36.

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Estaba feliz.
Ver a Ryan me estaba haciendo bien, todo el enojo y la tensión que recorría mi cuerpo ya no estaba, me sentía en paz, estaba viéndolo a través de una pantalla estrellada, pero con eso sentía como si realmente lo tuviera frente a mí, sus lindos ojos cafés mantienen un brillo bonito que no me permite dejar de sonreír como tonta. Bien dicen que después de la tormenta viene la calma, tal vez haya exagerado con todo lo que pasó, pero este hombre tiene un no sé que; qué me hace dudar de mí misma.
No estoy acostumbrada a que los hombres sean como Ryan, él es muy diferente a los demás chicos que he tratado antes, él es tan atractivo que me hace dudar de mí belleza y la verdad, para causar eso en mí es otro nivel muy alto, nunca antes un chico me había hecho sentir insegura de mí, todo esto es nuevo para mí, comienzo a sentirme como esas novias que controlan a su chico.
Pero ahora que llevo unos minutos hablando con Ryan por videollamada me siento más tranquila, lo extraño tanto.. que no me había dado cuenta de que él ya se ha hecho indispensable en mi vida cotidiana, no sé si sea bueno o malo, pero en este momento no me importa, sólo me importa seguir charlando con él hasta tarde.
- ¿Quieres saber cuál es tu recompensa? -pregunté juguetona.
Ryan salió de esa fiesta por mí y claro que lo recompensare por eso. Él pareció estar confundido.
- Creí que esta era mi recompensa. -musitó con media sonrisa.- ¿Cuál es?
- Sólo mira. -hable dejando el teléfono en la comoda.
Retrocedí tan sólo unos pasos y comencé a hacer mi cabello hacia atrás.
Estaba segura de que Ryan se merecía algo que él en verdad quisiera y disfrutará ver, total. Esto sólo sería una videollamada y no podía salir nada mal, estábamos tan sólo él y yo, siento que me pase un poco de la raya por como le hable hace un tiempo. Y creo que es hora de solucionarlo.
Tomé los bordes de mí blusa y miré hacia la pantalla de mi teléfono. Ryan junto su cejas en confusión, pero nunca dijo nada, lentamente: comencé a subir mí blusa, parte de mi abdomen ya estaba en descubierto y eso me hacía sentir segura de mí misma, tener los ojos de él encima de mí hace que me sienta un poco nerviosa, pero sé que le gusta.
- Hey.. -su voz ronca y seria hicieron que me detuviera.- No sigas. -sus palabras me hicieron entrar en confusión.
¿Acaso no quería verme.. así?
- ¿Por qué no? -pregunté dejando caer mí blusa, quedó igual que antes.- ¿No te gusta?
Me encamine hacia la comoda y tome el teléfono en mis manos.
Esperaba que Ryan me dijera una respuesta y así lo hizo:
- Realmente no es necesario que lo hagas, Victoria. -hice una mueca y espere a que prosiguiera.- Con ver tu linda carita me conformo.
Esas palabras me hicieron sentir como en el mismo cielo. Aquellas lindas sensaciones que odiaba; llegaron a mí y está vez me gustaba, mis labios formaron una sonrisa amplia, esas palabras sin duda me habían alegrado, Ryan era tan... tierno, que no podía entender cómo es que podía tener todo.
- Enserio.. -digo sentándome en la cama.- Si estuvieras aquí te besaría. ¡Eso fue muy lindo! -exclame más que emocionada.
- Me haces mucha falta. -eso me lleno de ternura.- Espero con ansias el momento que llegues.
- Ay, Ryan. -suspiré.- Los días se nos irán rápido, pronto estaré allá. -trate de animarlo.
- Por lo pronto, haremos videollamada todas las noches que estés allá. ¿Está bien? -reí y asentí enseguida.- No pienso perder contacto contigo. -dijo más que seguro.
Esta parte de Ryan me encanta, me encanta que sepa balancear sus estados de ánimo, me gusta que sea duro, pero en ocasiones sea tierno, es como una mezcla que se disfruta, así como el picante, te gusta, pero cuando lo comes te arde hasta donde no alumbra la luz del sol..

(...)

Mi día comenzó regular.
Mi noche fue buena, pero como desperté temprano y no pude dormir de nuevo, decidí salir a correr alrededor del lote. Y gracias a dios, conmigo traje mi ropa deportiva, ya pasó más de una hora de que salí de casa, ahora voy de camino a casa. Tengo algo de sed y me urge una ducha, creo que huelo a perro mojado.
Me quite los audífonos de mis oídos y abrí la puerta de la casa sin decir nada. Al entrar mis ojos se abrieron más de lo normal, pero es que me era imposible no admirar semejante cosa. Mi hermano Brayan estaba con un chico, pero no era cualquier chico, era el idiota del cuál había estado enamorada durante mi infancia.
¿Que como sabía que era él?
Fácil; su lunar a lado del labio me lo decía.
Él volteó a verme, aquellos ojos oscuros llenos de misterio cayeron en mí, causando fuertes nervioso en mi sistema. Él estaba frente a mí, él había sido mi primer amor, es el mejor amigo de Brayan y lo conozco desde pequeña, pero claro, nunca sucedió nada entre nosotros por la diferencia de edad, lo curioso es que con quien tengo algo también es igual.
- ¿Victoria? -su voz arrastrada me hizo caer en cuenta de la facha en la que andaba.
¿Mi ropa importaba en este momento?
- Dash. -murmuré enrollando mis audífonos alrededor de mi teléfono.
Levanté la mirada rápidamente y traté de sonreír, pero no sabía exactamente como reaccionar.
- ¿Dónde diablos estabas, Victoria? -Bryan salto a la luz entre los dos.
Había olvidado que mi hermano se pone en un plan lucido cuando están presentes sus amigos, por eso es que termine alejándome definitivamente de Dash, siempre que trataba de hacer mi luchita con él, Bryan terminaba dejándome en ridículo frente a él.
- En primer lugar, no me hables así. -digo encaminandome hacia la cocina. Escucho los pasos de ellos detrás de mí y no me detengo.- En segundo lugar, eso es algo que no debería importarte.
Saque una jarra de agua fresca del refrigerador y tome un vaso para servirme un poco.
- Mamá te dejo a mi cargo. -me recuerda.- Así que si, si estás a mi cargo.
- Uhh. -la sizaña de Dash se hizo presente.
Voltee a verlo mal y él sonrió de lado.
- Cierra la boca.
- No puedes hablarle de esa manera a mis amigos, señorita. -Bryan colmó mi paciencia y terminé dejando el vaso en la barra de mala gana.
De verdad, no soporto estar ni un segundo más con mi hermano, la mayoría de los hermanos se llevan bien, pero Bryan y yo somos tan.. diferentes que creo que no llegaremos a estar vivos para noche buena, no nos soportamos, no sabemos llevarnos bien ni por poco tiempo, realmente; somos un castigo el uno para el otro.
- Que no se meta dónde no lo llaman. -di por finalizada la discusión.
Salí de la cocina y emprendí camino hasta mi habitación, necesito una ducha. Estoy sudadisíma, quiero ponerme linda para hablar con Ryan, anoche que hablamos la pasamos bien, me contó cómo estuvo su día y me explico cómo sucedieron las cosas en la dichosa fiesta, no me gusta que tenga mejor amiga, porque en la mayoría de esas amistades siempre hay un enamorado y no quiero que pase eso, pero en fin. Tampoco voy a controlar las amistades de Ryan, lo quiero y me gusta mucho, pero a pesar de todo creo que cada uno debe tener su propio espacio.

La Chica Indicada ✔️ [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora