasta un puesto de helados, verlo de espaldas me pareció algo extraño. Apenas con esto me di cuenta de que tiene muy buena vista por detrás, no dude nada en observarlo. Hasta que regresó.
Él se vio despistado, pero después sonrió y me entrego un helado convinado.
— Con que viéndome, ¿Eh? —dio una lamida a su helado y después me miro.
— Eso quisieras. —renegué y probé mi helado.
— Como digas. —volvió a sentarse.— Yo sé lo que digo.
— ¿Después de esto a dónde iremos? —cambié de tema.
Probablemente sí siguiéramos hablando de lo mismo terminaría molesta.
— Podemos ir al cerro. —respondió distraído, Ryan estaba embobado devorando su helado, hizo una pausa sin mirarme a los ojos.— Pero sería un poco más tarde, si vamos ahora no tendría sentido.
— ¿Por qué? —acto seguido volví a lamer mi helado.
El helado estaba buenísimo, era de sabor vainilla con chispas de chocolate. Había tomado una buena decisión en esto.
— Se supone que al cerro se va a ver la ciudad de noche. Ya sabes, todo se ven muy iluminado por las luces encendidas. —explico haciendo señas con su mano izquierda.— ¿Entiendes?
— Ajam. —asentí.
Decidí seguir disfrutando de mi helado en silencio, deje que Ryan siguiera en lo suyo y así por fin estar en paz. Sería una tarde agradable, ya necesitaba algo así, aunque Ryan no era la persona con la que yo quisiera estar en este momento y en este lugar, pero me conformo con esto.
Mañana iré a la preparatoria y creo que me será un poco difícil adaptarme, no conoceré a nadie y seguramente me verán todos como bicho raro. Eso no es nada bonito, sólo quiero que las horas se pasen rápido el día de mañana, no quiero conocer a nadie y tampoco quiero que se recarguen conmigo.
Será como un comienzo escolar.
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La Chica Indicada ✔️ [En Edición]
Fiksi RemajaTodo era nuevo para mí, después de que mi mamá se casará con mi padrastro nos mudamos a otro país. No conocía a nadie y nadie me conocía a mí. Esa era la principal desesperación que tenía. A los días a través de mi ventana pude ver que alguien me ob...