- Hagámoslo. -susurro él frente a mí. Se remojo los labios y sonrió de lado alentándome.
Pero para ese entonces mi conciencia estaba full.
- No. -me negué rotundamente.- Soy Victoria, no Jessie. -digo encarandolo con coraje.- A mí no me puedes usar cuando se te antoje como lo haces con ella.
Mis mismas palabras me dieron fuerzas para permanecer en mi papel. No está en mis planes caer en los juegos de Ryan, no lo están y no lo estarán.
Él rodó los ojos y trato tocarme, pero retrocedí.
- Victoria, por favor olvidemos ese mal rato. -dice como si sus palabras hubiesen sido menos malas.- Yo sé que quier...
- Lo único que quiero es que te largues y no regreses. -lo interrumpí. Ryan se quedó sin palabras por un momento y lo aproveche.- Te lo repito, no soy Jessie que la puedes usar sólo cuando se te antoje. Yo no soy un objeto que puedes tener cuando quieres, soy una mujer que siente.
- Y eso lo sé. -admite con un toque desesperado.- Pero de verdad, quiero hacértelo..
En vez de que sus palabras me hicieran sentir ganas de seguir con eso. Pasó lo contrario, me sentí sumamente furiosa, sentí unas inmensas ganas de golpearlo y pisotearlo. Ryan estaba dejándome en claro que solo me quería llevar a la cama, él no vino a solucionar las cosas, sólo vino a intentar hacer eso.
Dios, que coraje.
- Sólo me buscaste para eso, Ryan. -lo digo con notable tristeza.- ¿Sabes? Será mejor que te vayas, de verdad no quiero seguir hablando sobre esto. Es un caso perdido.
Él miró hacia el suelo y negó.
- Victoria, yo.. -elevo la mirada y me dió una mirada comprensiva.- Está bien, será como tú digas. -se giró en mi contra y comenzó su camino hacia la salida del terreno.
Verlo irse me dolía en lo más profundo de mi corazón, pero sabía que era lo correcto para mí.
Volví a la habitación y me tire a la cama. Mis pensamientos en estos momentos no son muy buenos, desde que llegué aquí todo ha sido malo para mí, me la paso encerrada todo el tiempo, no salgo a ningún lado, a menos que sea la escuela, no veo a mamá y para rematar, sufro de amores. Nunca pensé que llegaría a estar así, no pensé que el amor doliera tanto, nunca me pasó por la cabeza que estaría sufriendo por el idiota de Ryan.
¿Que loco, no?(...)
Sin tener nada bueno que hacer me aliste y me vine un rato a la plaza. Estoy sola, pero aún así no me siento como en la casa, ese aula de soledad no la siento gracias a todas las personas que están por aquí, eso de quedarme encerrada todo el tiempo en casa no es lo mío. En Miami era todo lo contrario a esto, allá salía a todos lados con mis amigos, pero aquí no, aquí quiero salir y cuando me invitan a algún lugar no acepto. A veces me caigo mal por eso, no me entiendo en lo mínimo.
Me vestí con algo sencillo; un conjunto de shorts y blusa pegados. Es color amarillo con una que otra raya negra, unos zapatitos negros y el cabello suelto, sé que no hay porque arreglarme, pero al menos así me siento bien conmigo misma, estoy sentada en una banca, hay muchos niño/as jugando, hay personas corriendo y otras sólo charlan.
Entonces fue cuando eleve la mirada y lo vi.
Él estaba en la plaza. ¿Que hace aquí? No lo sé, pero una cosa si sé y es que se ve de maravilla, sus ojos cafés cayeron en los míos, mientras que mis ojos viajaron a sus músculos. Los cuáles estaban libremente a mi vista, traía puesta una camisa blanca de resaque, la cuál dejaba que su duro abdomen bien trabajado se remarcará por encima de la tela blanca. Un pantalón negro cubría sus piernas, unos zapatos negros y su chaqueta oscura a la mano.
Su cabello estaba hecho un despapaye, pero aún así lucía bien, ese chico lucía como un dios griego con tan corta edad.
Evan Schulz.
Él estaba aquí.
¿Cómo es que le hace?
- Hola, Victoria. -me saludó como si nos agradaramos. Se sentó a mi costado y eso me extraño.
Su voz rasposa hizo que girará mi cara hacia él, al hacerlo me encontré con sus ojos. Los cuáles brillaban, aunque el interior estaba rojo.
- Marihuana. -digo negando repetidas veces. Él sólo sonrió y volví la mirada a la plaza.
- Deberías probarla algún día. -dice riendo por un momento.
- A ver, dime algo. -digo volviendo a girarme hacia él.- ¿Que es lo que sientes cuando fumas eso? -pregunte esperando una respuesta buena.
Desde que estaba pequeña he tenido esa duda, he conocido a chicos y chicas que fuman marihuana, pero en realidad no sé que es lo que sienten cuando la fuman, tengo dudas sobre eso, porque cuando la fumas por primera vez después no puedes dejarla. Lo que si sé, es que cuando fuman eso ponen cara de estúpidos.
- Hace que vea las cosas de otra manera. -contesta pasándose la mano por la nariz, se ve roja e irritada.- Si no la fumo me siento solo y cuando la fumo no, estoy feliz, estoy alegre. No estoy de amargado con todos, de hecho. -hace una pausa y de nuevo se toca la nariz.- Si no hubiese fumado antes de venir acá, ni siquiera estuviera aquí contigo. -rió al decirlo.
Bueno, ahora no tengo esa duda, me parece muy curioso que cuando fuman eso no se siente solo, es como si la marihuana los cambiará a un hábito mejor. Eso quiere decir que si yo fumará marihuana no me sentiría sola.
- ¿Tienes un poco? -pregunté sin rodeos.
Evan sonrió de lado al escucharme y enseguida saco una bolsita azul de sus bolsillos.
- No eres tan fresa como aparentas. -dice mientras saca del otro bolsillo unos papelitos.- Comienzas a agradarme, Victoria. -no dije nada y sólo sonreí nerviosa.- Váyamos detrás de los arbustos, ahí nadie nos vera. -dijo y asentí.
Nos pusimos de pie y enseguida nos dirigimos hacia los arbustos con más ramas para que no nos viera nadie. Estando detrás de estos, nos sentamos, Evan comenzó a hacer lo que hace para preparar todo.
Mamá, Octavio, papá..
Vinieron a mí mente.
Fumar marihuana significaría fallarles, hacerlo significa faltarles, sería una gran falta de mí parte. Mamá y Octavio están todo el tiempo fuera de casa para poder darme los mejores estudios y que nada me haga falta, pero.. lo único que en realidad me hace falta son ellos.
Y no se dan cuenta, nunca se dan cuenta de nada de lo que me pasa o hago, según ellos creen que estoy a su cargo, pero nunca están conmigo, yo sola me hago de comer, yo sola hago mis tareas, yo sola estoy todo el tiempo. Y ya no quiero, ya no quiero sentirme sola, no quiero sentir que nadie está conmigo, quiero sentir todo lo contrario, quiero que al menos con la marihuana me sienta querida, quiero sentirme indispensable para alguien por primera vez en la vida.
Está decidido, lo haré.
- ¡Listo! -exclamo Evan contrayendo mi atención.
Mis ojos fueron directo a aquel cigarrillo con hierva en sus manos. Era mediano y estaba bien hecho, era como si ya tuviera mucha experiencia haciendo esas cosas.
- ¿Que esperas? -pregunto impaciente por hacerlo.- Préndelo. -ordené.
- Ash. -expresa él chupándose los labios.- Enserio que te hace más falta a tí, que a mí. -dice mientras por fin enciende el cigarrillo.
- Si, si, si. -digo sin ponerle atención.- Lo que digas.
Le arrebaté el cigarrillo de la mano y lo mire fijamente, el olor a la hierva comenzó a expandirse con rapidez. Ese olor extraño me ayudaría a sentirme mejor conmigo misma, ese humo y ese cigarrillo mejorarían mi persona que en estos momentos, está por el suelo.
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La Chica Indicada ✔️ [En Edición]
Dla nastolatkówTodo era nuevo para mí, después de que mi mamá se casará con mi padrastro nos mudamos a otro país. No conocía a nadie y nadie me conocía a mí. Esa era la principal desesperación que tenía. A los días a través de mi ventana pude ver que alguien me ob...